El corazón es un músculo hueco, dice la ciencia. Otra cosa es que nos empeñemos en llenarlo de cosas. Ignorando que en realidad todas van al cerebro. Le atribuimos capacidades indómitas, estados de ánimo infinitos: decimos que está triste, contento, inquieto y hasta hambriento. Como si tuviera vida propia. Como si fuera mismamente la persona donde habita. O quién sabe si mucho más.
Es verdad que hay corazones orgullosos, vagabundos, insensatos o aventureros. De melón o de cristal. Que no se casan con nada ni con nadie, que no se cansan de salir todas las noches en busca emociones que les hagan latir más deprisa, más fuerte. Otros prefieren permanecer en su refugio y dedican su tiempo de reposo a bombear historias y recuerdos. Es verdad, no hay dos iguales. Podrán parecerse, pero nunca repetirse.
Es que es más independiente de lo que nos creemos. No siempre hace caso a los dictámenes de la razón que se supone le gobierna. Claro, se equivoca más, pero tiene claro que volvería a hacerlo. Un corazón dócil es más proclive a la paz interior, pero hasta el más tranquilo deseará rebelarse, aunque sólo sea por un día. Cuando no desencadenarse, cuando se siente verdaderamente apresado. Siempre quiere ser libre, aunque pueda permitirse que su libertad sea simplemente quedarse en casa.
Pero el corazón es caminante por vocación. En silencio, si se presta atención, se le puede escuchar cómo va contando los pasos. Si se oyen como notas graves y profundas, puede que ser que esté contando cada golpe que ha recibido. Los que solo él sabe si le han hecho más fuerte o le han debilitado irremediablemente. En sus tejidos lleva grabada cada marca que la vida le ha dejado. Aunque el cerebro pueda ser capaz de olvidar, él nunca, y tarde o temprano enviará una señal.
Sí, habrá corazones nobles o huidizos, firmes o dubitativos. Incluso alguno decididamente traidor ha habido. Aunque la mayoría avisan. Los que protestan continuamente o los que se enfadan una vez y se van para no volver. Un tal día se hartan y echan a volar. Luego los hay meticulosos y previsores, que cuando presumen que van a tener que pasar por la sala de reparaciones, no se olvidan de llevarse el cargador del móvil.
Se supone que el corazón debe ser un músculo sano, pero a veces se eclipsa. Mientras no sea total, todavía se le podrán echar cosas dentro. A veces se parte un poco, pero no termina de romperse. Si se rompe, habrá que hacer algo para recomponerlo. Porque sin él, qué vamos a hacer…
P.D. Pero estaremos de acuerdo en que lo mejor de este post son las canciones que hemos ido recorriendo. Aquí los títulos de crédito:
Neil Diamond – Red red wine
Marisol – Corazón contento
Neil Young – Heart of gold
Bruce Springsteen – Hungry heart
Danza Invisible – Sabor de amor
Blondie – Heart of glass
Joe Cocker – Unchain my heart
Rod Stewart – Every beat on my heart
Elton John & Kiki Dee – Don’t go breaking my heart
Mocedades – ¿Dónde estás corazón?
Los Rodríguez – Hace calor
Bonnie Tyler – Total eclipse of the heart
Alejandro Sanz – Corazón partío
Toni Braxton – Un-break my heart
De todo corazón…