Con permiso de Dickens y otros grandes creadores de Cuentos de Navidad, y como no se merecerían llamarse tales, a continuación unas breves píldoras de la vida misma que vamos a llamar Cuentas de Navidad. Que al final es lo que muchos nos pasamos haciendo por estas fechas. Hagámoslas entonces:
Primera. Perdonen si piensan que estoy chafando la ilusión, no es mi intención. Pero si el décimo del Bar Antonio no hubiera tocado –que suele ser lo más normal que pase, ¿saben?-, ¿le hubiera cobrado a Manuel el que le tenía guardado? ¿Le hubiera pagado Manuel los 21 euros por ese café? Lo seguro es que no hubiera nevado en Madrid, que hay que ver que anuncios hacen más irreales.
Segunda. ¿Has comprado el décimo que juega tu bar habitual? ¿O has confiado ciegamente en que el día 22 te van a cobrar 22,50€ por el tercio de Mahou y el tabernero te va a mirar así de tierno? Yo de ti lo compraría, amigo…
Tercera. Al futbolista alemán Marco Reus le han atizado 540.000 euros de multa por conducir sin carné. La cifra es el equivalente a 90 días de sueldo, y se supone que tal penalización se impone a todos los alemanes. Es decir, que si esa misma infracción la comete un ciudadano mileurista alemán, la multa sería de 3.000 euros. ¿Me puede decir alguien de qué sanciones estaríamos hablando si se tratara de un mileurista español y de un futbolista que juegue en España? ¿Será que Alemania es diferente?
Cuarta. Volviendo al Bar Antonio. Si no le hubiera tocado el gordo, lo más seguro es que hubiera tenido que cerrar, viendo cómo las gastaba el dueño del local. ¿O se le hubieran aparecido esa noche al usurero los tres fantasmas de la Navidad? Y Barajas cerrado por la nieve. Hablando de historias inverosímiles…
Quinta. ¿Y cuánto le va a durar esta inesperada Navidad a los cubanos? ¿Lo que tarde en pasar la iniciativa de Obama por el Congreso, de mayoría republicana? Cuidado no vaya a ser Mr Scrooge el que se aparezca una de estas noches por La Habana, tres veces y una de ellas disfrazado de Tea Party.
Van seis. Desde que no compro el décimo terminado en nueve de La Paloma de Oviedo, salgo a comprar uno terminado en la misma cifra en una administración de Cuatro Caminos, el de este año en 59. No lo guardo en un sobre pero sé con quién lo comparto. ¿Nevará en Madrid el lunes…?
La séptima. “Indecente” y otras lindezas le grita uno que yo conozco a la señora que atiende la administración de lotería cercana a mi casa, cada 22 de diciembre sobre las 13 horas más o menos.
A por la octava. Después de darle el “Pastora Soler”, a Sabina parece que quieren que le dé ahora un “Lola Flores”. Su manager dice que son sólo “discrepancias”, pero no creo que Montoro esté por aplicarle la doctrina Botín. Ya se sabe que con unos se discrepa de una forma y con otros de otra. Y las doctrinas son para quien se las trabaja.
Novena y penúltima. Para mal, mejor que no te dé un Cospedal. Ha dicho esta mujer que estas navidades serán “las mejores de los últimos siete años en empleo y consumo”. ¿Te acuerdas de lo que hiciste en las de 2007? Porque lo peor no es que la señora se haya equivocado de día, que los Santos Inocentes son la semana que viene. Lo preocupante es que haya tanta gente que no se acuerde ni de lo que hizo ayer. O peor aún: que se cree lo que le dicen que hizo. Aquí los fantasmas no se aparecen a los Mr Scrooge, simplemente porque no dan abasto.
Y en fin, estos rollos de ir a Rabat, que después te manden a Marrakech y con todo ese despliegue policial, luego para salir a jugar contra unos argentinos cabreados amigos del Papa. Con lo bien que hubiéramos estado hoy jugando en casita con el Sevilla. Es lo que tienen los compromisos, de eso se han librado algunos. En fin, que uno sigue con la misma fiebre desde el mes de mayo, esa décima que no se quita. Y con ella terminamos.
¿Va a nevar alguna vez en Madrid?