Recién llegado…

Perdido en Marte

El viaje de vuelta fue ciertamente complicado tras la penosa maniobra de rescate, pero al fin se terminaban 11 años de exilio y abandono. Cierto que en toda esa eternidad te perdiste lo peor y lo mejor, que no te enteraste, que no recibiste visitas inoportunas. Pero el tiempo que pasa sin que suceda absolutamente nada es exasperante y desalentador. Y si son tantas noches desoladas y sin abrigo, creyendo que ya nadie se acuerda de ti, seguramente llegas a pensar que estás muerto. Sin embargo veías amanecer todos los días. Aunque no vieras nada más, y luego te parecieran interminables.

Quizás una de las sensaciones más insoportables de esa imponente soledad era no tener noticias. Ni de los grandes acontecimientos ni, todavía más frustrante, de las pequeñas cosas. Y tener todo el tiempo para pensar, especular, barruntar, idear teorías y sucesiones de hechos que al final no llegan a nada, porque ni siquiera puedes tener la mínima de certeza de que lo primero sucedió. Los vacíos informativos son terroríficos porque empezamos a construir las historias más descabelladas.

Pero por fin volviste a casa. Pudiste abrazar a todos los que ya no tenías esperanza de reencontrar, pudieron abrazarte los que te habían dado por irremediablemente desaparecido. Todo volvería a ser como fue, de nuevo los benditos problemas de la bendita y cotidiana existencia. De nuevo acompañado, si acaso anhelando la oportunidad de estar solo por un tiempo, quieres decir por un rato. La vida en el paraíso de la pura normalidad.

Sí empezó a parecerte un tanto extraño que te pusieran caras raras cuando comentaste ciertas cosas. Al fin y al cabo tenías ganas de volver a trabajo y ver a tus compañeros, sí, incluso a los que entrañablemente detestabas y ellos tenían la deferencia de corresponderte. Parecía lógico que quisieras ir a consultar el saldo de tu cuenta, tan postrada y desatendida que la habías tenido. Y en fin, no tenía por qué descolocar a nadie que te interesaras por sus vidas recientes, qué tal los estudios, cómo les iba en el trabajo, dónde habían pasado las últimas vacaciones.

Sí que te extrañó ya dar con un periódico del día, repasar la portada –¡qué ganas tenías!- y no conocer ninguna de las caras de las noticias. Y darte cuenta de que no comprendías nada de lo que leías. Unas parecían tituladas y redactadas por un guionista de cine negro, otras por una mente calenturienta, por un fabulador eminentemente macabro, por un profeta apocalíptico, ni rastro de viñetas ni caricaturas… hasta la sección de Deportes parecía escrita por un forofo de Atleti, por favor qué disparate. “Deber ser un periódico de broma, a ver si encuentro uno serio”, pensaste.

Y ya te resultó decididamente insólito salir a la calle y no encontrar a nadie conocido, preguntar y todos encogerse de hombros. Ni un bar de los que solías, ni un gesto amable ni un rostro familiar. Ni media palabra de las tiendas que frecuentaste, del estanco, la agencia de viajes que eran tan amigos… No entendías nada y, peor aún, parecían no entenderte. Querías tomarte un café, no era para que te miraran como a un loco.

La realidad estaba a punto de superarte. Pronto comprenderías que partiste de un mundo y regresaste a otro. Y te sentías aún mas desubicado que en aquella inmensidad en la que te habías acostumbrado a vivir, más que nada porque siempre durante ese tiempo recreaste la vida como la conociste y ya no es. Terminarás admitiendo que pasaste en verdad un tiempo muy tranquilo en tu retiro forzoso, y que cualquier cosa que imaginaste fue mejor.

Creíste volver a tu casa y seguir siendo el mismo, pero en el nuevo orden sólo eras un robot que había permanecido 11 años perdido en Marte. ¿Cómo contártelo ahora todo de golpe?

Noticia: hallan un robot europeo perdido en Marte

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s