Es verdad que los tiempos cambian, las personas pasan, las obras quedan. Y también que el Real Madrid hoy es menos Real Madrid. Cantado estaba no hace días, sino desde hace por lo menos un par de años. Y la infamia se ha consumado de la manera más triste, más rastrera y menos edificante para el que decía ser el mejor club del mundo. Un hombre solo y afligido, leyendo a duras penas, con voz temblorosa, un comunicado redactado deprisa y corriendo para la ocasión. Un espectáculo patético, un final que ni él imaginó que sería tan tibio y desangelado. No se merecía esto, pero hay quien piensa que sí.
La salida de Iker Casillas era inevitable porque la situación se había vuelto insostenible. Por diversas razones, pero entre ellas porque el club de Florentino Pérez ha derivado en una especie de Saturno que devora a sus hijos, y con más saña a los más predilectos. Con la aquiescencia de buena parte de la masa social soberana, sí, pero vasalla y cainita.
Hace unas semanas habíamos asistido a la salida de Xavi Hernández del FC Barcelona. Un jugador con una carrera paralela en todo a la de Iker, excepto justamente en el final. Uno se ha ido a lo grande, triunfador, lleno de amor y agradecimiento. El otro ha salido poco menos que por patas, buscando acomodo no ciertamente donde ha querido, sino donde buenamente ha podido. ¿Estaba acabado? Eso lo tienen que decir el tiempo y los hechos, pero aquí han terminado con él. Directamente le han echado de su casa.
Pero no nos engañemos, lo de este Madrid no es nuevo y lo de Casillas no viene a ser más que el último episodio, posiblemente el más traumático y doloroso. No me digan que todos salen mal de esta entidad, porque durante muchos años no fue así. A los jugadores que cumplían 30 años se les renovaba de año en año, y cuando ya no tenían más que dar, se les rendía un importante homenaje y se iban tan dignos y satisfechos. Todos los que habían pasado por allí hablaban maravillas, incluso los que no habían tenido suerte y no habían triunfado.
Era un club especial, todo el mundo lo reconocía, hasta que dejo de serlo. ¿Con Florentino? Para ser exactos, esto empezó con Ramón Mendoza. Los que han venido después han abundado en el mercantilismo, se han llenado la boca con el señorío y lo que han demostrado es muy poco respeto por la historia y por el legado que sucesivamente han ido heredando. Eso sí, han sabido ampararse, y Pérez mejor que nadie, en una masa caudillista, que ni quita ni pone rey pero ayuda a su Señor presidente. Y cuando el mensaje ha sido cargarse a Hierro, a Del Bosque, a Raúl o al mejor portero que han tenido nunca, lo han tomado al pie de la letra. Les han llamado zarpas, borricos, traidores, peseteros… ¿Y quién ha amado verdaderamente los colores de este equipo? ¿Mourinho, Cristiano, Beckham…?
Pero la historia es la que es. Quién nos lo iba a decir hace sólo unos años, pero Iker Casillas ha dejado hoy de ser jugador del Real Madrid. Felicitar a los que lo han conseguido. Ya se han quitado de en medio al apestado. Ahí les queda su Madrid, que a su gusto y semejanza, será menos real madrid.
Con todo, y por más que lo intente, yo no lo iba a explicar mejor que Forges.