Hay cosas que son normales, pero suele haber alguien que se molesta en “anormalizarlas”. Entenderse en Barcelona nunca fue un problema, hasta ahora, para un madrileño que se ha desenvuelto por allí con cierta frecuencia y ha tenido interlocución con la gente. Eso sí, tiene que decir que ignora cómo será en otras poblaciones y enclaves de Cataluña. Pero por lo que conoce y puede contar, todo normal, cuando ha hecho ver que no habla catalán, le han hablado en castellano y en paz. Salvo maleducados, que los hay en todas partes. Lo es el que se niega a bajarse del catalán aún a sabiendas de que su interlocutor no le entiende, yo casi nunca me he encontrado con eso. Y es maleducado el que entra en un estanco o una farmacia y ya se encabrona si el dependiente le saluda en catalán, cuando éste realmente no sabe si el que llega es de allí, es madrileño o es belga. De esos, me constan unos cuantos, pero pocos.
¿Y las ruedas de prensa? La mayoría de las que uno ha cubierto allí, o las que ha organizado, se han dado en castellano. Con alguna pregunta de algún periodista en catalán si el portavoz lo era, y que así le respondía, luego se traducía para el resto. En cambio, la mayoría de las que he visto televisadas -de políticos y entrenadores de fútbol, fundamentalmente- se dan en catalán. Si se le preguntaba en castellano o catalán, en una u otra lengua respondía, incluso en inglés y alemán, caso de Pep Guardiola. En un caso o en otro, nunca vi ningún conflicto. Luis Enrique, que es asturiano pero entiende el catalán por llevar muchos años viviendo allí, respondía a todas las preguntas en castellano, supongo que porque se manejaba mejor. Y no vi que nadie le criticara por ello.
Pero ahora sí hay problema. O interesa que lo haya. Cuando hay un enconamiento de posturas tan tenaz como el que hoy se vive con la cuestión catalana, a cada parte le interesa contar una película, y con ello crear un estado de ánimo favorable a sus prioridades. Ya sabemos que estos políticos -catalanes, madrileños, gallegos…- están para cuidar su agenda, desarrollar sus proyectos personales y partidistas. No para solucionar problemas de la ciudadanía sino para crear otros nuevos que les permitan posicionarse y obtener réditos, fundamentalmente electorales, independientemente de que luego los haya también de otra índole. Y sus altavoces mediáticos responden fielmente a su estrategia, amplifican los mensajes, describen las situaciones y representan los escenarios según un guion pre-escrito, a fin de generar la percepción deseada. Que en Madrid lo veamos de una manera y que en Cataluña, supongo, lo vean de la suya.
Y lo que prima es el conflicto. Hay que sacar a la luz las tensiones. No ya entre las formaciones políticas, que se dan por hechas. Además, entre las policías nacional y autonómica, entre los asistentes a una manifestación contra el terrorismo y en homenaje a las víctimas… Volviendo a las ruedas de prensa, la semana pasada asistíamos al revuelo mediático y viral a propósito de la comparecencia informativa del mayor de los Mossos d’Esquadra. Éste en principio quedó reflejado como un hombre de talante conciliador ofreciéndose a ser bilingüe, mientras que el periodista que abandonó la sala pareció un intransigente por exigir que se le informara en español. Pero ahora se intenta darle una vuelta al episodio. Que lo veamos de manera diferente. Así, un medio nacional de Madrid ha considerado oportuno dar cancha al periodista en cuestión -holandés para más señas-, que cuenta su versión de los hechos (1). Y claro, la secuencia que nos trasladan es otra muy diferente a la que hasta ahora conocíamos.
Sea cual sea la versión más aproximada -ninguna, seguramente, será cien por cien fiel a los verdaderos hechos-, no quisiera quedarme en la anécdota, que es precisamente lo que las maquinarias partidistas pretenden magnificar. Sí decir que un periodista nunca deber ser protagonista ni prestarse a servir de arma arrojadiza entre unos y otros grupos de interés. Y, más importante, si de verdad creemos en que las situaciones se pueden abordar con normalidad y sentido común, defendámosla frente a quienes pretenden hacer ver que en Cataluña hoy todo es anormalidad y sinsentido. Y los periodistas, quizás, tendríamos bastante que hacer y decir… Mientras puedan y podamos.
Pero bueno, como yo estoy en Madrid, a lo mejor hay muchas otras cosas que me estoy perdiendo. Si alguien me quiere poner al día, se lo agradeceré.
(1) En cuanto a lo que refiere el periodista holandés de que en su país hay ruedas de prensa internacionales que se dan en inglés, pues está muy bien… Pero amigo mío, aquello es Holanda.