¿Lobby anti Casillas?

No es cuestión de asegurar nada porque no lo sabemos, pero sí es verdad que cada español que triunfa lleva incorporado de serie su propio mecanismo de destrucción, ya sea provocada externamente o auto-inducida. Y no podía ser especial Iker Casillas. Suelo ver los partidos por televisión en el bar de uno que, siendo muy madridista, hace tiempo ya, desde sus primeras paradas, se decantó declaradamente detractor del portero de Móstoles. Un día que un cliente opinó como él, le sugerí que fundara la peña anti-Casillas, y que yo me ofrecía como tesorero, no porque coincidiera con sus ideas, sino porque uno tiene su visión de futuro –en aquel tiempo ni sabíamos quién era Bárcenas– y ya intuía los réditos que podrían obtenerse del puesto. Pero qué va, ahí nadie ha pagado una mísera cuota ni se ha recibido una puñetera donación.

Iker era prácticamente intocable hasta para la mayoría de los no madridistas, pero en esto llegó un entrenador soberbio y megalómano y levantó la veda. Y más que una peña, lo que parece que se ha organizado es un lobby en toda regla. Empezando por los incondicionales del caudillo portugués, que en su fiel y ciega adhesión al personaje, empezaron a mirar al idolatrado guardameta con otros ojos: ya no era tan bueno ni tan indiscutible ni tan guapo, y si le habían denigrado hasta la humillación, es que“algo habrá hecho”.

Clausurado –de momento- el régimen anterior, Ancelotti, al que a su llegada llamaron “El Pacificador”, lo tenía bien fácil: Casillas titular desde el primer partido y se acabaron las tonterías. No ya por la idoneidad o no de la decisión técnica, sino por su propia paz. Los que se supone muy bien informados lo daban por hecho, y cuál sería la cara que pondrían –y la que se nos quedó a muchos- cuando en el debut liguero en el Bernabéu ante el Betis, anuncia a Diego López. Y repite contra el Granada, y hasta ahora en liga. Esto ya no era una cuestión personal, así que aquí podía haber algo raro. Luego, viendo la sucesión de bandazos que ha venido dando el técnico italiano con los sistemas de juego y las alineaciones, nos podría quedar la conclusión, como apuntó muy bien el otro día un colega, de que el bueno de Carletto se lo está montando francamente mal en estos primeros meses en el Real Madrid.

Pero todavía quedaba Del Bosque. El seleccionador sí que se había mantenido inamovible en su idea. Conoce al chico desde los nueve años y ya le dio el aviso cuando se lo tuvo que dar, a los 20 años, cuando su carrera podía haberse torcido, y de aquello el chaval aprendió, por eso ha llegado a ser el que es. Con todo el ruido de viento alrededor, el técnico salmantino jugó con Casillas de titular la Copa Confederaciones –sin haber disputado un partido oficial desde que se lesionara-, y volvió a apostar por él en el importante compromiso en Finlandia, cuando Ancelotti ya le había relegado también al banquillo y todavía no se sabía entonces que jugaría la Champions. Así que por este frente estaba todo claro. La pasada semana, un periodista deportivo que hace un muy buen programa de radio pero que últimamente se está poniendo un poco pesado, le preguntaba a otro periodista, supuestamente el que se lo sabe todo sobre don Vicente, quién iba a defender la portería contra Bielorrusia. Le preguntó el lunes, el martes, el miércoles… y todos los días, sin dudarlo, el interpelado le respondió que Casillas. Pues llega el viernes por la noche y el que juega es… Víctor Valdés. ¿Qué esta pasando aquí?.

El seleccionador lo ha explicado con mucha naturalidad, como suele hacer cada vez que le piden explicaciones por todo. Y no tendría que pasar nada, el del Barça es un porterazo y está en un gran momento, y casi lo mismo se podría decir de Diego López. Además, aparte de que no está jugando partidos oficiales, nadie es indiscutible en ningún sitio, y mucho menos eterno. A lo mejor tiene que empezar a acostumbrarse Iker a que el puesto ya no lo va a tener garantizado, y desde luego debe saber que algún día lo va a perder, aunque a muchos, y a él desde luego, nos pueda parecer prematuro que sea ahora. Sí, las cosas deberían suceder de forma natural, lo que pasa es que en este caso algo huele a que todo esto muy natural no es. Como desquiciante es, por otro lado, la minuciosa observación a la que se le somete, tanto si juega como si no, todo el mundo pendiente hasta cuando le ceden un balón, o lo que hace en el banquillo, si bosteza, si se toca la nariz, si celebra un gol… más primeros planos se lleva que cualquier jugador en el campo. Va en su sueldo pero, ¿no es para perder los nervios?

En fin, la solución la tienen el tiempo, la temporada, el Mundial… pero ahora no puedo dejar de preguntarme: ¿Hay un lobby anti Casillas? Pues probablemente sí, pero a lo mejor tampoco es para extrañarse: como lo hay –o lo habrá- anti Nadal, anti Alonso o anti selección. Somos así de cainitas. Y ahora dejo este tema escabroso y voy con más cositas:

De Fórmula 1. Vettel será tetracampeón del mundo, pero decididamente él o su equipo –o los dos- son unos cutres. Con más de 70 puntos de ventaja a tres carreras del final del campeonato y todos sus rivales detrás en pista, hay que ser cicatero de verdad para privarle al bueno de Weber de su primera victoria del año, que seguramente hubiera sido la última de su carrera. Avaricia se llama la figura, pero cuidado, de la que rompe el saco. Eso sí, ya tendrá que romperse otro año.

De motos. La verdad, no tengo ni idea de si a Márquez debieran haberle sancionado por lo de Alcañiz. Lo que sí digo es que los que se han hartado a rajar estos días podían recuperar un poco la perspectiva y recordar lo que hacían ellos cuando tenían 18 o 20 años y lo que decían de ellos los que tenían que sufrir su ímpetu. Luego, la envidia y verse impotentes hace lo demás. Por criticarle, hasta le echan en cara ahora el sublime adelantamiento en el Sacacorchos de Laguna Seca, cuando el propio adelantado, que no era otro que Valentino Rossi, corrió a abrazarle nada más terminar la carrera. No se olvidaba de que en su día él también lo hizo en el mismo sitio.

De Bale. Un diario deportivo anuncia que el flamante e hiper millonario fichaje del Real Madrid sufre una hernia discal, y los servicios médicos del club salen de inmediato a desmentir rotundamente que… bueno, a terminar diciendo que sí, que algo tiene el chico, pero como no le duele… Cuidado con los desmentidos precipitados, que se puede hacer mucho el ridículo.

Y por último. Con todo lo que ha pasado, lo que hemos comentado y lo que no, este fin de semana lo hemos vivido con un parche en el corazón. No se me olvida, y no quiero dejar de recordarlo. Tristes como estamos todavía, nos queda agradecer a María la lección.