Comunicando desde Plutón

Plutón imagen de astrologiaviva

Plutón fue desposeído de su condición de planeta del Sistema Solar en 2006. Cuando lo pudieron ver y estudiar mejor, consideraron que no reunía las condiciones de tamaño y prestancia como para merecer tal título. Incluso su órbita no era como la de los demás planetas, de hecho, pese ser en teoría el más lejano al Sol, en una parte de su trayectoria se acerca a éste más que Neptuno, su antecesor en el organigrama solar. Y a lo mejor, tal insolencia no se podía consentir.

Tres años antes de que decidieran expulsarle del sistema, una sonda había salido de la Tierra con el objetivo de acercarse a Plutón como nadie nunca antes lo había dicho. Es decir, partió en busca de un planeta, y ahora que está llegando hasta él, no va a encontrar más que un mero cuerpo transneptuniano, un planeta enano según la denominación técnica que se creó para catalogar a estos cuerpos, quizás un eufemismo que evitara llamarlos subplanetas o planetas fallidos.

Lo que no sabemos, y no me digan que sí, es si Plutón piensa, o entiéndase, si alguien es capaz de pensar allí. Y de ser así, si atribuyó su caída en desgracia a un problema de comunicación. Está claro que, en el momento en que se le estudió más en profundidad, sufrió una evidente pérdida de reputación. Es cierto que su lejanía, y todo el misterio y la fascinación que irradiaba desde que fuera descubierto en 1930, le hacían parecer otra cosa. Una vez que los científicos tuvieron más conocimiento, advirtieron que era incluso más pequeño que la Luna. Entonces se supone que era fundamentalmente un problema de tamaño o de condición. Pero siempre podrá sugerirse que no supo venderse bien.

Cierto es que cuando se comunica desde tan lejos, la señales llegan confusas y pueden transmitir una idea bien diferente de lo que se es realmente. Hay cuerpos, entidades, organizaciones… que tienen más dificultad que otras para darse a conocer y, sobre todo, para hacerse valer. No es sólo cuestión de distancia, también de interferencias, brillos falsos que provocan distorsión… La cuestión es que están en desventaja con respecto a otras que viven más cerca del centro neurálgico del conocimiento y la visibilidad. Y tienden a ser ignoradas, cuando no despreciadas. Ni están ni se les espera. Si se resignan a su condición, nadie contará con ellas, y terminarán siendo expulsadas del sistema, o si prefieren, de su mercado.

Si aspiran a sobrevivir en ese universo deben darse a conocer, y no esperar a que les vengan a observar y reparen en su insulsa pequeñez. Seguramente requerirá un esfuerzo extra, una puesta en acción más decidida, una estrategia más astuta o un plus de imaginación. Pero han de saber generar sus mensajes y hacer que lleguen, que se sepa de ellas en las esferas más concéntricas, en las órbitas más inmediatas a los centros de influencia.

Puede que, en efecto, carezcan de los argumentos y los valores que pueden exhibir por ejemplo Júpiter o Saturno. Pero pueden dar a conocer los suyos y ponerlos en valor. Conseguir que se sepa y se hable de sus lunas, de sus evocadoras vistas en semi-penumbra; de su espectacular geología, sus montañas de hielo y sus paisajes rocosos. Sus días larguísimos y sus años eternos. En el momento en que se hagan presentes, a esos entes se les tendrá en cuenta. Entonces es probable que a nadie se le ocurra marginarlos, ni se articularán razones para negarles su derecho a ser considerados tan planetas como los demás. Por muy pequeños y raros que sean. Es más, una vez les vean de otra forma, puede que cuando llegue al fin la sonda después de nueve años de viaje, los observadores se lleven, quién sabe, alguna que otra sorpresa.

Pero sí, se entiende que siempre es muy difícil comunicar desde Plutón.

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