Lo que tenía que decir de Raúl

Raúl González BlancoNo me quiero repetir ni abundar más en lo que se viene diciendo y escribiendo estos días. Lo que tenía que decir de Raúl ya lo dije el 26 de abril de 2010 –Me llamo Raúl…– después de marcar su último gol con el Real Madrid en La Romareda. Que me decían que no y sí, fue el último. Ya no jugó más con la camiseta blanca.

Después de aquello pasaron muchas cosas, pero entre ellas que llegó el día de su despedida discreta con una lectura de un comunicado ante los periodistas -¿les suenan este tipo de despedidas en el club blanco? Y lo del Schalke, donde durante dos años vieron un 30% de Raúl y le regalaron una despedida que le puso la carne de gallina hasta a él mismo. Un ardor por el rostro le debió subir a Florentino Pérez, que entonces ya se apresuró a organizarle el homenaje en el Bernabéu. Hasta en San Mamés le habían rendido honores antes que en su casa.

Raúl González llevaba técnicamente retirado desde que dejó la Bundesliga, esa fue su última estación en la alta competición. Después ha estado haciendo caja y ahora, simplemente, ha hecho oficial que es un ex futbolista. Todo apunta a que en breve emprenderá los primeros pasos de su carrera como entrenador –previa obtención del título-, una profesión para la que se requiere querer y saber. Lo primero es seguro, porque pocos futbolistas habrán existido más futboleros que él.

Y lo segundo se le presume a alguien que no sólo era listo y espabilado, como siempre se ha destacado y ahora se recuerda. Es que veía todo el fútbol y sabía todo lo que pasaba en el campo. Esa fue, por encima de otros, su gran valor, lo que le hizo grande. También lo que acabó con él, porque se mataba a correr para llegar a todo lo que veía, y un día las piernas ya no le dieron para más. Porque su otra gran virtud es que siempre lo dio todo. Y dinero aparte, que está claro que lo ganó y bien, habrá que decir que su pasión no fue quizás todo lo reconocida que mereció.

Dijo Guardiola que ha sido el mejor de la historia del fútbol español. Visto lo que hemos tenido después –y algunos antes- no sabría si llegar a afirmar tanto. Pero sí que quedará como uno de los emblemas de nuestro fútbol. Y sí, igual que aquel día de 2010 cuando intuimos su despedida, hoy me sigo llamando Raúl.

Aquí dejo de regalo una colección de recuerdos de sus 21 años de carrera Marca, 21 momentos…

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