Si la Navidad es el Tour de Francia…

Navidad Tour de Francia IVTour de Francia Galibier

Pues sí, muchas veces me ha dado por pensar que las Navidades son como el Tour de Francia. Duran más o menos lo mismo, pasan por diferentes fases y etapas, algunas de ellas señaladas y emblemáticas, y sobre todo constituyen una dura prueba de resistencia. Tanto que a algunos se le hacen interminables. Para argumentar esta comparación, vamos a repasar la edición de este año.

Como sucede en la ronda francesa, los ciclistas han afrontado antes una serie de pruebas que les sirven de preparación, como la Dauphine-Liberé o la Vuelta a Suiza. En nuestro caso, hemos tenido también nuestros ensayos previos, en España con el Puente de la Constitución –o de la Inmaculada si se prefiere- o en Estados Unidos la semana de Acción de Gracias. Se trata de llegar a punto. Y vamos ya con el recorrido de estas Navidades 2014-15:

16 de diciembre. Es verdad que podría ser incluso mucho antes, pero vamos a situar en esta fecha la etapa prólogo, la que sirve de presentación. Llevan ya una semana llegando crismas para que nos vayamos ambientando. Y la musiquita va entrando en nuestros cuerpos según se abren los e-mails de motivos navideños que profusamente llegan. Todo son buenos deseos y las fuerzas están intactas.

17 de diciembre. Primera etapa en línea, prisas en el trabajo, todos quieren cerrar temas antes de irse de vacaciones -los que se van-, parece que se acaba el mundo. Ojo con las rotondas, los codazos en el metro y las curvas tomadas a más velocidad de la cuenta.

18. de diciembre. Sprint para mandar a tiempo las felicitaciones navideñas, con mensaje más o menos sentido y original, del estilo “Feliz Navidad y próspero año nuevo”, “Te deseo lo mejor en 2015”, y así…

19 de diciembre. Contrarreloj por equipos, entiéndase la comida/cena de empresa o de amigotes, que invariablemente termina con elementos descolgados, y algunos pierden una minutada. Atasco monumental en línea de meta, peligro de montoneras y lucha titánica por encontrar taxi a las tres de la madrugada.

20 de diciembre. Sprint para comprar los últimos décimos de Lotería de Navidad, lo quieres que termine en “9” y sólo queda el 00129, pues te lo quedas no vaya a ser… Olvidaste comprar en el bar de al lado, corre porque como no quede, no te lo van a guardar en un sobrecito rojo.

21 de diciembre. Amigo invisible. Necesitabas un manillar de triatleta, pero te ha tocado una gorra verde.

22 de diciembre. Este es el día del pavés. Que es lo que le toca al grueso del pelotón, porque ni la pedrea, oye.

23 de diciembre. Los Pirineos acechan, último día para hacer acopio de provisiones. Los controles de avituallamiento se ponen las botas suministrando las últimas merluzas, capones, pavos, cigalas… todo a precio de caviar iraní.

24 de diciembre. Primera jornada pirenaica… Aperitivo de primera categoría, champán de sobremesa y copazos de alto desarrollo por la tarde, bajada a tumba abierta a casa –cuidado con los trompazos- para empezar a afrontar la gran cena, de pendientes y medidas desmesuradas. Algunos caen rendidos en el sofá intentando ver el mensaje del Rey, y sólo los más fuertes van a poder con la ascensión final, que a veces termina a más altas horas de lo esperado. Un día de los que separan el grano de la paja, y la general ya empieza a clarificarse.

Navidad Tour de Francia III

25 de diciembre. Segunda jornada pirenaica, es verdad que termina en llano, pero por medio hay que coronar el Tourmalet, o lo que es lo mismo, hay que meterse entre pecho y espalda un cordero de categoría especial, con su champán, sus dulces… Sigue un descenso rápido en forma de bajón de sobremesa. Cuidado que algún favorito podría preparar una escaramuza aprovechando el letargo general.

26 de diciembre. Jornada de descanso, hay que reponer un poco el cuerpo y acondicionarlo para próximas batallas.

27 de diciembre. Etapa de media montaña, este año cae en sábado y habrá al menos que mantenerse en el grupo de los elegidos.

28 de diciembre. Los Santos Inocentes, atención a los pinchazos, emboscadas, abanicos y bromas un tanto “pestosas”, que diría Perico Delgado.

29 de diciembre. Etapa de transición, propicia para alguna escapada. Cuidado, que los esfuerzos excesivamente generosos se pueden pagar muy caro en las jornadas venideras.

30 de diciembre. En este día puede entrar viento de costado, alguno se ha quedado aquí y no ha podido salir en Nochevieja.

31 de diciembre. Entramos en los Alpes y es la etapa reina: este día se afronta la subida mítica, el techo de las Navidades. Empieza sostenida, para muchos se empina con la San Silvestre, y alcanza sus mayores porcentajes después de las uvas. La cima no se ve nunca, y el estertor de los cohetes y petardos le añade ese carácter épico. Es la gran batalla, posiblemente aquí ya vislumbremos al ganador de esta edición. Y desde luego, al que ya no veremos más estas fiestas. Por la mañana, el coche escoba va lleno.

1 de enero. Segundo día alpino, para algunos esta etapa enlaza directamente con la anterior, culminada con un ataque de churros. Otros prefieren darse a la cama y el masaje abdominal, y no aparecerán hasta el día siguiente. Sin grandes pendientes, el itinerario transcurre por valles desolados, pero también se han visto grandes fugas en solitario que han tenido consecuencias determinantes en la clasificación general.

Navidad Tour de Francia II

2 de enero. Etapa tranquila y despacito, que ya vamos todos con el gancho.

3 de enero. Contrarreloj individual. Hay que comprar los Reyes, que no llegamos. Este año además le han puesto final en sábado, es decir, en subida, lo que sin duda la hace más selectiva.

4 de enero. Ya se vislumbra el final, vuelve el fútbol, la Liga, se nota que pronto ya vamos a retomar la rutina reparadora. Pero cuidado, que alguno ha pillado este día una pájara de la que ya no se ha repuesto.

5 de enero. Para remate y sentencia de la carrera, es el día del Puy de Dome. Subida mítica, corta pero brutal, donde sólo triunfan los reyes de la ruta, los magos del pedal (¡!!), y en definitiva los campeones.

6 de enero. Se supondría un día de paseo triunfal, pero aquí, en vez de París y los Campos Elíseos, lo que hay que gestionar es un soberano roscón de medio metro de eslora, con toda su nata y sus demás cosas. Para darse el gran atracón que ponga el debido colofón. Y ya la entrega de premios, regalos, maillots, en general es momento de recibir felicitaciones. Aparte de ganar o haber subido al podio, lo más importante que celebran todos es haber llegado… todavía vivos al fin y al cabo.

Navidad Tour de Francia Roscón con nata

Y hasta aquí la presente edición de este -¿lo ven?- Tour de Francia que son las navidades. Han sido 20 etapas, además del prólogo y la jornada de descanso. Total, 22 días de esfuerzo y fatigas. Absolutamente ningún cuerpo está igual ahora que cuando empezó. Toca recuperar la forma, el pulso y hasta el gesto, que se nos ha quedado ciertamente abotargado. A abarrotar los gimnasios y las academias de inglés, a ponerse a dieta y dejar de fumar. En 15 días o un mes volveremos a ser los mismos que éramos a mediados de diciembre. Y después de una temporada completo, volverán las navidades otra vez. A prepararse…

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