Prólogo
El 10 de marzo de 2004 había pasado la mañana haciendo cola en la FNAC para sacar unas entradas para un concierto, en horas de trabajo; por la noche hay partido de Champions. Tampoco vamos a entrar en más detalles, es sólo el contexto.
Acto I
En espeso despertar a causa de las cervezas del fútbol, remoloneando en la cama con si es hora ya de levantarme o me quedo un poco más, irrumpe la voz de Iñaki Gabilondo: gran agitación, dos explosiones, estación de Atocha… y me pongo en pie como un resorte: “Si ya lo habían intentado con los trenes, esta vez lo han hecho”; “Mamá, ETA ha puesto unas bombas en la estación de Atocha”. Se barrunta, se presiente y casi se sabe ya que hay víctimas mortales. Un redactor de deportes de la SER que vive cerca de la calle Téllez se ha bajado a los aledaños de la vía donde yace el tren descuajaringado y le tiembla la voz: “veo cuerpos, brazos, que no se mueven, no se mueven nada”. Me queda claro que en Atocha, lo que no termino de entender es lo que dicen también de El Pozo, Santa Eugenia… Es Iñaki al primero que escucho “bueno, si es que ha sido ETA, que lo estamos dando por hecho y aún no lo sabemos”. Sale el primer balance oficial: 26 muertos.
Acto II
Serían las 10h, apurando un café tembloroso en un bar enfrente de casa veo las primeras imágenes en TV, y la información sobreimpresionada ya desgrana los cuatro focos del atentado: en total, 80 muertos. Escalofrío. Todos miramos y no somos capaces de pronunciar palabra. Se oyen las sirenas del SAMUR insistentes viniendo por todas las calles, bullendo urgentes y sobrecogidas por todas las avenidas. Para ir al trabajo normalmente tomo la Línea 1, como es obvio que está interrumpida, tomo la 6. En Manuel Becerra se para el Metro y se me hace insoportable, me invade la angustia. Decido bajarme y cambiarme a la Línea 2 hasta San Bernardo, se me hará eterno. Es una mañana soleada pero sucia, cuando salgo a esa calle se palpa una sórdida tranquilidad, esa zona está alejada del foco y sin embargo los SAMUR siguen sonando, me van a seguir sonando durante mucho tiempo. Desde todos los sitios los voy a oír.
Acto III
Ya en la oficina encuentro una calma aplastada, caras que lo dicen todo y no hace falta preguntar nada. Me tiro a Internet, leo lo de Otegui, “esto va a ser cosa de islamistas”. Un compañero sale a fumar al descansillo, los ojos enrojecidos. Le acaban de llamar, un amigo suyo iba con su hijo en uno de los vagones, el niño está localizado y a salvo en un hospital pero a él no le encuentran. Empieza la rueda de prensa del ministro del Interior, siendo de este país he vivido muchos atentados y recuerdo las primeras reacciones de los distintos ministros de Interior, nunca vi a uno tan contundentemente seguro de lo que está afirmando. Hasta tacha de miserable e intoxicador a quien siquiera se le ocurra sugerir otra cosa. “Ya tienen la mayoría absoluta”, se me ocurre comentar. “Pues es verdad”, asienten a mi inmediato alrededor. De alguna manera, me arrepiento de hacer pública esa reflexión en esos momentos. Los diarios salen ediciones especiales a mediodía, aún no me fijaré en el detalle. La tarde se avecina lánguida y muy pesada, gotean los muertos que engrosan la cifra, hace tiempo que ya pasan de 170. Todavía hay directivos de multinacionales que no entienden que haya que parar algunas cosas, al menos esperar a cómo se desarrollan los acontecimientos, que no sabemos si va a estar el panorama como para irse a Guipúzcoa a dar una rueda de prensa la semana que viene. Alguno, de vacaciones, se enterará de todo a la mañana siguiente.
Acto IV
Todavía sin suficiente perspectiva, había salido de casa con la bolsa del gimnasio, no vamos a quedarnos mucho hoy en la oficina, una compañera que vive por mi barrio me ofrece volver en su coche, se lo agradezco pero le digo que no, y sin embargo al poco me doy cuenta de que no estoy para ir al gimnasio, ni el gimnasio va estar para que vaya nadie. Tomo un taxi que me lleva por el camino habitual, y ese tiene que pasar irremediablemente por la estación de Atocha, ya convertida en Zona Cero. Ahí está todo el circo de las unidades móviles de televisión, los coches, antenas, cables… el inevitable espectáculo del dolor, justo donde ahora está el monolito. Lo de la furgoneta con los versos del Corán se antoja de coña, pero vas hablando con gente y ya no parece estar tan claro lo que por la mañana estábamos dando por seguro. Me acuerdo otra vez de la rueda de prensa de Acebes, fuerte han apostado. El foco de atención se ha trasladado a la morgue de IFEMA –si estuve anteayer allí…- y ya en la cama, de la misma de la que me sacó Iñaki por la mañana, escucho a Antonio García Ferreras: “Todo indica que ETA va a sacar mañana un comunicado”. Ya pensaremos en ello, ahora sólo queda dolor y creo que hoy toca dormir muy mal. Mañana será 12 de marzo y sabremos más, pero lo que no sabemos es que todavía nos va a quedar mucho 11-M. Mucho…
Así me acuerdo de ese día diez años después, y así lo cuento.
Prólogo: 10 de Marzo de ¿2014?.
Perdón, de 2004, uppps
MI OPINIÓN SOBRE ESTE TEMA LA HAN ESCRITO OTROS:
http://www.infolibre.es/noticias/opinion/2014/03/10/adios_todo_eso_bomba_todavia_suena_14413_1023.html
http://blogs.publico.es/rosa-espinas/2014/03/12/mi-querida-y-traidora-pilar-manjon/
YO ESTABA EN BARCELONA Y EL 60% DE MIS COMPAÑEROS DE LA EMPRESA DE ENTONCES PASABAN POR ATOCHA A ESA HORA…….. NADIE NOS COGÍA EL TELÉFONO NI EN LA OFICINA NI EN LOS MÓVILES DURANTE VARIAS HORAS….. NO OS CUENTO MÁS PUES LO PODEIS IMAGINAR….. ANGUSTIA Y MAL ROLLO ES POCO……
Y LUEGO VER A TANTO HIJO DE PUTA Y TANTO FASCISTA NADA MAS QUE MINTIENDO Y VENDIENDO MENTIRAS PARA SU PROPIO BENEFICIO ES VOMITIVO Y ESCANDALOSO…… PERO ESTO ES ESPAÑA….. DONDE TODAVÍA SE HOMENAJEA A FRANCO Y NO PASA ABSOLUTAMENTE NADA……