Malmö, el torso abrasado

El Expreso Nórdico, Capítulo III

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A primera vista nos parecería de Frank Gehry, pero no. El Turning Torso, entiéndase torso giratorio, rotante, dado la vuelta… es de Santiago Calatrava. Habrá que reconocer que no le quedó mal, ignoramos si esta vez le pagaron una vez hecho el trabajo, y no por adelantado. El caso es que este edificio, que en mi retorcida imaginación era normal pero se quedó así de volverse a ver las jacas que pasan por aquí (con perdón), domina el moderno barrio de Västra Hamnen, se ve desde toda la ciudad y ya se ha convertido en el símbolo más reconocible de Malmö.

Sí, estamos en Suecia, en su tercera ciudad en importancia y habilitantes, y es nuestro debut aquí, como dos días antes lo había sido en Dinamarca. Con nuestras primeras 1.700 coronas ya en el bolsillo –valen un poco menos que las danesas y hemos cambiado algo más- encontramos, impecablemente céntrico, el Hotel Baltzar. Es de los antiguos, de los de llave sólida que hay que entregar en recepción. Camila Lundgren es toda sonrisa, eficacia y disposición. Te mira los horarios de los trenes, te resuelve cualquier consulta, te pregunta qué tal todo, incluso atenderá mañana el pantagruélico desayuno, probablemente también ella lo había servido. Será cuando, bajando en el también añejo ascensor, me dará por pensar si ella y yo habríamos sido las dos únicas personas en el hotel durante mi estancia, no recordaba haberme cruzado con nadie más. Luego ya comprobaré que no, que desayunando había al menos un par de huéspedes más. Y para nosotros todas esas viandas, qué espectáculo, qué pena nos va a dar marcharnos sin catarlo todo, porque es que todo no puede ser.

Volviendo al principio, nuestro primer día en Suecia es soleado hasta cegar. El primer paseo por los diques del puerto es radiante, la vista estimula, toda esa luz y ese blanco te harían pensar que estás en otra latitud, excepto que la fisonomía urbana sí que es innegablemente nórdica. Después de las dos primeras horas de paseo oliendo el mar, otra vez el aire nos ha librado del sofocón, buscamos el primer refrigerio en este país. No sin cierto reparo después de lo que te han contado, estamos en la tierra del IVA al 25% y los impuestos disuasorios al alcohol y al tabaco. Luego no será para tanto, o que ya nos vamos inmunizando, cerramos los ojos y a disfrutar. Bueno, pero también conviene abrirlos cuando proceda. Katia Sundstrom, que nos ha servido con una dulzura que conmueve, tiene aspecto latino y sin embargo es de aquí. Eso le permitirá destacar sobre las demás, pensamos y le decimos. Pero nos comenta que esta es una ciudad multirracial así que no tanto, aunque al final nos da a entender –y ya nos lo imaginábamos- que sí, que le va muy bien.

07082013681En efecto, Malmö tiene un 30% de población extranjera, compuesta sobre todo por iraquíes y ex yugoslavos, por ejemplo aquí nació Ibrahimovic, de origen bosnio. Y es una de las ciudades verdes por excelencia, de las que suelen aparecer en todos los rankings de urbes eco-eficientes que se publican por ahí. De hecho, el intenso paseo que nos vamos a dar desde las más o menos las dos hasta bien entrada la tarde va a ser principalmente una sucesión de parques, espacios que van del romántico encendido, con lagos y fuentes para la ensoñación, al puramente deportivo, como el complejo donde conviven el viejo y el novísimo estadio del Malmö FF, el único equipo sueco que ha disputado una final de Copa de Europa, aunque la perdió. Lo que no se pierden aquí es este tiempazo, las explanadas son una fiesta de gente apurando cada minuto de sol. El contraste serán los tramos de bosque insospechadamente tupidos, donde entras y tardas unos segundos en asimilar la oscuridad. O paseos jalonados por muros literales de árboles, altos y verticales. Y luego están, muy de uso en estas ciudades nórdicas, los parques que en realidad son cementerios en pleno centro urbano, por los que la gente se sienta, lee, anda, corre o va en bici con absoluta normalidad. No he hablado de monumentos, los hay como la rotunda iglesia de San Pedro. Pero aquí de lo que los ciudadanos están orgullosos es de su universidad y de su hospital. Y no será la única ciudad sueca donde nos digan tal.

El último parque que recorremos en esta trabajadita tarde nos permite conocer el antiguo castillo y su fortaleza, posiblemente el que fuera el edificio más emblemático antes de que llegara el Torso. Que por cierto no hemos perdido de vista en toda la caminata, y en esto caemos en la cuenta de que el nuestro ya anda cargado, quejumbroso y hasta cierto punto abrasado. Tocará darse cremita otra vez, pero antes la parada en Lilla Torg será del todo reparadora. Una deliciosa placita de típicas casitas bajas, totalmente poblada de bares y terrazas. Inevitablemente, a la noche caeremos otra vez aquí, y nos alegrará la velada un grupo de lugareños que no parará de cantar y beber, y así debieron tirarse hasta que amaneció, me da que vi a alguno volviendo a la mañana siguiente cuando salía del hotel. Martin parecería un inglés atípico, odia el fútbol y se fue a vivir a Leipzig con una mujer a la que le chifla el fútbol ¿Y qué hace un británico en Alemania y en esas circunstancias? En cuanto empiezas a hablar con él ya reconoces absolutamente su fino humor, y si conoces a Brigitte, entonces ya lo comprendes todo, te irías con ella a la misma Siberia. De momento, les prometo visitar Leipzig. Ah, de gastronomía no hemos hablado, será porque no habrá sido nuestro día más brillante. Con el Köttbullar me ha pasado exactamente lo mismo que hace un año en Bélgica con las bitterballen –albóndigas-, allí las ponían con miles de cerezas, aquí con arándanos. Pero fue esa salsa de whisky la que no me terminó de convencer. Menos mal que me espera el sensacional desayuno de mañana… pero se supone que eso todavía no lo sé.

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1 Comment

  1. A mi me gusto Suecia mucho… a pesar de los precios de entonces (hace 20 años) que diferían mucho de lo que se pagaba en España……. Una cerveza aquí 100 pesetas y allí unas 800…… Pero claro… ahora aquí te cuesta 2-3 euros y allí seguirá en 5….. ya no es tanto…..
    Sin embargo la «perfección» sueca que ves allí tiene mucho de mierda guardada debajo de la alfombra….. allí no se ve si vas de fuera…. pero existe…… Recomendable leer la saga Millenium para entender la doble cara sueca o la película Let me in…. (la versión sueca claro) que va de vampiros pero es una critica social tremenda…..
    Aún así merece la pena ir….. como veis en el blog…..

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