El Rin que fue

En Colonia era el Rin, apoteósico en su mejor momento. La estación conforma un fabuloso todo con la catedral y el puente de Hohenzollern. Allí tomamos un tren a Mönchengladbach, otro a Venlo, ya en los Países Bajos, y un tercero a Nimega (o Nijmegen, si lo prefieren). Trasbordos apretados, pero exactos, para un viaje de un par de horas. Y lo que baña por el norte esta ciudad tiene puentes, surfistas, terracitas soleadas y agradables, pero ya ni es lo que fue ni se llama como se llamó. Es el Waal, literalmente un brazo del Rin, aunque también puedan encontrarse textos que lo identifiquen como río. Y en este primer párrafo ya lo hemos dicho todo, pero os invitaría a seguir leyendo.

Digamos que el Rin siempre nos parece un río muy alemán. Aunque nazca en Suiza y pase por Austria, Liechtenstein, Francia, Países Bajos… sin embargo, tendemos a asociarlo a su largo tránsito por territorio germano, por donde fluye pleno, caudaloso y navegable por sus áreas industriales, mece sus cruceros románticos o baña importantes ciudades a las que confiere su personalidad. Fundamentalmente Colonia, la más grande, pero también Bonn, Düsseldorf o Duisburgo. Fuera de Alemania, no olvidemos que también pasa por Basilea y Estrasburgo, cierto que, aunque suiza y francesa, ambas ciudades también tienen algo o bastante de alemanas.

Pero es recién entrado en los Países Bajos cuando el Rin alcanza su punto más ancho… y al poco, deja de ser Rin. Podríamos intentar explicarlo técnicamente, pero para entendernos, digamos que esa gran masa de agua se desparrama sobre la gran tabla plana que son esas tierras. Y se convierte en muchas cosas: fundamentalmente en tres brazos, de los que el más importante es el citado Waal, que también a su vez se desmembrará poco más adelante. El lío es tal que parte de su agua va también al Mosa, que desemboca en Rotterdam dando cabida al puerto más grande de Europa. Y todo lo que a partir de ahí se llame Rijn (en neerlandés) son corrientes que ya no llevan agua del antiguo Rin. Todo esto, junto con el Escalda (que desemboca en Amberes, otro gran puerto marítimo) conforma el mayor delta fluvial del continente. Ahí es nada.

Todo para contar que la excursión nos llevaba a Nimega, una ciudad tranquila, aparentemente ajena a todo este mejunje. Con su colorido, su ayuntamiento gótico, su plaza del mercado… todo muy típicamente neerlandés, en contraste con el paisaje y fisonomía alemanas que dejábamos detrás y a los que habríamos de volver.

Porque, además, Nimega es la ciudad más antigua de los Países Bajos. Pertenece a la provincia de Güeldres y conforma, junto con Arnhem, la tercera área metropolitana más poblada del país, tras las de Ámsterdam y Rotterdam. En cambio, si hablamos de Holanda, la meridional y la septentrional, la ciudad más antigua de estas dos provincias es Dordrecht. Esto ya lo dejamos explicado en su día, pero no está de más recordarlo.

A Nimega la llamaron en su día La Habana del Waal o la ciudad roja, por sus reiterados gobiernos locales de izquierda, cosa que hoy no sucede. Y aquí nacieron los hermanos Alex y Eddie Van Halen, cuya familia emigró a Estados Unidos y allí, junto con Mark Stone, fundaron la banda heavy que lleva sus apellidos.

El caso es que pasamos un buen día por allí, y cuando esa tarde regresamos a Colonia, ya nada fue igual. Pero esa es otra historia. Mirad un poco lo bonita que es Nimega.

P.D. Y vamos con los honores: Begoña fue la más rápida, acertando en seguida que estábamos en Nimega; Olga vio claramente que eso de la foto era el Waal, y apuntó también que antes había sido el Rin. Y finalmente, Jacinto matizó oportunamente que esto son los Países Bajos. Así que, una vez más, toca repartir premios. Como ya hemos dado mucho queso de ese país, si les convence y tengo oportunidad, los invitaré a unas kroketten, claro, la versión neerlandesa de las croquetas, enormes y suculentas. Con pan blanco y patatas fritas, como las comí allí aquel día.

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