Boleros de Octubre III

Esperaré

Esperaré II

Tengo tiempo, esperaré. A que pases a mi lado, a que escuches mi voz, a que descubras mis brazos, a que repares en mí. Tengo tiempo y pueden pasar semanas y hasta años, no pienso cambiar de idea y no nos va a faltar una ocasión.

Tengo muchas noches por salir, aventuras que empezarán cuando las lámparas se enciendan, saludar medio dormido y desperezarme en el estrecho baño mecido por el agua cinco minutos caliente y la bendición de una camisa limpia, planchada y perfumada. La ciudad pobre se iluminará y pintará su mejor cara, no se puede menos que salir bien vestido y brillantemente peinado. Me saldrá al paso la vida, la verdadera, y no la voy a ignorar, pero con calma. Tengo esta noche, pero sé que tendré muchas más.

Soy este hombre nuevo cada sábado cuando bajo las escaleras y el aire fresco me saluda amable en la cara recién afeitada. Por la brava calle recién engalanada camino ligero, tranquilo, a mi ritmo. Todo este bullicio me va excitando pero tampoco me va a sacar de mis pensamientos. Puedo mirar la luna desde cada balcón, sé que algún día la veremos del mismo color, pero hoy puedo permitirme saludarla y seguir. Si no vienes, si no apareces, no me voy a quedar sin salir.

Por la plaza de la que salen todos los caminos me detendré, levantaré la vista por si te veo pasar. A veces las miradas se cruzan como dos calles estrechas y se funden en una avenida luminosa. Si no te diviso, elegiré mi ruta, la de siempre, la que no me falla. Conozco cada palmo y cada metro de acera que piso, cada letrero y cada puerta, las horas pueden pasar, los tragos pueden sucederse y no terminarse nunca. Si hoy no te he encontrado, mañana no necesitaré recordar.

Tengo tiempo y puedo disfrutarlo mientras te espero. Me quedan fuerzas, alma y vida para apurar cada minuto, me sobran rondas y recodos donde quedarme, donde abrasarme y donde parar. Puedo caminar solo, y si quiero también puedo encontrar brazos y calor, aunque nunca sean como tus abrazos ni como tu voz. No sé por cuánto tiempo, pero aún puedo soportar que puedas sin mi amor vivir. Al fin y al cabo, ya aprendí a soñar y quizás un día aprenderás tú.

No tengo prisa. Esperaré a que vayas por donde yo voy.

Esperaré, Celia Cruz

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