Cuando el primer titular no es la noticia: la reforma fiscal

Entre el viernes 20 y el lunes 23, el Gobierno de España ha anunciado la esperada reforma fiscal. Lo ha hecho a plazos, contando una parte en la primera entrega, desgranando algunas píldoras durante el fin de semana, y cuando se suponía que el lunes se iban a explicar los detalles, fue cuando supimos que la verdadera noticia era otra muy distinta de la anunciada inicialmente.

Cronológicamente y a grandes pasos, los hechos se han sucedido así: tras el Consejo de Ministros del viernes, comparece la vicepresidenta del gobierno con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, quien proclama satisfecho y grandilocuente: “Ha llegado el momento de bajar impuestos para todos. Los españoles van a recibir la compensación por el esfuerzo que han hecho”. Paralelamente al anuncio, se publica esta nota de prensa en la que se supone que se informa de las grandes líneas y cifras de la reforma. Los titulares que inmediatamente emergen en las webs recogen más o menos fielmente ese mensaje, no es el mejor día ni las mejores horas para andar contrastando. Aunque algunos analistas de radio ya dejan caer que entre líneas se ve cierto gato encerrado. En efecto, escudriñando los datos, se vislumbra lo que ya se temía: que aunque en ningún momento se diga explícitamente, la mayor bajada de impuestos corresponderá a las rentas más altas.

Durante el fin de semana hay una comparecencia del presidente del gobierno y otra del propio ministro de Hacienda, que hacen por poner énfasis en la trascendencia de la reforma, diseñada “para el crecimiento económico y la equidad” y la única que “incorpora beneficios sociales como nunca ha habido en España”, llega a espetar Rajoy. Y se adelantan algunos detalles de la nueva tributación para autónomos, a los que en 2012 se les subió la retención en sus facturas 15% al 21%, con la promesa, por ahora incumplida, de restituirles a la situación de partida en 2014. Ya atisbábamos el mismo domingo que la promesa seguirá incumplida.

Pero el momento culminante llega ayer lunes. Tal como avanzó, Montoro compareció –no fue una rueda de prensa aunque la llamen así, porque no consta que hubiera preguntas de los periodistas- acompañado de su equipo para presentar los detalles de la reforma. Lo expuesto durante casi dos horas y media quedaría reflejado someramente en una nueva nota de prensa oficial del Ministerio de Hacienda, cuyo contenido, según puede apreciarse, es muy diferente del reflejado en la nota de prensa del viernes. Y no pretendo hacérsela leer entera, pero si a mitad del texto van al apartado Dación de la vivienda, exenta, que consta de un sólo párrafo, al final del mismo, en tres líneas y media, aparece como quien no quiere la cosa la verdadera noticia: la indemnización por despido deja de estar exenta de pagar impuestos.

Cuando tuvo que abordar este farragoso elemento de la reforma, el ministro delegó en uno de sus colaboradores, que fue quien tuvo que explicarlo. De no haberlo hecho, posiblemente la impopular medida hubiera pasado desapercibida para quien lea las notas de prensa en diagonal. No fue así, y para chasco del pletórico titular de Hacienda, la gran mayoría de las informaciones publicadas ayer titulaban con esta nueva medida, que a quien afectará principalmente será a los trabajadores normales que son despedidos de sus empresas, que ya vieron mermar su indemnización de 45 a 20 días por año, y ahora ven cómo encima tendrán que entregarle una parte al fisco. Y así resultó que el soberbio atún que sea anunciara haber pescado el viernes, llegado el lunes se había quedado en una raspa de pescadilla revenida.

Como muy bien señala Ignacio Escolar en este ilustrador artículo de ayer (1), estamos ante un caso más de las políticas de Comunicación que se practican hoy, y de las que el actual Gobierno de España es uno de sus más devotos practicantes: soltar el titular, metérselo por la vista y por los oídos a la población –fundamentalmente para que lo comulguen sus votantes e incondicionales- y si luego la realidad dice otra cosa, da igual porque ya se lo habrán creído los que se lo tenían que creer. “Sí lo ha dicho, ya lo ha hecho” y a dar palmas. Luego, si les vienen con insidiosas revelaciones que vengan a distorsionar el florido y próspero paisaje que nos están dibujando, que se anden mucho cuidadito.

(1) Por cierto, una puntualización al artículo: la retención para autónomos en general baja del 21% al 20%, no al 19% como en él se señala. Que tanta generosidad nos hubiera provocado lipotimias.