Comprendo y no entiendo II (un año después)

Sí, estamos en el aniversario de aquellos días que no olvidaremos. Hace justo año, caminábamos por el umbral de una nueva vida, que aún tenemos aquí y quién sabe por cuánto y cuántas cosas de ella se quedarán entre nosotros. Personalmente, recuerdo casi cada momento y cada detalle de las jornadas previas al cierre total, las que fueron del lunes 9 de marzo al viernes 13, último de lo que ya es la anterior vida, la que llamábamos normal. Por entonces, ya decretado el estado de alarma en España, manifesté comprender y no entender ciertas cosas Comprendo y no entiendo – Byenrique. Hoy voy a intentar hacer el mismo ejercicio, tal vez con nuevas sensaciones, pero con otras que persisten. Porque ya adelanto que, con la vista y la perspectiva de un año, hay algo que comprendo mejor, pero mucho aún que no entiendo.

Comprendo que el mundo no volverá a ser lo que era. Se han acelerado cambios que se venían anunciando, pero otros nos han sobrevenido y en gran medida se van a quedar. Hay mucho aprendido de esta crisis que debería ser tenido en cuenta para el futuro. En general, para hacernos mejores, como personas y como sociedades. Aunque siempre quedará un sector de humanidad recalcitrante que invitará a repetir los errores. En general, cualquier episodio crucial de la Historia terminó significando un salto hacia adelante, aunque nunca faltaron pasos atrás.

No entiendo que uno de esos aprendizajes sea vivir a distancia.

Comprendo que hemos aprendido en general a ser más cuidadosos, más higiénicos y respetuosos con el entorno. Si retenemos estos hábitos saludables, nos irá mucho mejor en el futuro.

No entiendo la paranoia profiláctica, esa aprensión no ya al contacto, sino prácticamente a la interacción social. Lo peor que podríamos aprender de esta vida que nos ha tocado vivir es a convertirnos en seres burbuja, que no se relacionan más que en las pantallas.

Comprendo que las declaraciones y las informaciones sigan apelando a no bajar la guardia, a mantener las medidas y los comportamientos preventivos. Este virus ha demostrado ser lo suficientemente traicionero como para no confiarnos. Ni se trata de meter miedo ni de despreciar el peligro. Podemos avanzar poco a poco, sin precipitarnos, de lo que se trata es de no retroceder.

No entiendo que se apele siempre a la irresponsabilidad de la gente cada vez que la curva pica hacia arriba. Somos personas, venimos haciendo un sacrificio que ni creíamos que pudiéramos soportar, y puede que a veces las ganas de vivir lleven a algunos a meter la pata. Y es reprobable. Pero seguro que no somos los culpables de todo cuando los datos dicen que vamos mal otra vez.

Comprendo que nos pongan delante las cifras fatales y desgarradoras de esta pandemia, que nos las muestren todos los días y, sobre todo, que hagan por recordarnos que no son meros datos estadísticos, aunque la estadística también es necesaria para saber dónde estamos y cómo evolucionan las cosas.

No entiendo, sin embargo, que la mayoría de las veces esas cifras no sean puestas en contexto. Y casi siempre, para dibujarnos el escenario peor.

Comprendo que las malas noticias siempre llamaron más que las buenas, es propio de nuestra condición humana, nos atrae indefectiblemente lo dramático.

Pero no entiendo que, en una crisis de esta naturaleza, esa inercia sea aprovechada por los medios para ganar audiencias. Siempre el titular más pesimista, la cifra más negativa, el ángulo más siniestro en la interpretación de los hechos y los datos. Esos mismos medios a menudo se cuestionan esa línea informativa, los defensores del lector se hacen eco… pero la reflexión les dura lo que tardar en dar la siguiente noticia. Algo les puede…

Comprendo que digan que este virus no es estacional, a pesar de que este invierno ha sido en España más duro de lo habitual, al menos en Madrid, y ya antes de que llegaran Filomena y la gran nevada. Ya se sabe que, a más frío, más enfermedades respiratorias, pero…

… No entiendo que ya no haya gripe. ¿Ocho casos en España en 2021…?

Comprendo que las medidas de protección, lavarnos las manos, la mascarilla… será eso.

No entiendo que parezcan haber sido los países con regímenes más autoritarios o más proclives a actuar como tales, los que han gestionado mejor la crisis, tanto a la hora de contenerla a base de restricciones, como a la de vacunar masiva y casi militarmente a su población… si es que es verdad que ha sido así.

Sí comprendo que haya sociedades cultural, histórica y quizás antropológicamente más disciplinadas, y que en ellas hayan podido tener mayor efecto e impacto las decisiones y medidas de sus dirigentes… de nuevo, si es que ciertamente ha sido así.

Lo que no consigo entender es lo de China

Y sí comprendo mucho de lo que nos ha pasado a los países occidentales, y sobre todo, latinos.

Comprendo en cierto modo a los dirigentes políticos que consintieron primero un mando único fuerte, luego que les dejaran margen para maniobrar, y de nuevo ser tutelados porque a ellos se les iba de las manos. Lo que echo de menos es algo de humildad por parte de unos y de otros, que ya sabemos que nunca se vieron en una como esta, y no debería costar tanto reconocer que no sabían a qué atenerse.

No entiendo, aunque no me extrañe, que haya líderes y partidos políticos que hayan intentado obtener rédito de la situación. Pero mucho menos entenderé que, además, lo consigan.

Comprendo a los sanitarios, su opinión fue siempre la que más tuve en cuenta, y su testimonio, el que más me sirvió para entender cómo estaban las cosas en cada fase y cada ola.

No entiendo que una comunidad autónoma se jacte de haber superado a otras en número de trabajadores en la hostelería, simplemente por el hecho de que en ella han cerrado muchos negocios, pero menos que en otras. Presumir de tuerto en el país de los ciegos es muy tonto. Y mucho menos entiendo que un determinado medio de comunicación se lo elogie y lo jalee.

Comprendo a los empresarios, trabajadores y clientes de la hostelería, a los que han hecho la vida imposible, y encima, criminalizado. Más pronto cerraban los bares, más reuniones en casas y fiestas clandestinas. Y la respuesta era la misma: cerrar más y más pronto.

Eso sí, no entiendo que los hosteleros sean más importantes que los sanitarios.

Comprendo, una vez más, a los expertos, analistas o líderes de opinión que reclaman prudencia y responsabilidad.

A los que no entiendo es a esos que parecen patrocinados por Amazon, o vayan a saber por quién… bueno, ya sabemos que ha habido empresas a las que el confinamiento les ha ido más que bien, y también sabemos cómo funcionan hoy ciertas cosas.

Comprendo que se quiera evitar a toda costa una cuarta ola, pero no entiendo la obsesión que parecen tener algunos por que la haya.

Comprendo, en fin, que todos nos hemos podido equivocar mucho, y seguiremos equivocándonos sin duda.

Y a veces pienso que hemos avanzado un año… pero en algunos caminos, qué poco hemos adelantado.

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