El río que fue…

El asunto es fácil, pero explicarlo, quizás no tanto. Esto parece un río, ¿verdad? Pues no exactamente. Tampoco es un canal. Ni un lago, una laguna, un estanque… no nos vayamos por ahí. Digamos que fue, sí, un río, y ahora es otra cosa.

Es también navegable, se ven surfistas, lo cruzan formidables puentes, bulle la vida por sus riberas… Pero ya no es un río, aunque puede que en algunos textos se le siga nombrando como tal.

Y lo fue muy poquito antes. Caudaloso, amplio, glorioso en su última o quizás penúltima expresión. Es más, parece mentira que, habiéndolo visto, cruzado y disfrutado en todo su apogeo, apenas ciento y pocos kilómetros, tres trenes y un par de horas después, nos lo encontremos así. Despojado de su genuino nombre y título. Y canceladas sus aspiraciones de llegar al mar.

Claro, esto sucede en algún punto. Y es poco antes de llegar a la ciudad donde nos encontramos, que está bañada a su norte por este… lo que sea. Para llegar, hemos cruzado una frontera de las que ya sólo se dibujan en los mapas, porque no hay aduanas, controles ni nada que nos avise del cambio de país. Ah, pero algo sí se nota. Digamos que, de pronto, han cambiado la luz, el cielo, el paisaje… Pudo ser una sensación subjetiva, pero fue lo que me pasó. Y la fisonomía de la ciudad a la que llegamos tiene poco que ver con la de aquella de donde partimos y en otros tres puntuales trenes volveremos.

Hablamos de una ciudad relativamente pequeña que, sin embargo, forma parte de una gran área metropolitana, la tercera de su país. Como curiosidad, diremos que en su día la sobre nombraron La Habana de por aquí, pero no se despisten, el Caribe queda lejos. Y no todo el mundo sabe que aquí nacieron dos hermanos que cofundaron y dieron nombre a una de las bandas de heavy metal más ilustres.

Por lo demás, una vieja cuestión en este juego: hablamos, esta vez sí, de la ciudad más antigua de

P.D. Yo creo que lo he puesto bastante fácil, pero vamos a ver cómo se da esta vez. Para ganar en esta edición de #etoqueloqueé, hay que acertar el nombre del río que fue, el de lo que es aquí y claro, la ciudad y el país donde estamos. Cuatro datos que parecen muchos, pero no es tanto, ya veréis. El premio tampoco será difícil, porque podemos elegir entre unas cuantas buenas cosas de aquellas tierras.

Deja un comentario