Todos los diarios digitales se presentan básicamente en el mismo formato. Titulares y entradillas, dispuestos de arriba a abajo, con foto o no, en función de la relevancia, oportunidad o actualidad de la noticia. Si alguien desea informarse más ampliamente y con detalle, debe pinchar en la noticia para acceder al “cuerpo” de la información. Si no lo precisa, una somera lectura de toda la home –página principal- del diario debería servir para estar en líneas generales informado… si estuviera bien escrita.
En efecto, Internet propicia la inmediatez pero, en otro lado de la moneda, desata la urgencia. Y las prisas muchas veces impiden vestirse bien. Por un lado, ya sabemos que muchas informaciones se publican sin contrastar debidamente, o se completan según se van contrastando, lo que puede derivar en informaciones confusas o contradictorias cuando aparecen en los buscadores –recuérdese aquel record batido/no batido de la atleta rusa Isinbayeva, y existen muchos casos parecidos. Y por otro lado, los textos no se editan. Es como si se escribiera en directo como quien canta, y si sale un gallo, ahí queda plasmado.
El problema no es ya el meramente ortográfico, que tampoco debería existir con una correcta edición: una errata, una repetición u omisión de palabra, una preposición mal colocada, faltas de concordancia… A veces es de sintaxis, que ya es peor. Y otras, de falta de pericia periodística, provocada, ya digo, por la urgencia. Se supone que la entradilla ha de contener los elementos esenciales de la noticia, ya saben lo de las cinco W, en español quién, qué, a quién, cómo, por qué… Y resulta que a diario encontramos informaciones a las que les falta el “quién”, es decir sin el sujeto, el protagonista principal de la historia; o sin explicar bien el “qué”; o dando por hecho el contexto de los hechos, que no todo el mundo tiene por qué conocer y sin el que a veces es imposible explicar lo sucedido. Hacerlo en un espacio tan breve es a veces complicado, pero ahí está el arte y buena práctica del redactor. Y si no, pues muchas veces tienes pinchar y acceder al contenido completo para enterarte realmente de lo que ha pasado. Eso no es una noticia bien construida.
En algunos diarios digitales ya no es posible ni eso. Por ejemplo, Elmundo.es, como parte de la nueva y anunciadísima estrategia digital de Unidad Editorial, que ellos han llamado “cambio de piel”, ha decidido que para acceder a las noticias completas hay que estar suscrito a Orbyt, la plataforma de contenidos digitales de pago a la que este y otros diarios se han adscrito. Así, solo la home es gratuita, con sus correspondientes titulares y entradillas. Quien desee profundizar, debe haber pasado por caja. Quien no, conformarse con la portada. Pero si no está bien escrita…
Cada empresa es legítima de elegir su modelo, y ese es un caballo de batalla de muy largo recorrido, en la que todos están –estamos- inmersos, a la búsqueda de una fórmula mediante la que sea viable ofrecer contenidos de calidad y que además salgan las cuentas. Pero se entiende que un medio de prestigio debería observar antes lo primero –la calidad– y después cómo sostenerlo con lo segundo –los ingresos. Si el usuario comprueba que lo que se le ofrece en libre acceso no es satisfactorio, nunca pagará por acceder a más. Y si de todas formas no pensaba pagar y ve que la información que se le ofrece gratuitamente no es de calidad, cambiará a otro medio digital que sí se la de. Y no olvidemos que el tráfico también significa ingresos.
En cualquier caso, se opte por unos modelos u otros, y se apliquen las estrategias comerciales y de marketing que se estimen oportunas, tampoco debería costar tanto hacer un diario bien escrito, aunque sea en Internet. Escribir bien también es informar bien, en órbita o no.