¿Quién es nuestro deportista más odiado?

No se trata de odiarle a muerte ni pedir para él las peores de las desgracias. Se trata simplemente de odio deportivo, esto es, desear que pierda siempre, hasta en los entrenamientos si es posible. ¿Quién es hoy por hoy el deportista que peor nos cae, al que más vilipendiamos, al que deseamos sinceramente que fracase allá adonde vaya? Cada uno por sus motivos, en muchos casos por su ser rival de un querido compatriota, en otros por razones que incluso van más allá del deporte, o simplemente porque nos caen mal. Y también la cosa irá por barrios, no va a ser la misma escala de antipatía si preguntamos, por ejemplo, en Madrid o en Barcelona. Vamos a proponer una lista, abierta a quien quiera proponer más. No estarán todos lo que son pero aquí va, sin orden ni concierto:

Novak Djokovic, foto AFP

Novak Djokovic. Cuando Rafa Nadal se disputaba la hegemonía del tenis mundial con Roger Federer, predominaba la admiración sobre la rivalidad. Pero cuando se coló en la escena Djokovic, las sensaciones cambiaron. Para los que adoran a Rafa, el tenista serbio es la amenaza, la mala bestia, y en cada torneo están pendientes de las primeras rondas a ver si se cae del cartel. Contribuye a ello cierta actitud en pista, su pose un tanto desafiante y altanera, y su continua gesticulación. Que dicen que no coincide en absoluto con su verdadera personalidad fuera de la cancha, que es buen chico y eso. Pero lo que la gente ve es la cara que uno pone en la pista. Ayer cayó ante Federer en semifinales de Shangai, y quien más y quien menos aplaudió.

Lewis Hamilton

Lewis Hamilton. Aunque hayan pasado ya años, el personal no olvida su particular convivencia con Fernando Alonso en McLaren y la predilección de la escudería británica por el entonces recién llegado a la F1. Ello motivó, entre otras cosas, que ni uno ni otro ganara aquel mundial, la salida por pies del asturiano y, desde entonces, la sequía. Al año siguiente Hamilton consiguió in extremis su primer mundial, y a muchos no les sentó nada bien. Ahora, al volante del tremendo Mercedes, y después de lograr en Sochi su cuarta victoria consecutiva, pinta como nadie para conquistar su segundo título. Pero la afición no va a dejar de animar a su compañero Rosberg, amparándose además en la esperanza de que la última carrera puntúa doble. Y si no, pues les quedará el consuelo de que con un coche así, cualquiera.

Louis Van Gaal, Getty Images

Louis Van Gaal. Su paso por el FC Barcelona no dejó precisamente un rastro de simpatía, sobre todo para los aficionados que no son del FC Barcelona, claro, pero es cierto que más de un culé acabó también un poco harto de él, de sus formas, de su libreta y de ciertas excentricidades tácticas. Quedó el recuerdo de su célebre guiñol con un ladrillo por cara, y las broncas que echaba a los periodistas en las ruedas de prensa. Pero para avivar su entrañable memoria, en el pasado Mundial de Brasil, al frente de la selección holandesa nos endosó ese 5-1 del que todavía no nos hemos recuperado. Ahora, no pocos están pendientes del careto que pone cada vez que pierde el Manchester United, lo que, para su regocijo, viene sucediendo con bastante asiduidad.

Jose Mourinho

Jose Mourinho. No podía faltar el inefable entrenador luso. Allá adonde va a entrenar, suscita adhesiones inquebrantables o la más profunda animadversión. No digamos si viene a España, y más concretamente al Real Madrid. Aquí fue capaz de poner de acuerdo a toda la afición no madridista, pero también de dividir a la madridista. Y dos años después de su marcha, el cisma sigue vivo. Pero aquí, en Inglaterra o en Italia, lo suyo nunca fue hacer amigos. La temporada pasada no ganó nada con el Chelsea, pero él íntimamente se jacta de haberle hecho perder la liga al Liverpool. Claro que el que la ganó, el Manchester City, lo entrena Pellegrini, con el que tampoco es uña y carne. Ni con Wenger el del Arsenal, ni… bueno, por no hablar de ciertos futbolistas y de la práctica totalidad de los periodistas.

Jorge Lorenzo, foto Efe

Jorge Lorenzo. Como el Mundial de Motociclismo viene siendo en los últimos años una merienda de pilotos españoles -que bien cabría llamarlo la Copa del Rey de Motociclismo- y como a Valentino Rossi le adoramos todos, pues el malo de la película tenía que ser un español. Y el bueno de Jorge siempre se ha destacado por ser un poco especialito, bien por los números que monta cuando gana, bien por sus declaraciones, habitualmente de tono pedantillo. Por eso hubo mucha gente que celebró con la boca sus dos mundiales en la máxima categoría, y ahora que ha irrumpido un tipo genial, joven y además simpatiquísimo como es Marc Márquez –segundo título mundial confirmado esta mañana- pues ya se juntan los incondicionales de éste con los detractores de Lorenzo para estar todos de acuerdo.

Chris Froome, foto Lionel Bonaventure, AFP y Getty Images

Chris Froome. Borrado del mapa y de la historia Lance Armstrong, que era a quien en realidad repudiábamos, el ciclismo necesitaba una figura en quien concentrar los peores deseos. Y no es que el chico sea especialmente antipático ni prepotente ni nada de eso. Pero entre que es un poco rarillo en su forma de correr, que parece que juega al desconcierto con que si va o no va; y sobre todo, porque es el que se viene jugando las grandes vueltas con nuestros Contador, Valverde y Purito. El caso es que este ciclista inglés se ha convertido últimamente en nuestro fiel enemigo. Pero sin que la tirria llegue a mayores, todo hay que decirlo.

Fernando Verdasco, foto Franck Robichon, EPA

Fernando Verdasco. Unos porque dicen que es muy pijo; otros porque que le achacan una supuesta chulería; otros, no nos engañemos, porque ha tenido la virtud de salir con chicas pero muy que deseadas, sobre todo no le perdonarán nunca lo de Ana Ivanovic; y en fin, porque Rafa es mucho Nadal, y acapara casi toda la devoción y el cariño. El caso es que el tenista madrileño nunca ha terminado de caer bien. Si a ello unimos su irregularidad, que siempre dio la sensación de poder llegar a más, que se pone nervioso en momentos importantes… Pues eso, que no está en el pedestal del amor de los más.

Iker Casillas

Iker Casillas. Parece increíble que haya llegado hasta esta lista, pero así es la vida y sobre todo la actualidad. Hace apenas dos años a nadie se le hubiera ocurrido cuestionar al mejor portero español de la última época (¿digamos 100 años?), al capitán indiscutible, al que lo ha ganado todo con la selección y con el Real Madrid. Pero pasó lo que pasó, le discutió quien le discutió, le condenó al banquillo quien le condenó. Y cambiaron las tornas: que si topo, que si cáncer del vestuario, que si Sara Carbonero, que si no sale o no va por alto. El caso es que si sus paradas decisivas adquirieron la categoría de míticas, ahora sus cantadas –como la del otro día ante Eslovaquia– son objeto de una repercusión mediática inusitada. Y, parece mentira, son profusamente celebradas por amplios sectores. Era intocable, y hoy hasta el portero de Luxemburgo se permite hacerle un desprecio.

Gerard Piqué, foto Efe

Gerard Piqué. A Xavi o a Iniesta les respeta hasta el más madridista, como a Casillas –antes- el más culé. Pero con Piqué es diferente. Para muchos ha dado siempre una pinta más arrogante, o más díscola, y encima se casó con Shakira. Es verdad que entre lesiones y otras circunstancias –la marcha de Puyol-, en los últimos años ya no ha sido ese “Zidane jugando de central” que llegó a parecer, con perdón. Para ahondar en su imagen de personaje controvertido, sus declaraciones en torno a la consulta en Cataluña –que ayer explicó creo que muy bien- han venido a incrementar notablemente su cuota de animadversión. Cierto que casi nunca se es lo que se parece, pero es verdad que otros se han preocupado de cuidar bien y su imagen y él quizás no.

Serena Williams

Serena Williams. Cuesta encontrar a una mujer entre las personalidades menos queridas del deporte. Seguramente porque el deporte femenino no genera todavía la misma pasión en nuestro país. Pero buscando una, nos vamos a quedar con la tenista estadounidense. Quizás por todos los años que lleva ahí, inamovible, llegando en algunos momentos a ejercer una dictadura insoportable para sus rivales. Por su imagen brutota, su poderoso físico que la hace muy superior, y en el que ha cimentado buena parte de los triunfos de su carrera, sin olvidarnos de su fantástico tenis. Y no quería decirlo, pero reconozcamos que un poco verdad sí que es, querido público masculino: porque suele ganar a tenistas más guapas o de figura más grácil que ella. Que tire la primera piedra el que no…

Ya digo, esta es una lista abierta y, por supuesto, opinable y cuestionable. Incidir en que me he centrado en deportistas y en estados de opinión de plena actualidad, cualquiera que eche la vista un poco atrás podrá recordar a un Drazen Petrovic, a un Javier Clemente, Luis Enrique futbolista –para unos-, Juanito – para otros-, John McEnroe, el citado Armstrong… También decir que he obviado a los directivos, que algunos seguramente arrasarían. Sí he incluido a entrenadores porque no dejan de ser personajes que tienen intervención directa en el juego, y de los que hablamos y opinamos asiduamente. En esta faceta ha habido un caso particular: pensé incluir a Juan Antonio Orenga, absolutamente triturado tras el fracaso de la selección en el Mundial de Baloncesto. Pero como rápidamente dejó de ser seleccionador, entendemos que su breve travesía por el odio ya pasó. En fin, cada uno vera y tendrá los suyos. Al fin y al cabo, esto no es más que un juego. Sin acritud…

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