Conozco aficionados madridistas, aunque sean pocos, que consideran insustancial su aportación al Real Madrid durante estos cinco años. Y en los últimos días, a alguno que le ha calificado de traidor. Debe ser lo que va del instinto cainita tan nuestro al vicio de ver el fútbol con un ojo tapado, fiándose del que enfoca únicamente el balón y la portería. Por otro lado, hay sitios donde se describe esta página como un blog en el que se habla de varias cosas, entre ellas de este futbolista. Debe ser que la etiqueta ha dado mucho juego cuando ha salido, y a lo mejor no podría ser menos tratándose de él. Pues esta vez lo vamos a hacer con todas las consecuencias. Sí, hoy hablamos de Xabi Alonso.
Pongo por delante que he entendido su decisión, y de su marcha al Bayern Múnich me alegro fundamentalmente por él. Pero también digo que es una gran pérdida para el Madrid, y muy difícil de compensar. Se habla mucho de la salida de Di María, y este es un asunto coyuntural, se trata de sustituir a alguien que ha ofrecido un excelente rendimiento, especialmente la pasada temporada. En cambio lo de Xabi es un problema estructural, no es cuestión de poner a otro porque no lo hay como él. Incluso si no estuvo en su mejor versión, que es cierto que así fue el año pasado, cuando faltó se notó. Llámenlo equilibrio, recuperación, mando, organización… pero el caso es que en los cinco años que ha estado en la casa blanca, ha sido el jugador más difícil de sustituir. Más que Cristiano, sí, más que Casillas y más que cualquiera. Ahora no está, y a don Carlo le toca –ya lo está haciendo- romperse los sesos, enarcar la ceja y girar la tuerca hasta dar con una solución. Algo que casi siempre, más tarde o más temprano, ha acabado consiguiendo con su trabajo de orfebre, eso hay que decirlo también. Esperemos esta vez.
Y sin embargo no ha sido Alonso, ni mucho menos, el que ha acaparado más titulares. Estos los suelen dar los goles, las jugadas espectaculares o las polémicas, y ninguno de esos atributos ha sido particularmente suyo. En cambio la regularidad, la elegancia, la colocación, la profesionalidad sin reservas… son argumentos que tienen menos premio mediático. Posiblemente se hayan publicado más fotos suyas vestido de Emidio Tucci que con el uniforme blanco. Luego, es de esos futbolistas a los que la televisión no hace toda la justicia. Un pase de 40 metros se suele ver cuando llega, no cuando sale de las botas del que lo dio. Por no decir todo lo que se juega sin balón. Es en el campo, viendo in situ al 14 desenvolverse por todo el terreno de juego, cuando se le aprecia en toda su enorme dimensión. Un espectáculo. Siempre que le vi en el Bernabéu, me fui con la sensación de que había sido el mejor.
Le han achacado sus detractores –escasos, hay que decirlo- que en el Madrid no ha tenido llegada, no ha pisado área, no ha marcado goles. Por eso mismo, en realidad, los diarios deportivos rara la vez le señalaron como el más destacado en sus crónicas de los partidos. En el Liverpool tuvo más gol y participación ofensiva, cierto, pero hay que recordar que, aparte de que el sistema de juego era otro, en Anfield tenía de compañero en el centro del campo a Mascherano, uno de los mejores medios defensivos del mundo, como ha vuelto a demostrar en el último Mundial -y en su club parece que siguen sin enterarse. En la selección también se permitía más alegrías porque estaba Busquets. En el Madrid, él era el medio defensivo, muchas veces el único, y siempre el primero que salía al paso en cuanto el equipo contrario hacía intención de avanzar. Y si había que entrar duro, y si se cargaba de tarjetas… iba en su puesto y en su sueldo.
Por lo demás, no habrá sido el que más simpático ha caído porque tampoco ha sido lo suyo ir de relaciones públicas por la vida. Y mucho menos de dicharachero. La única vez que recuerdo haberle visto perder la compostura fue cuando la cogorza que se agarró el hombre durante la fiesta de celebración de la Eurocopa 2012 en La Cibeles. Accidental excepción que confirma su regla de caballero. Y los diretes de que si se llevaba mal con los del Barça, que si era uno de los valedores de Mourinho en la plantilla… Yo no lo sé, pero la impresión que me dio es que siempre fue serio, disciplinado y muy centrado en su trabajo, buen compañero pero no necesariamente amigo de este o del otro. Y que uno sepa, ha mantenido respeto y compromiso con todos los entrenadores que ha tenido, con Mou y con Denoueix, Benítez, Pellegrini, Ancelotti, Luis Aragonés, Del Bosque… Que me corrijan, pero no le recuerdo el menor problema con nadie.
Y a los que le han llamado traidor. A ver, Di María al que tanto lloran ahora no es madridista de sangre, es un profesional al mejor postor, y se ha ido principalmente –por no decir únicamente- por dinero. Tampoco es madridista Xabi Alonso, él nació en Tolosa, su equipo del alma es la Real Sociedad, donde empezó su carrera y no me extrañará que la quiera finalizar. Pero por medio habrá jugado en el Liverpool, en el Real Madrid y en el Bayern Múnich, ahí es nada, quién no firmaría una trayectoria así -sin contar, claro está, todo lo realizado como uno de los artífices principales de la mejor selección española de la historia. Y también es un profesional y también le van a pagar muy bien, faltaría más. Pero él ha ganado una Champions con los reds, otra con los merengues, y sabe que puede perfectamente ganar otra con los bávaros. ¿Quién se lo puede negar?
Por último, reconozco que soy un sentimental, y algunas marchas me apenan de manera especial. Esta es de las que más he sentido, para ser exactos la que más en los últimos cuatro años. Pero vuelvo a decir que lo comprendo. Le seguiré y le desearé lo mejor en Múnich y adonde vaya, y siempre recordaré con gusto el tiempo que ha estado por aquí. Gracias Xabi por todo lo dado, ha sido un gran placer.