Microrrelatos a quemarropa (XVI)

Tenemos nuevos microrrelatos a quemarropa. Ya sabéis, porque lo recuerdo siempre, son historias muy cortitas escritas en poco tiempo y a veces en medio de mucho lío. Vamos, que algunos podrían ser más bien microrrelatos a trancas y barrancas. Como sabéis también los que soléis leerlos, las temáticas son del todo variadas y no guardan ningún orden ni intención, es por donde nos lleva la historia en cada caso. No sé si alguien un día podría trazarme un retrato psicológico según los relatos que voy sacando, bueno, más bien espero que no. Pero ahora que veo los que he seleccionado para esta tanda, escritos básicamente durante esta primavera, veo que me ha dado bastante por el humor. Debe ser que me hacía falta.

Pues aquí van estos siete y espero que os gusten:

Disolución lunar

Hasta la próxima luna llena no le tocaría orientar el radar para conectar con los instrumentos que hace 50 años dejaron allí. Una lástima, porque después de todo ese tiempo haciendo este trabajo cada mes sin que pasara nunca nada, esta vez los equipos habían enviado una señal misteriosa, insospechada. Algo muy importante estaba sucediendo o iba a suceder. Pero no había más remedio que esperar otros 29 días. La impaciencia y la emoción lo devoraban, lo que no imaginaba es que iba a tener noticias antes. Se alargaba extrañamente el interlunio, cuando recibió un burofax de Houston: disolución actividad lunar, contrato rescindido.

Efímero eterno

Le dice que yo no existo, que en su vida fui un episodio efímero. Pero no hay luna llena que no salga a esperarme al jardín, segura de que vendré a buscarla. Se monta en mi coche, nos besamos desesperados y nos perdemos a toda velocidad. La devuelvo siempre antes de que amanezca. No puede decirse que su marido no la quiera y la cuide, no le faltan cariño, flores nuevas y poesías cada día, sentidas y apasionadas. Con el sordo desgarro de saber que ella nunca podrá devolverle ese amor. Aquella noche, aquella curva, demasiado deprisa… y ya sólo es mía desde entonces.

Toda la familia

Gracias a papa, nos hemos reunido hoy toda la familia. Han venido mis tíos de Arizona, mis primos que hacía años que no veía, todos los hermanos de mi madre que llevaban tiempo sin hablarse, hasta mi madrina con sus 102 años. La pena es que el que no ha podido asistir finalmente es papá. Tanta ilusión y empeño había puesto en que pudiéramos organizar este encuentro… Bueno, yo creo que en el fondo se lo barruntaba. Hubiera sido imposible juntar a todos en otro tipo de evento. Pero aquí las ejecuciones se celebran de madrugada y no esperan a los invitados.

Extraño tour operador

No son tan amables como yo estos compañeros de viaje que me han tocado. El autobús parece un funeral, quién diría que vamos de vacaciones a conocer mundo. Cierto que somos singles y al principio cuesta romper el hielo, pero es que vamos por Budapest y no conozco ni al guía. Muy rara esta agencia. El uniforme del conductor me escama. Los mapas que nos han dado tienen números y círculos extraños. Los alojamientos son en campings enormes y nos ponen en fila para darnos un petate con provisiones y una cartilla, dicen, a canjear en destino. Claro, de fiestas y sexo, ni hablemos…

Tanto debate…

Ahora intentan borrar lo que firmaron ayer en un episodio de arrebato pasional. Pero está complicado el asunto. Si hubieran sellado su trato en la corteza de un árbol o enganchado un candado a un puente, tendría fácil arreglo. A un cura podrían suplicarle que anulase esos papeles, total, sólo costaría dinero. A un notario podrían quizás extorsionarlo para que extraviase cláusulas y obligaciones. Pero declararse en directo por televisión ha sido su perdición. Y no será que no les avisaron sus asesores y estrategas, que se lo veían venir. Al quinto debate ya se miraban bizcochones…

El amor de mamá

¿Quién es este señor? Cada noche entra en casa con sombrero y gafas, besa a mamá y se sienta a cenar. A nosotros ni nos mira y nos echan del salón. A nuestra madre sí la trata con delicadeza, le dice palabras bonitas, le acaricia el pelo… Nos da tristeza cuando espiamos y los vemos abrazarse y entrar juntos al dormitorio. Por las mañanas ya no está. Es nuestra vecina la que desayuna siempre con nosotros, tan simpática es… y separada como mamá. Yo creo que por eso son tan amigas. Nos gusta verlas mirarse y sonreírse.

Catástrofe en bucle

“Enseguida se le pasará”, aseguran desde tierra.

“Ahora mismo déjame los mandos”, implora el copiloto.

“En breves instantes recuperaremos altura y proseguiremos el vuelo con normalidad”, tranquiliza la tripulación.

“Pronto esperamos retomar la comunicación con cabina”, informa la compañía.

“En cuestión de segundos se saldrá de pantalla”, avisan desde la torre de control.

“Con carácter inminente activamos protocolo de emergencia”, comunican desde la autoridad aeroportuaria.

“Echando leches se estrella”, dice la gente que lo ve.

“YA”, ha sentenciado el piloto.

Pero será verdad. En un santiamén, despertará y recobrará la consciencia tras el impacto.

Y de inmediato, anunciará: “entrando en pista para nuevo despegue”.

Y hasta aquí esta decimosexta edición, con la que llevamos ya 120 microrrelatos publicados. Aquí están todos Microrrelatos a quemarropa – Byenrique

(Foto: winterseitler)

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