Noviembre de 1975, una semana sin colegio por luto oficial tras la muerte de Franco. La pasé en casa con la radio puesta todo el día, y escuchar aquellos 40 Principales, los Superventas y demás espacios de la programación musical de Radio Madrid FM, cambió mi vida. Empecé a a abrir los oídos, a saber quién era quién en la música de entonces, y luego ya iría decidiendo con quienes iba a viajar los años siguientes que tenía por delante. Sí, esto ya lo había contado alguna vez, pero a lo que voy hoy es que sonaba cada dos por tres una cuña que anunciaba El Gran Musical, la revista mensual que editaba esta emisora. Las voces entusiastas de Joaquín Prat y Joaquín Luqui vendían los contenidos del número que ya estaba a la venta, el poster supergigante, la entrevista, la actualidad, novedades de Stilidan, Pinfloid, Lurri… Y me quedé con ese nombre ¿Quién sería Lurri? Me sonaba a cantaor flamenco de pelos largos o algo así, pero no tardé mucho en saber que era, claro, Lou Reed. Y su cara de niño hecho adulto antes de tiempo la reconocería en algunos de los colegios por los que pasé.
Unos años antes de eso, había acontecido la genial anécdota que contó Julián Ruiz en su delicioso libro Plásticos y Decibelios sobre sus experiencias personales con los mas grandes del rock. A las dos y media de la madrugada andaba el periodista por la calle Princesa de aquel Madrid de los grises y el “circulen por favor”, buscando una farmacia de guardia donde comprar unas jeringuillas para Lou Reed y un travesti. Rachel era su amante por entonces, y ambos le esperaban en la suite del Meliá con todo el mono puesto.
Entre estos dos episodios –el de las jeringuillas lo conocí en 2007-, más bien escasas noticias y, eso sí, mucho culto. Se diría que, hablando del gran público, se ha usado más su nombre que conocido su música realmente. Escuchaba esta mañana que en los años de la movida madrileña, todo el que se preciara decía amar a Lou Reed y hablaba continuamente de él, luego habría qué ver cuántos discos suyos habrían escuchado, cuántas canciones serían capaces de nombrar. Sí claro, el celebérrimo Walk on the Wilde Side, que es como un himno y hasta casi llegó a eclipsarle. De hecho puede decirse que fue realmente el único éxito comercial de su carrera.
En efecto, Lou Reed ha sido quizás más influyente que exitoso por sí mismo. No ha sido de masas ni mediático, entre otras cosas por que en sus canciones sacaba a colación temas que no eran los que más interesaba vender y consumir, y menos en la España de los sesenta y setenta. Por ejemplo, lo del Glam Rock aquí no se terminó de entender, y a Andy Warhol todavía se le veía como a un bicho raro. Mucho de su obra se ha conocido por otros, por sus amigos, andanzas y compañías, y si tuvo tantas en su trayectoria se supone que fue porque a la gente le merecía la pena andar y compartir con él. No en vano, si el mismo David Bowie se acercó a él, le produjo Transformer y pasó por ser uno de sus mentores, por algo fue.
Yo mismo, que he sido tenido la suerte de que me enseñaran a apreciar su obra y valorar su importancia en la música del siglo XX, tengo también mis lagunas. Y me he hecho la promesa de comprarme The Velvet Underground & Nico, que nunca debía haber faltado en mi colección. Por lo demás, la canción que traigo para homenajearle hoy tampoco va a ser la más original y rebuscada, pero sin duda es mi preferida por maravillosa: Perfect Day, Lou Reed. No lo fue el de ayer para él, evidentemente, pero espero al menos que cuando tengamos alguno, nos quepa el detalle de acordarnos de él.
A David Bowie la novia de Igy pop le llevó a Londres el disco de Velvet Underground and nico cuando acababa de salir y el tio flipó tanto que les copio el estilo y las letras canallas y se empeñó en ir a New York y conocer a Lou and co. Luego Lou dejó la música y se puso a trabajar de administrativo en la empresa de su padre y Bowie se hizo famoso con su estilo y creando a Zygy. Y cuando Lou decidió volver ahí estaba Bowie para devolverle el favor y le produjo Transformen y le llevó a Berlín…..Y luego con Igy Pop crearon un trio maldito de amor odio total. Una historia tremenda que refleja un documental que no recuerdo el nombre.
Si no habéis escuchado Rock and roll animal (un disco en directo de Lou del 75 o así con solo 4 temas) la vida no es lo mismo…… Siempre nos quedará esa música……
Por cierto que el bueno de Julián Ruiz, en su crónica de ayer en El Mundo sobre Lou Reed, empieza escribiendo dos párrafos muy sentidos y demostrando que estaba muy en contacto con él… y a continuación se despacha cortando y pegando directamente el capítulo del libro que he mencionado, donde salen el episodio de la calle Princesa y otros muchos. Hombre, entiendo que era domingo ya tarde, que no estaría de ánimos y que le habían dado un pedazo de espacio. Pero no pasaba nada si citaba que era el capítulo de su libro que escribió en 2006, que por otro lado está genial, y no hacer creer que se lo había escrito para la ocasión. Claro que a lo mejor es más cosa de los periodistas de mesa que de él mismo. Chapuzas que se hacen en la prensa de hoy.
ESTE ES EL DOCUMENTAL QUE OS DECÍA: http://smellslikescreenspirit.com/2010/12/the-sacred-triangle-review/