El ninguneo informativo a que sometía Telemadrid a cualquier hecho o evento no propicio o no afín a la línea ideológica impuesta, producía a veces asombro, otras impotencia, muchas vergüenza ajena y propia. Es lo que sucedía sistemáticamente, año tras año, con el Orgullo Gay. Para la cadena pública madrileña, eso no sucedía en Madrid.
Pero sucede que a veces los cuentos cambian, fundamentalmente cuando viran los destinos y se ven venir aires nuevos, sobre todo jefes nuevos. Que este año decidiera por primera vez retransmitir en directo el desfile del sábado no debiera ser noticia, pero tratándose de este canal en cuestión y de su trayectoria durante los últimos doce años, indiscutiblemente lo era. Bien mirado, la decisión guardaba coherencia con el significativo gesto del nuevo gobierno de la Comunidad de Madrid, que tuvo a bien colgar la bandera arco iris en el balcón de su sede de la Puerta del Sol.
Pero lo que definitivamente dejó atónito fue el tratamiento informativo que se le dio ayer al Orgullo Gay. Por insólito, por nunca visto en esta cadena. El Telenoticias del mediodía abría con el festivo y reivindicativo evento, anunciándolo con un tono entusiástico que sólo conocíamos con motivo de las procesiones de Semana Santa o la Feria de San Isidro (1). “Madrid acoge un año más la fiesta de la diversidad, que dejará 110 millones de euros en las arcas en la capital”, se podía más o menos escuchar en su crónica, entre otros mensajes, todos ellos positivos, elogiosos y floridos. Y donde los vecinos de Chueca otrora protestaran por el ruido y el desvarío de estos días –que solía ser lo único de lo que se informaba a propósito de esta celebración-, ahora, en ese mismo barrio, “los comerciantes hacen su agosto”.
Conocido es que una de las exigencias que Ciudadanos ha formulado a la nueva presidenta de la Comunidad es darle un giro a la gestión de la cadena autonómica, fundamentalmente despolitizarla. La misma Cristina Cifuentes puso de manifiesto, en su discurso de investidura, su intención de desmarcarse de muchas de las políticas llevadas a cabo por los gobiernos de su partido en las tres últimas legislaturas. Queda por ver si es algo más que intención, pero bien significativo ya fue que algunos diputados de su bancada en la Asamblea le negaran el aplauso.
Está claro que en Telemadrid van a colocar nuevos jefes. Pero parece que los que todavía están intentan ganarse el favor por lo que pueda pasar, aunque ello suponga cambiarse la careta y salir de donde haya que salir, del armario o del baúl. Por lo menos ayer nos sorprendieron, y hasta nos divirtieron, con su insospechado giro informativo de 180 grados. Y miren por dónde, haciendo lo que nunca quisieron hacer y emitiendo lo que durante años ni se plantearon emitir, obtuvieron un récord de audiencia, con índices que ni se recuerdan para este canal (noticia, Ver Tele).
Es muy pronto para sacar conclusiones, y desde luego falta mucho para que Telemadrid vuelva a ser algún día lo que fue. Entre otras cosas, faltan 800 trabajadores –periodistas, técnicos, cámaras, ayudantes…- que fueron despedidos improcedentemente. Y sobran todos los puestos de índole política que allí fueron desembarcando desde 2003, groseramente remunerados, cuyo peso terminó de hacer naufragar la nave y dio lugar el ERE que, por cierto, a ellos ni rozó. Pero nos asiste el derecho a tener esperanzas -léase ilusiones- de que poco a poco ciertas cosas vayan cambiando, se vayan abandonando ciertos usos y se retomen otros, se deje otra vez paso a los profesionales y se fijen otros criterios. Y en fin, ilusión de que en Madrid consigamos tener otra vez… una televisión.
(1) Con todo el debido respeto a quienes gustan de estos actos y fiestas, que luego los hay que me quieren interpretar lo que no es y se mosquean.
Byenrique 