José Luis Núñez hoy está en la cárcel, pero cualquiera que tenga edad y memoria futbolística recordará al que fue potentado presidente del FC Barcelona durante más de 20 años. Al actual presidentísimo del Real Madrid, Florentino Pérez, le espantaría desde luego saberse comparado con aquel. Pero si nos atenemos a los hechos y las obras de cada uno, parece que el paralelismo va a ser inevitable en lo que se refiere a la gestión al frente de estos dos macro clubs.
Aquel Núñez era histriónico, sí, y tenía aires de grandeza. Creí que podría hacer el Barça más trionfant de su historia, y para ello se valió de sus armas, que no eran otras que su poder y el talonario del club. Fichó a destajo, bajo su mandato vistieron de azulgrana Maradona, Schuster, Krankl, Simonsen, Laudrup, Romario, Ronaldo, Rivaldo… Como entrenadores tuvo entre otros muchos a Menotti, Udo Lattek, Kubala, Venables, Luis Aragonés, Helenio Herrera… claro que algunos duraron apenas unos meses. Cada año era un nuevo proyecto y un nuevo fracaso. Traía a unas figuras que encajaban con un perfil de entrenador, pero cuando cesaba a éste venía otro técnico con ideas completamente diferentes, y aquello era un desastre en sesión continua.
¿Les suena esta política en el actual Real Madrid? No hace falta recordar los nombres de futbolistas siderales que han ingresado en la casa blanca estos años, ni la lista de entrenadores desde Del Bosque –que no fue fichado por Florentino pero sí despedido por él al día siguiente de ganar una Liga- en sus dos etapas presidenciales, en las que ha tirado de poder y del talonario de… no sabemos bien quién. Uno de los pocos con los que acertó medianamente fue con Ancelotti, que tenía criterio y mano izquierda para manejar el corral de gallos del vestuario, mantener en paz a la prensa y gestionar las presiones. No vamos a repetir ahora lo que escribimos en su día –Dale un impulso, mayo 2015– cuando decidió prescindir de él . Han pasado seis meses desde entonces y a los hechos nos remitimos. Aquel Barça de don José Luis pasó muchas veces por episodios patéticos, pero es que este Real Madrid de don Florentino empieza a calcarlos con parecida asiduidad.
Evidentemente, a pesar de estas similitudes, hay también diferencias entre las trayectorias deportivas y empresariales de ambos dirigentes. Una de ellas, en el plano deportivo, es que un día Núñez “se equivocó”. Se confió al venerado Johan Cruyff, le mantuvo ocho años – o no se atrevió a echarle cuando lo tuvo en mente- y le dejó trabajar. Al cabo de ese tiempo también terminó despidiéndole, se trajo a Robson y volvió el carrusel. Pero mientras duró en su puesto, al holandés le dio a tiempo a crear su obra, desde la base hasta el equipo que ganaba títulos y jugaba a su estilo, es decir, divinamente. Y todavía quedan allí la huella y muchos de los réditos que dejó aquel gran trabajo.
¿Se “equivocará” también un día Florentino Pérez? No parece probable, dada su proverbial soberbia. Y eso que el sábado ya el Bernabéu se le volvió en contra, quizás por primera vez de manera algo patente. Pero no sería la primera vez que dice “haber entendido el mensaje” para luego volver a las andadas, recuérdese tras el añito de Quiroz y el fichaje de Camacho, justo cuando tocaban elecciones que finalmente no hubo. La decisión que tome será la que a él “le ponga”, no la que el sentido común le aconseje. Y no hay ningún Cruyff a la vista, Zidane decididamente no lo es.
El pobre Benítez lleva el mismo camino que todos esos técnicos de renombre que uso y tiró Núñez en su día y Pérez ahora. Nada que reprochar a su valía, a su seriedad, su trabajo, su dedicación y meticulosidad, y como todo entrenador, se merece al menos que le dejen trabajar. Pero ya se intuía que su estilo no iba a encajar. Ahora se encuentra cuestionado por todos, y eso a cualquiera le convierte en inseguro y confuso. Lo peor que él dejó en la famélica actuación colectiva –es decir, de todos- contra el Barça fue la sensación de haber sido muy injusto con los jugadores que mejor le han respondido en estos meses. Hasta en los cambios –mejor dicho, en el único cambio táctico que hizo- fue absolutamente ingrato.
Ya digo, a don Florentino, y a los madridistas que tan inquebrantable fidelidad le vienen demostrando, les escandalizará verse en el mismo plano, siquiera en el mismo sofá que aquel inefable presidente barcelonista. Pero ciertamente, o no se acuerda o no hace nada por intentar no parecerse. Uno actuaba por impulsos, al otro le gusta “dar impulsos”. Ah por cierto, Núñez también defendió, durante sus años de mandato, la solidez financiera y las arcas rebosantes de su club. Hasta que un día se supo que no…