Imagina un mundo sin posesiones… O no

Allá donde esté, y aquí siempre, John Lennon podía presumir de algo de lo que sus compañeros en The Beatles nunca pudieron. Su canción más representativa, la que viene a la mente cuando se le recuerda, es una suya en solitario, con su firma y su única impronta: Imagine. Si citamos a Paul McCartney, las primeras que nos vengan -aunque no necesariamente las mejores- serán Yesterday, Hey Jude, Let it Be… sí, completamente suyas y nadie lo duda. Pero oficialmente son temas de la discografía de The Beatles, y están firmadas Lennon/McCartney, como todas las que publicaron durante la vida oficial del grupo, ya fueran de uno, del otro o compuestas entre ambos, según ellos mismos habían pactado desde el principio. De George Harrison nos asaltan Something o Here Comes the Sun, por ejemplo, y aunque sí vayan firmadas como Harrison, pasa, como con las anteriores, que son canciones publicadas bajo la marca del grupo.

John Lennon publicó Imagine en octubre de 1971, cuando los Beatles llevaban año y medio oficialmente separados. Para entonces, ni siquiera quedaban flecos legales de la disolución, como los que le hicieron firmar Give Peace a Chance con Paul, como si también fuera un tema de The Beatles, que ya no lo era. Pero este, de su segundo álbum en solitario, sí pudo salir a la luz como suyo exclusivamente. Y fue un éxito rotundo de salida, nueve años después volvió a ser número en las listas tras su muerte, y hoy es una de esas canciones universales que no dejarán de sonar cada día en alguna emisora de radio o en cualquier reproductor de música. Y, sobre todo, que no ha dejado de enamorarnos. Que su mensaje no ha dejado de expresarse en innumerables escenarios, desde alegatos de paz y justicia hasta en eslóganes y marcas comerciales –Above us only sky… busquen por ahí.

Por su parte, en su larga vida de ex Beatle, a la que contemplan ya 47 años, McCartney ha compuesto y publicado grandísimas canciones, y alcanzado muy sonoros éxitos. Pero ni una, nunca, ha servido para identificarle más que sus grandes cimas con The Beatles -que, claro, eran como el Everest. Hace unos años, intentó que al menos Yesterday cambiase los créditos y apareciese firmada como McCartney/Lennon, y no lo consiguió, entre otras razones, por la férrea negativa de Yoko Ono. En realidad, ¿para qué se metía Paul en ese berenjenal, qué necesidad tenía? Si casi todo el mundo sabe que la compuso él solito y además la grabó con su guitarra y un cuarteto de cuerda, sin la presencia de sus tres compañeros. Bueno, lo saben todos menos aquel pianista del hotel de Roma, pero eso son anécdotas que hasta hace gracia contar.

Pero ahora llega la viva de Yoko y reclama con todo su morro que Imagine también es suya. El autor no está para desdecirla, y si hubiera estado, tampoco sabemos lo que hubiera dicho. Entonces, su viuda ha alegado no sé qué de unos versos, que si una grabación de John reconociendo haberse inspirado en ellos… Y se puede suponer que mucho dinero por delante. Pero, sobre todo, que ella no tenía quien se le opusiera. El caso es que se lo han permitido y, a partir de ahora, la más universal canción de Lennon, la que para muchos es la mejor del siglo XX, llevará la firma Lennon/Ono. Ya tampoco es suya en solitario, con su firma y su única impronta. Y así para la historia… y para los derechos de autor.

Menos mal que la mentira suele tener las patas cortas, y para los que amamos la música, a los Beatles y a cada uno de ellos, las canciones son de quien son y, sobre todo, lo que son. Mientras tanto, imagina un mundo sin países, sin religiones, sin posesiones… y sin egos ni ambiciosos espabilados. O no…

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