La semana pasada hablábamos del rigor periodístico, pero cosa muy distinta son los rigores del Periodismo que, como el más crudo y largo de los inviernos, asolan esta profesión y la dejan tiritando. Estos últimos días han sido especialmente duros y pródigos tanto en malas noticias como en disparates, que más que al destino, responden en general a pésimas prácticas.
Entre ellos tuvimos el caso de la becaria alemana, que algunos conoceréis. Resulta que intervenía en los cursos de verano de El Escorial el vicesecretario de Organización del PP, Carlos Floriano. Y habían cuidado mucho, él y todo el aparato que le respaldaba, para que hubiera preguntas, sí, pero no de periodistas. De hecho no se cortaron en quitarle la palabra a uno cuando se dieron cuenta de que era tal. Pero mira por dónde, nadie se percató del “peligro” cuando tomó el micrófono una joven de Friburgo, de nombre Janinna Ruth, que estudia esta carrera en la Universidad Complutense de Madrid. Y como buena alemana, había hecho los deberes antes de acudir a la conferencia, se había leído la prensa para estar al día de lo que se cuece en este país. Y claro, ingenua mía, se había extrañado de que llevasen el tiempo que llevaban ahí de tertulia, mirándose al ombligo y contándose lo buenos que eran, sin que nadie mentara ni preguntara por el Caso Bárcenas. Así que ahí dirigió su pregunta. El político salió del paso como vienen haciendo los dirigentes de su partido, pero lo “grueso” del asunto vino cuando gran parte de los asistentes, en su mayoría jóvenes cachorros de Nuevas Generaciones del PP que velaban por el orden y buen discurrir de la sesión, se ensañaron con ella, la espetaron de todo, la acusaron de que venía “teledirigida” y le echaron en cara que no preguntara por el tema de los EREs en Andalucía. Pues claro que suponemos que lo hubiera hecho si hubiera tenido delante a un dirigente del PSOE andaluz, y no a uno del Partido Popular. Pero ya se sabe que, entre iguales, hay que preguntarse sobre los otros. Y lo contrario es una desfachatez, faltaría más.
Con todo, casi lo más jugoso de la información de elmundo.es es el final, cuando los periodistas hechos y derechos –que no habían podido preguntarle a Floriano- le preguntaron a Janinna por su “inaudita” intervención. Y ésta, ingenua mía, alucinaba. Se preguntaba cómo aquí no ha dimitido nadie por un asunto de sobresueldos en negro, cómo no se deja a los periodistas preguntar por temas de interés público, cómo entre tanta gente había sido ella la única que había preguntado sobre ese asunto y, en fin, cómo pueden organizarse mesas redondas en las que todos los ponentes son de la misma opinión… y el público asistente también. Para qué vean qué bien nos pintan desde fuera, sí, con la perspectiva que da la normalidad.
El caso enlaza bien con lo que ha pasado a principios de esta semana con motivo de la “rueda de prensa” de Rajoy en Moncloa (ver información). La becaria alemana -y si fuera polaca, checa o belga- se quedaría a cuadros al saber que el presidente del Gobierno de un país sólo comparece ante la prensa en carne mortal cuando no le queda más remedio, esto es, cuando viene un dirigente de otro país, seguidos por sus correspondientes medios, y no es cuestión de atenderles a ello y no a los de aquí. Claro que si pudieran…
Pues el lunes estaba Rajoy con el primer ministro polaco, que vaya visita inoportuna justo al día siguiente de que Pedro J sacara lo de los SMS. Menos mal que lo tienen todo previsto para estas embarazosas situaciones: dos preguntas para la prensa polaca y otras dos para la española –barbaridad que sin embargo nos parece tan normal y así nos va. Lo suyo sería que los periodistas españoles –y los polacos- se rebelaran contra esa humillación, pero ya sabemos que andan atados de pies y nómina. Y para salir lo más dignamente, lo que hacen en estos casos es reunirse y pactar entre todos las dos preguntas que le van a formular al presidente y quiénes van a ser quienes las hagan en nombre de todos. Pero ni por esas esta vez, porque deciden que los portavoces sean el de El Mundo y el de Efe, y los bien adiestrados ejecutivos de Arriola le dan la palabra al de ABC, que según confesó luego a sus compañeros, había recibido una llamada de su director dictándole la pregunta. Lo que me extrañó de verdad es que la interpelación en cuestión no fuera una certera “Señor presidente, ante la publicación de sus SMS con Bárcenas, ¿ha valorado tomar medidas drásticas y darse de baja de Movistar?”. Claro que, como siempre, le hubiera respondido que ni sí ni no ni todo lo contrario.
Y en fin, terminando con los rigores del Periodismo por hoy, se publica en Infojobs una oferta de empleo buscando un redactor especializado que escriba 12 artículos semanales de 300 palabras cada uno con dos imágenes, a razón de ¡tres euros por artículo! Una periodista que lo ve lo denuncia en twitter, y la web de empleo le responde primero que lo va a estudiar, y finalmente que retira la oferta. Hasta ahí normal, interviene incluso la Asociación de la Prensa de Madrid agradeciendo a ambos, a una por su gestión y a la otra por su “cintura”. Pero he aquí que el bloguero y experto en Redes Sociales Antonio Domingo se hace eco de la historia y… vean y asómbrense de algunos comentarios que recibe. Que cómo nos parece poco tres euros por un artículo, que en otros sitios se paga mucho menos, que mejor eso que nada, que 150 euros al mes dan para vivir estupendamente… en otros países, claro. ¿No es para echarse a llorar?
Claro que hay muchos más disparates que contar, pero por hoy ya valen, ¿no les parece?