Madrid 20XX: relaxing, pensemos y dejemos a los políticos en casa, por favor

Eran las nueve de la noche del sábado y se terminó la fiesta en seco. Empezaron entonces a escucharse las clásicas majaderías “no nos quieren”, “odian a España” o “se acabaron el sushi y el kebab”, mientras La Razón barruntaba la franquista portada “Tongo Olímpico” y otros medios empezaban a re-cocinar tratamientos informativos que hilvanaran una nueva teoría de la conspiración y reflejara a los miembros del COI como absolutos delincuentes. Resulta que llevábamos la mejor candidatura para organizar unos Juegos Olímpicos como Dios manda, habíamos aprendido de los errores y esta vez no se nos escapaba. Y hemos ido a obtener el peor resultado de las tres tentativas. Y claro, nosotros no hemos fallado, alguien tendrá la culpa, pero será alguien de los demás. El contubernio que nos acosa…

Pues relajémonos y pensemos. Sí es verdad que resulta duro que te den la patada en el culo de esta manera tan drástica y sin decirte por qué. No te lo explican, esto no es un jurado que toma una determinación y luego la justifica, sino 94 votos personales y secretos, que no tienen que rendir cuentas a nadie. Pero no nos engañemos, habrá que pensar que cada miembro del Comité Olímpico Internacional es una persona y su circunstancia, con sus prioridades y sus preferencias. Y cada uno será lo que sea pero, desde luego, tontos nos son, y al contrario se les supone instruidos y documentados. Entonces, más que en conspiraciones, pensemos que a lo mejor a uno, o a varios, les habrá podido parecer que la candidatura de España no tenía sentido porque un país en bancarrota no debe meterse a organizar un evento de esta magnitud; a otro le habrán echado para atrás las dudas sobre la lucha contra el dopaje y la mal cerrada Operación Puerto; a otro no le gustarán unos Juegos austeros; a otro le habrá podido espantar el dichoso logo que llevábamos; a otro le habrá podido molestar mucho que El Mundo revelase días antes a quién iba a votar; a otro seguramente le pone que se construyan instalaciones nuevas y espectaculares; a otro no le habrá entusiasmado la presentación, o en concreto alguna de las intervenciones; otro a lo mejor está enterado del agujero financiero que presenta el Ayuntamiento de Madrid; a otro le habrá rechinado la dimensión de la delegación española, muy superior a las otras dos; a otro quizás no le ha gustado nada que se anunciara un día antes que España es uno de los 10 países que apoya el ataque de Estados Unidos a Siria al margen de la ONU, por cierto el representante sirio era supuestamente uno de los que nos iba a votar. Y sí, habrá alguno que además nos tenga intima manía, como también se la pueda tener a japoneses o turcos. Pongan sobre la mesa esos y otros factores, a saber quiénes y cuántos se remitieron a unos y a otros, pero por ahí se nos escaparon los 68 votos que nos dejaron fuera a las primeras de cambio. Claro que las otras candidaturas también tendrían sus taras, pero por lo visto, las nuestras sumaron o pesaron más.

Así que más que buscar explicaciones geo-estratégicas o enemigos por el mundo, lo más sano es pensar honestamente en qué nos hemos equivocado, qué no hacemos bien o qué debilidades intrínsecas tenemos. Yo sólo lanzo una idea, por si acaso sirve. Dando por supuesto que cuando se trata de decisiones en las que intervienen condicionantes políticos y financieras no se puede ir por ahí sin un buen equipo y una buena estrategia de lobby, añado algo más: cuando se va a este tipo de “concursos”, cada país debe saber vender lo mejor que tenga, lo que más cautive, lo que no le puedan negar. Y desde luego, hoy en día, en la situación económica y política actual, justamente nuestros políticos son un pésimo argumento de venta. Entonces deberíamos cuidarnos mucho de llevarlos a estos saraos, porque además la imagen que nos dejan es lamentable. Para apoyar institucionalmente iniciativas de este calado tenemos al Príncipe, que lo hace excelentemente bien porque está perfectamente preparado para estas cosas, no en vano es su trabajo y le pagamos para ello, ¿o no?. Y después tenemos a los deportistas, que a falta de otros, hoy son nuestro principal activo, casi todo el mundo les conoce y, no nos engañemos, a quien más y quien menos se le pone una sonrisa y se le reblandece el ánimo si tiene la oportunidad de verse y darse la mano con fenómenos que además son chicos excelentes como Gasol, Nadal –que evidentemente no podía estar-, Alonso, Iniesta o Casillas. Pero no con Rajoy, eso seguro. Y luego, dotémonos de gente que enganche, que presente bien, que sepan desarrollar los aspectos técnicos con rigor pero sin dejar de ser amenos. Y a los políticos, de verdad, dejémoslos en casa. No están para enseñárselos al mundo. Cualquiera que viera la presentación de nuestra candidatura puede juzgar cómo estuvo cada uno, quién se lució en un sentido o en el otro. Ya sé que no es fácil, porque son los propios gobernantes los que se afanan por sacar pecho y protagonismo cuando prevén un momento de gloria nacional, que lógicamente quieren atribuirse. Pues por esas mismas, cuando lo que viene es un batacazo de este calibre, a ellos les toca cargárselo a la espalda. Y no salir por patas, como parece que hicieron en aviones privados.

Nos queda ser positivos. Por ejemplo, pensar en todo lo que se podría hacer con esa “austera” cantidad de dinero que el país se ha ahorrado. Pero claro, tampoco seamos demasiado ilusos. Y en cuanto a volver a presentarnos o renunciar ya para siempre, pues tenemos dos años para pensárnoslo, veamos entonces en que situación estamos, sopesemos y decidamos. Eso sí, si volvemos a embarcarnos en esta carrera que ya sabemos cómo puede acabar, mejor dejémonos de alardes, agasajos, acciones de Comunicación rimbombantes y prepotencias. Con humildad y eficiencia. Aunque esté París por medio. Yo estoy convencido de que Madrid, como cualquier ciudad española, sería capaz de organizar unos Juegos Olímpicos sensacionales, imaginativos, emotivos y sostenibles. Sólo falta contar con la gente adecuada. La que los puede hacer y la que los puede vender. Pues que les dejen trabajar.

Y me permito añadir el afinado análisis que ayer hizo José Samano en El País. Para tomar nota.

P.D. Hemos dicho aviones privados. Rafa Nadal juega esta noche la final del US Open en Nueva York. Y el viernes debe estar disputando en Madrid la eliminatoria de Copa Davis contra Ucrania. La Federación Española de Tenis le ha ofrecido un jet para volar después del partido e incorporarse al equipo sin agobios. Rafa, y su tío, han declinado dicho ofrecimiento porque piensan que tendrá suficiente tiempo para descansar y no es necesario, en los tiempos que corren, acarrearle a la federación ese dispendio. Otros tomaron sin dudar el vuelo redentor que les llevara desde Buenos Aires a la misma Plaza Mayor. Relaxing total.