Quizás lo peor no sea que te maten, sino que tengas miedo de que te maten. Quizás lo peor no sea que te maten por escribir, sino que tengas miedo de lo que escribes, no sea que te vayan a matar. Y que entonces te lo pienses. Porque ese es el mensaje implícito en la barbarie. Los periodistas y dibujantes –sin olvidar a los policías- asesinados ayer en París a lo mejor nunca tuvieron realmente miedo de acabar así, a pesar de las amenazas de que habían sido objeto. Pero a lo peor muchos sí lo van a tener a partir de ahora. Si han “ajusticiado” a unos por un chiste gráfico publicado en 2006, cuántos otros pueden haber escrito, dibujado, dicho… algo que haya podido molestar a los que se dicen enviados de los “detentores de la verdad absoluta”. Y conscientes de que cualquier simple comentario podría molestarles en cualquier parte del mundo, pues no faltará quien piense que mejor quedarse callado esté donde esté. No se le podrán poner puertas al campo, pero si esas puertas son invisibles y pobre del que le quede una al lado… a lo mejor consiguen que ya no sepamos ni lo que es campo. En las dictaduras al uso, sabes más o menos cómo funcionan los mecanismos, lo que puedes expresar y lo que no, y hasta cómo buenamente te puedes escabullir. En esta se pretende que no sepamos a qué atenernos. Y sobre todo, que tengamos miedo.
Yendo a otra vertiente de los hechos, muchos entendimos que lo de ayer fue otro feroz ataque a nuestra cultura occidental –como entendimos que lo fue el 11-S, más que a Estados Unidos, como lo fue el 11-M, más que a un gobierno. Pero entendiendo como tal cultura occidental la que hemos forjado durante siglos y que básicamente se cimienta en la no existencia de verdades absolutas. El grave error es si los que se auto consideran víctimas son otros. Si a los que vienen esgrimiendo aquel tipo de verdades se les pretende combatir mediante la contraposición de otras distintas pero igual de absolutas. Fatal solución le estaríamos dando entonces al problema. Porque no estaríamos defendiendo Occidente, sino la Edad Media. Así unos y otros se retroalimentarán, y entre todos intentarán meternos el miedo en el cuerpo. Por favor, no nos dejemos ni por unos ni por otros.