Como dejamos prometido, continuamos con la saga de los McCartney, los discos publicados por Paul McCartney que fueron hechos y producidos enteramente por él, sin más participación en las grabaciones que la de su mujer, Linda Eastman. Entre el primero, que recordábamos el otro día, y el tercero, que sale ya en un par de días, hoy toca hablar de McCartney II. Fue lanzado en mayo de 1980. Si el primero fue crucial porque se trató de su primer trabajo después de The Beatles y el que de alguna manera certificó la separación de la banda, este segundo significó el primero después de Wings, la banda que Paul creó en 1971 y con la que publicó ocho álbumes, 23 singles y realizó muy notables giras, como la que emprendieron por América en 1976, plasmada en el triple Wings Over America Wings over America, hubo una vez un triple – Byenrique.
Antes, sólo unas líneas sobre Wings, que bien merecerían un capítulo aparte. Inicialmente, podría decirse que fue un grupo que Macca creó para matar el gusanillo de actuar en directo, algo que no hacía desde 1966, cuando The Beatles renunciaron a aquellos conciertos en los que ni siquiera eran capaces de oírse y además las giras les robaban tiempo para todas las ideas que querían desarrollar en el estudio, y que, en efecto, desarrollaron. Pero ya en los compases finales del grupo, Paul empezó a echar de menos los directos, y de ahí el improvisado y mítico concierto de la azotea de los estudios Apple.
Poco más de un año después de consumarse la separación, y con el móvil principal de salir a dar conciertos, fundó la nueva banda con Linda y con Denny Laine, ex The Moody Blues, buen músico, guitarra rítmica como John Lennon, con voz algo similar, rubio como él… pero aquí el líder y jefe incontestable era Paul. Después hubo hasta tres formaciones de cinco, con fantásticos baterías y guitarras solistas que fueron entrando y saliendo. Venus and Mars, Wings at the Speed of Sound o London Town -este sin nadie más que los tres miembros originales- son algunos buenos y representativos álbumes que dejaron. Y, sobre todo, una obra maestra, Band on the Run, considerado uno de los grandes discos de los años setenta.
Pero también llegó el final de Wings. Y sobrevino después de una pretendida gira por Japón que terminó con Paul en una cárcel de Tokio por posesión de marihuana, donde pasaría nueve “inolvidables” días. Quien lo ha contado con pelos y señales es Julián Ruiz ♫ CUANDO A PAUL MCCARTNEY LE METIERON EN LA CARCEL EN TOKYO | PyD (plasticosydecibelios.com) y yo nada voy a añadir, porque la historia no tiene desperdicio. Fue entonces cuando tuvo la idea, como justo diez años antes, de sacar un disco propio. En realidad, la sesión de grabación ya la había realizado un año antes, cuando se encerró un estudio para crear unos 20 temas, mayoritariamente experimentales. Lo que hizo entonces fue rescatar ese trabajo y darle salida en forma de nuevo álbum. Lo llamó McCartney II, con lo que volvía a enviar un mensaje. Al público y a los ya en su mente excompañeros. Poco después anunciaría la disolución.
No es exactamente cierto que se trate de su segundo trabajo en solitario, como se suele leer por ahí. Lo que pasa es que Ram, su segundo álbum post Beatle, iba firmado como Paul y Linda McCartney. Pero, para todos los efectos, aquella sí fue su segunda publicación con temas exclusivamente suyos, esta vez grabado con la participación de otros músicos. Y como está entre dos aguas, a Ram se le suele catalogar también como un disco pre Wings. Lo que sí es McCartney II es su segundo “yo me lo guiso yo me lo como”. Artesanal, solo que esta vez otorga absoluto protagonismo al sintetizador. Son nuevos tiempos, los ochenta traerían nuevas corrientes musicales, y Paul nunca quiso dejar de mantenerse vigente. Bueno, lo mismo que hoy
No todo el mundo opinará lo mismo, pero yo voy a reconocer que para mí es un disco menor. De hecho, creo que es el único de Paul McCartney que nunca he tenido ni en vinilo ni en CD ni que me pasaran grabado en una cinta. La experimentación pudo más que la inspiración, y la mayoría de los temas parecen meros divertimentos, un “a ver cómo suena esto”, composiciones muy simples, baladas muy naif -quizás se salva Waterfalls– y otra vez con varios cortes instrumentales. Ah, pero funcionó comercialmente. Quizás por la novedad de volver a ser “McCartney”. O, probablemente, porque esa colección de canciones deslavazadas dio por incluir el que ha sido uno de sus más rotundos éxitos, tanto en aquel momento como por los años y los años: Coming Up.
Ya decimos que siempre le gustó estar en la onda, y por aquel tiempo hacía furor la música disco. Bien, pues a su manera, con su estilo y apoyado en su nuevo juguete -el sintetizador-, se lanzó a demostrar que él también podía hacer algo importante en ese género. Y vaya si lo hizo. La publicó como single un mes antes de la salida del álbum, de hecho, era un tema que ya había tocado en vivo con Wings. Sencillamente, arrasó. No sólo en las listas, sobre todo en las pistas de baile, ese verano y los siguientes. Hay que decir, además, que el videoclip está entre los más conseguidos que ha producido nunca Paul McCartney – Coming Up (Official Music Video) – YouTube. Nominada a los Grammy aunque no se lo dieron, hoy Coming Up figura como uno de los grandes hitos de su carrera en solitario. Tanto, que la ha incorporado regularmente en los playlist de las giras mundiales que ha ido encadenando desde 1989, eso sí, adaptándola a los tiempos, a los 90, a este siglo… Parecería una aberración considerarla entre sus grandes creaciones, pero es innegable que con ella triunfó.
Sin duda, es lo más destacable de McCartney II, que, por lo demás, tiene el cierto valor de ser un trabajo precursor. Por un lado, de sus incursiones futuras en la música electrónica, que firmaba como The Fireman, y con las que al tercer intento obtuvo el reconocimiento generalizado de la crítica en 2008, cuando publicó Electric Arguments. E inaugura el Paul McCartney de los ochenta, el más ecléctico, ya para siempre solo, pero en colaboración con muchos. Variado y rico en estilos y conceptos, pero tal vez descolocado, diríase desubicado, por momentos amanerado y en una especie de crisis creativa de los 40 … sin dejar por ello de sacar de la chistera alguna que otra grandísima canción. En los 90 recobraría la esencia, la inspiración y la juventud. Más que nada, cuando se reconoció y se volvió a encantar de ser Beatle. Y hasta hoy…
Ahora, en dos días, sale a la venta McCartney III. Esto nos dará para una tercera parte de la serie. Pero antes, claro, necesitaremos escucharlo. Y ver, exacta o aproximadamente, qué es…