¿Quién no echa de menos aquellos comentarios de texto? Sí, esos que durante unos cuantos años de nuestra joven vida tuvimos que hacer por obligación –no conozco a nadie que los hiciera como hobby- a cuenta de brillantes y más o menos complejos textos de poetas, novelistas y ensayistas de nuestra mejor Literatura. Con el tiempo, uno reconoce que le han servido de mucho. Aunque no nos hayamos puesto ex profeso a hacerlos de nuevo, en realidad los practicamos sin darnos cuenta cuando tratamos de interpretar las palabras de alguien, sean dichas o escritas. A veces los significados son evidentes, pero otras hay que desentrañarlos, buscarlos entre líneas o intuirlos en expresiones subliminales.
Hoy vamos a intentar retomar aquella práctica. Vamos a comentar un texto de referencia, en este caso de nuestra actualidad. Si nos gusta el ejercicio lo repetiremos, quién sabe si a lo mejor terminamos convirtiéndolo en una sección. Pero no nos adelantemos. A ver cómo nos sale el primero, que hace ya muchos años que no practicamos. Como se trata de re-empezar por algo sencillo, hemos elegido un fragmento del discurso de despedida que anteayer pronuncio la ex ministra de Sanidad, Ana Mato, en el acto de toma de posesión de su sucesor. El texto en cuestión es este:
"Me voy con la conciencia tranquila porque he servido a los españoles como mejor he podido sin escatimar ningún esfuerzo. Seguro que he cometido errores por los que pido disculpas. Me llevo un pequeño orgullo: que siempre he tomado mis decisiones pensando en todos los españoles sin excepción".
Bien, pues vamos al grano. Como los buenos oradores, ya el inicio de la primera oración encarna toda una declaración de intenciones:
“Me voy con la conciencia tranquila…”
Podría haber dicho “adiós con el corazón que con el alma no puedo”, pero la autora opta en este caso por aludir de salida al sosiego íntimo propio de quien ni siente ni padece. Ciertamente, quien no es capaz de pensar más allá del radio de acción de su perfume no es susceptible de sufrir intranquilidad de ánimo. Así que no cabe dudar de su sinceridad. Irse se va, a lo hecho pecho y la conciencia intacta como no podía ser de otra manera. La frase continua:
“… porque he servido a los españoles como mejor he podido sin escatimar ningún esfuerzo”
Aquí lo que nos falta quizás es una delimitación del término “españoles” según la autora lo entiende, ya que parece haber 900.000 ciudadanos de este país que ciertamente para ella no lo son. Antes menciona el verbo “servir”, cuya connotación también cuesta entender, ya que ella acostumbró a utilizarlo más en pasivo. El “como mejor he podido” es subjetivo y se circunscribe a los límites de su capacidad; y en cuanto a “escatimar esfuerzos”, alude a su actitud, no a los servicios sociales que durante su etapa al frente del Ministerio se le han escatimado a tanta gente. ¿Hubiera sido más oportuno emplear otro verbo, dados los antecedentes que presiden su gestión? Pues decididamente sí. Pero sigamos con la siguiente oración:
“Seguro que he cometido errores por los que pido disculpas”
Si tan segura está la autora, para qué vamos a discutir lo de los errores. Que los despache pidiendo “disculpas” como quien pisa a una anciana en el metro, o más propiamente dicho, atropella al camarero con la bandeja en un cóctel, ya se relaciona con el bagaje de quien en otra de sus obras confesó “mi momento más feliz es por la mañana, cuando veo cómo visten a mis niños”, momento cumbre de su carrera que enlaza con la anterior referencia al acto de “servir”.
Y vamos ya con la última frase, que comienza con una nueva declaración de principios:
“Me llevo un pequeño orgullo”
El hecho de “llevarse” parece recurrente en la obra de la madrileña, y otros analistas ya lo están estudiando. Aunque esta vez lo aplica a un bien inmaterial, intangible: un pequeño orgullo. Podría haberle quedado, sentirlo o irse con él, pero ella se identifica más con llevárselo. Y a continuación desgrana su contenido:
“…siempre he tomado mis decisiones pensando en todos los españoles sin excepción”
La decisión que más genuinamente se le conoce y atribuye es la de traer a dos religiosos enfermos de ébola a un país y a una ciudad que en ese momento no contaba –anteriormente sí había contado- con centros hospitalarios preparados para atender a pacientes con esa enfermedad, con el consiguiente problema que aquello ocasionó, además de no conseguir salvar a los dos misioneros. Pero lo hizo “pensando”, lo cual denota la enorme complejidad de la operación; “en todos los españoles”, que en efecto consiguió que vivieran pendientes de la evolución; y “sin excepción”, que en su concepción de la españolidad no existe ni existirá, pues los que se muevan no son. Otros estudiosos sugieren sintetizar el análisis de la frase entera: vaya cara piedra.
Rematamos el trabajo con dos perlas pertenecientes al discurso, que no forman parte estrictamente del texto comentado, pero que pensamos que aportan un indudable valor significativo:
"Dos son los valores en los que nunca se peca por exceso, la gratitud y la paciencia"
Lo que induce a pensar que su voluntad y vocación es seguir pecando y haciéndonos santos a los demás.
"Lo injusto que se es en ocasiones al criticar la labor de la función pública en España"
Que es lo mismo que la autora y sus compañeros de movimiento manifestaban cuando vivían en la oposición. Menos mal que matiza: “en ocasiones”. Es que no es lo mismo unos que otros, claro está.
En fin, qué tal si la próxima vez lo intentamos con Lope de Vega…