Dordrecht es la ciudad más antigua de Holanda. Y la ciudad más antigua de los Países Bajos es Nimega. Intentemos explicarlo: Países Bajos es un país formado por doce provincias. Dos de ellas se llaman Holanda, septentrional y meridional, o del Norte y del Sur, como prefieran. Pero al país entero hemos dado en llamarlo Holanda. No es que haya cambiado ahora de nombre, como algunos creen. Siempre, desde su fundación (declarada en 1581 y reconocida en 1648), se denominó oficialmente Reino de los Países Bajos, que incluye también sus territorios de ultramar. Pero casi todo el mundo, y hasta ellos muy a menudo, hemos venido llamando al todo por la parte. Porque es más fácil, suena más bonito, la marca se vende mejor… Hasta que su Gobierno han dicho basta y ruegan a todos que la llamemos por su auténtico nombre: Nederland en su idioma y su gentilicio, neerlandés.
Vale, pero en el caso que nos trae estamos en el todo y en la parte. Porque Dordrecht es Holanda del Sur, como Rotterdam, La Haya, Delft, Leiden, mientras que Amsterdam es Holanda del Norte… y todas son también son Países Bajos. En cambio, Utrecht, Breda, Eindhoven, Groningen o la citada Nimega, son Países Bajos pero no Holanda. ¿Ha quedado claro? En realidad, es la complejidad de Europa, tanta Historia, tantas vueltas que han dado la vida y los estados. Miren, por ejemplo, que una de esas doce provincias neerlandesas, Brabante, se reparte entre dos países, y a su vez la parte perteneciente a Bélgica se divide en otras dos.
Pero en fin, estamos en Dordrecht, una delicia de ciudad y un placer conocerla gracias a la recomendación de mi amigo Marco, holandés de Amsterdam que actualmente vive en Delft. De verdad, si viajan a ese país, no se queden sólo en su celebérrima capital (que además, ay, en los últimos tiempos se me antoja hastiada y desgastada). Hay muchos sitos encantadores que visitar, y lo bueno es que está todo muy cerca. Del aeropuerto de Schipol a Dordrecht habrá una hora escasa en tren, pero es que por medio se puede visitar la soberbia Utrecht, la insigne Leiden, la histórica Delft o la desconcertante y enérgica Rotterdam. Y apenas quince minutos más allá se encuentra Breda, sí, la de la rendición que pintó Velázquez. Y muchas más ciudades, pueblos y lugares que merecen la pena, ya digo, a tiro de tren, nada caro el billete.
Sugeríamos, a modo de pista, que Dordrecht guarda un cierto parecido con Brujas, aunque sin la fama y el glamur de aquella. Y en efecto, ambas ciudades compitieron en esplendor en la Edad Media, como eje fundamental del comercio por su salida al mar a través del Viejo Mosa (Oude Maas), uno de los dos ríos que allí se cruzan, el otro es el Merwede. Pero en paralelo circula el Nuevo Mosa, más caudaloso, y allí, a su paso por Rotterdam cerca de la desembocadura, construyeron el inmenso puerto (todavía el mayor de Europa) que se convirtió en una de las mayores -o la mayor- fuentes de ingresos de toda la provincia y de todo el país. Con todo, la ciudad se mantiene hoy, a pesar de su impronta decadente, como un importante centro industrial.
En efecto, Descartes, enamorado de este país, existió y se supone que pensó allí durante un buen tiempo. Y la anécdota tonta es que un cuadro de Dordrecht apareció insospechadamente en un video clip de Beyoncé (se supone que ella ni se dio cuenta), lo que suscitó un creciente interés turístico, cosas de la vida. Y hablando de pinturas, la que ilustra este post es una de las numerosas vistas que dejó de la ciudad Albert Cuyp, pintor del XVII natural de allí.
P.D. No tardó nada Bárbara Gámez en identificar la ciudad, la provincia y el país, así que es la indiscutible ganadora. Prometido el premio, espero que le guste un queso maasdam, que además de ser de muy cerquita de allí, es el que más me gusta de los quesos neerlandeses (y en este caso, también holandés 😊)