La trazabilidad de las noticias: originales y sus versiones

CAT² EGGS

Sí, las noticias también tienen su trazabilidad. Si analizáramos cómo son algunas cuando parten de la fuente original y cómo salen reflejadas después en los medios de comunicación, a veces nos llevaríamos descomunales sorpresas. Desde su difusión hasta su publicación o emisión, pueden suceder muchas cosas por medio. Una, lógica y profesionalmente coherente, que se contraste con otras fuentes. Otra, que el periodista la interprete de acuerdo con su bagaje, conocimiento y datos antecedentes que maneje. Luego, que la dirección crea conveniente aplicarle una capa de pintura, de acuerdo con su línea editorial. Y después, que las altas esferas de la empresa periodística consideren oportuno bien ignorarla y que no llegue a nadie, o bien aderezarla convenientemente para que llegue al público conforme a sus intereses, políticos, económicos o de cualquier índole. Cuidado, no pensemos que todas las noticias son bienintencionadas. Puede haberlas absolutamente falaces, de hecho las hay a mansalva, y entonces la labor de todos estos agentes intermediarios consiste en desmontarla… o dejarla volar si entienden que así les conviene.

Por lo tanto, la noticia que una entidad, organización o persona difunde, tiene innumerables posibilidades y recorridos. Desde la que sale cortada y pegada tal cual –práctica periodísticamente poco defendible- a la que termina en la carpeta de spam. Pasando por la que sale matizada, completada, enriquecida, tratada según el saber hacer periodístico. Pero también por la que sale reconstruida, transformada, deformada, dada completamente la vuelta. Y una misma noticia puede seguir todos estos vericuetos, según cómo cada medio la trate. Esto es, podríamos decir que hay una noticia original y luego múltiples versiones.

No digamos lo que sucede cuando a la información sigue la opinión –cuando no se solapan ambas, o directamente una suplanta a la otra. Entonces asistimos a discursos sibilina o groseramente construidos –eso depende de quién los construya- a partir de hechos que, según la original noticia, no han sucedido, o no fueron exactamente así. Lo que se pretende es que cale en la audiencia, que lo asuma como verdad absoluta y su convencimiento resista cualquier posterior desmentido si lo hay.

La iniciativa que acaba de poner en marcha el Ayuntamiento de Madrid tiene que ver con esa trazabilidad de la noticia. Lo habían hecho antes Obama, la Comisión Europea –eso lo dicen unos- y gobiernos como los de Venezuela o Ecuador –eso lo destacan otros. Pero podría hacerlo cualquiera. Si he intentado generar una noticia con un objetivo concreto, y no me gusta cómo ha salido reflejada, creo un espacio para mostrar qué fue lo que comuniqué realmente, y que cada uno saque su conclusión. Si se ha informado sobre algo que yo no he difundido, simplemente cuento lo que he dicho y lo que hecho, y que el personal juzgue lo que hay y lo que es. Normalmente el público no lee las notas de prensa ni asiste a las ruedas de prensa. Por lo tanto no sabe, muchas veces, de dónde ni cómo sale realmente la noticia. Tan solo consume el producto final, y generalmente ignora lo que puede haber detrás.

Lo que pasa es que la propia noticia del lanzamiento por parte del consistorio madrileño de la web Versión Original, ha sido víctima precisamente del mismo fenómeno al que pretendía responder. Las informaciones y valoraciones que pueden encontrarse al segundo y tercer día ya describen más o menos lo que es, y se limitan simplemente a valorar si es útil o no, si está bien o mal hecha, si la iniciativa es más o menos acertada. Pero son las informaciones del primer día las que quedan, y estas recogían más que nada opiniones: “ataque a la libertad de prensa”, “fomentadora del pensamiento único”, “propia de regímenes dictatoriales”, “señalar y perseguir a los medios de comunicación”… Por no hablar de las equiparaciones: con el programa “Alo, presidente”, con el diario Granma, con el “Ministerio de la Verdad” de Orwell

Lo llamativo es que estas lindezas dedicadas a la nueva web no provenían sólo de los partidos políticos opuestos al actual gobierno municipal, sino también de importantes asociaciones periodísticas de este país. Unos parecían tener claro lo que tenían que decir porque había que dar, y el que da primero da dos veces; pero otros daban la impresión de estar opinando de algo que ni se habían mirado. Y después la mayoría han preferido callar, no removerlo más. Alguna ya les sigue en Twitter.

Quizás convendrá dejar algo de tiempo para valorar el funcionamiento de este servicio, si se puede cambiar o mejorar, y si realmente va a servir a la transparencia informativa como pretende. Pero de momento no está mal explicarle a la opinión pública que las noticias, especialmente las oficiales y las corporativas, son trazables. Tienen su recorrido, más recto o más tortuoso. Y comprenderlo ayudaría quizás a desarrollar más el sentido crítico. Es decir, todo lo contrario de fomentar el pensamiento único.

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