El ciclismo necesita un Contador

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Y ya saben que no me refiero a un contador de vueltas o a un contador del gas. Al ciclismo siempre le hará falta un ciclista como Alberto Contador, y cuando se retire habrá que inventarlo. No sólo porque haya sido uno de los mejores de la historia. Nueve grandes vueltas le contemplan -tres de cada- que cinco míseros pictogramos y unas autoridades deportivas incompetentes dejaron en siete. Con todo, son las mismas que ganó Induráin, no se olvide, si bien los cinco tours del navarro y su grandeza siempre le otorgarán un plus. Con todo, no es ya lo que haya ganado el de Pinto. Es que este deporte ha sido, sencillamente, mejor y más divertido cuando él ha estado en carrera.

En esta Vuelta a España que finalizó el domingo, no ha podido mostrar su mejor versión, tal vez porque la planificación de la temporada se le torció con aquellas dos caídas del Tour, o tal vez porque sus piernas ya empiezan a padecer la dictadura de los años. Y sin embargo ha sido el animador, el que siempre ha concentrado los focos y, finalmente, el juez de la carrera. Su movimiento camino de El Formigal, unido a la deplorable actuación del equipo Sky en aquella etapa, enterró las opciones de Chris Froome, que posiblemente a estas horas tendría Vuelta y Tour en su vitrina.

Podrá Contador estar en mejor o peor condición, con opciones serias o ilusorias. Pero siempre se deja ver, ataca, busca su oportunidad y las cosquillas de los rivales en cualquier vestigio que le ofrece la ruta. Si no es subiendo, en una bajada traicionera. Si no es demarrando cerca de la cima, en un ataque desde lejos, como aquella célebre contrarreloj que improvisó camino de Fuente Dé en la Vuelta de 2012. Eso lo hacían los grandes gigantes de este deporte, de Eddy Merckx a Hinault, además de otros indómitos como Ocaña, Fuente, Fignon… Hoy se impone más el cálculo, los que especulan con los segundos y los kilowatios. ¿Cómo hubiera sido el último Tour de no haber tenido que retirarse?

Claro, los demás lo saben y están siempre pendientes de él, Movistar más que nadie. Si Chávez se escapa le dejan ir, pero si se mueve Alberto, toque de generala y todos a su chepa. Se ha medio quejado de que esperaba que Valverde y compañía le ayudaran en la penúltima etapa, cuando se le iba el podio, por aquello del favor que se suponía que Nairo Quintana le debía. Pero él sabía perfectamente que jamás en la vida le iban a echar un cable, a él ni agua. No se fían porque saben que a la mínima te la puede organizar. Aún sin el punch de antes, falto de fondo como se le ha visto, le tienen más respeto que a ninguno, y por lo tanto permanentemente fichado y vigilado. Claro, así es más difícil todo. Pero es lo que tiene ser Alberto Contador.

Vamos a ver cómo se presenta la temporada que viene. En cualquier caso, su retirada se presume más cercana que lejana. Entonces tendrá que salir alguien con su clase y su carácter. De no ser así, no es que echemos de menos a Contador. Es que nos faltará Ciclismo. Con mayúsculas.

 

2 Comments

  1. Increíble. Muy bien redactado. Me ha encantado. Tienes razón que el Movistar esta SIEMPRE pendiente por ser peligroso, por su culpa no ha podido subir al podium. También la ha tenido el no tener equipo, una vez más. Si Alberto Contador tiene un buen equipo, la que liaría. Es lo que le ha faltado para mover más la carrera o intentar alguna maniobra contra Movisky, pero al no tenerla tenía que apoyarse en ellos.

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