De Silverstone a Maracaná, siempre nos queda Francia

Vaya por delante que ya habíamos dicho, y Facebook es testigo, que la final más importante del domingo era la que se disputaba a las ocho de la tarde en Orchies, Francia, y en la que nuestras chicas de Baloncesto han conseguido su segundo oro europeo, 20 años después del primero. Ante la posibilidad de que su éxito quedara eclipsado por otro más deslumbrante y con mayor repercusión, me apresuré a destacarlo y tenía claro que las primeras líneas de este Lunes de Retranca iban a ser para ellas, pasara lo que pasara. Porque no podemos dejar de dar testimonio del mérito que tiene. La liga de Basket femenina está hecha un solar, aún teniendo equipos que han sido campeones de Europa hace nada, y la mayoría de estas chicas han tenido que irse fuera de España para poder ejercer su profesión, bueno, como cada vez más españoles de otras muchas profesiones. Y de Rusia, Polonia o Turquía han venido a juntarse para formar un sensacional grupo que llevaba años dando satisfacciones sin que casi nadie se enterara, y ayer en Francia y ante las francesas, subcampeonas olímpicas, han tocado lo más alto. Como me gusta hacer con estos equipos, vaya a continuación el nombre de todas: Laura Gil, Elisa Aguilar, Laia Palau, Silvia Domínguez, Marta Xargay, Cristina Ouviña, Queralt Casas, Alba Torrens, Amaya Valdemoro, Cindy Lima, Laura Nicholls, Sancho Lyttle y el entrenador Lucas Mondelo.

Ganar en Francia a los franceses es todo un clásico, pero ganarle a Brasil en Maracaná era el no va más. Bueno, pues ahora ya sabemos lo que es jugar allí. Y toca aprender de la experiencia. Ya nos explicaremos si fue que nos superó el ambiente, si fue ese gol a los dos minutos y tal como se produjo, si el estado físico de nuestros jugadores, si la determinación brasileña, o su dureza, si es verdad que les salía todo y a nosotros absolutamente nada, si alguien o todos no estuvieron a la altura… Pues pesen más unas u otras, todas juntas son demasiadas razones, y cuando se dan, pues normal que te bailen, que lleguen antes a todos los balones, que les favorezcan todos los rechaces, que te la enchufen justo en los momentos más críticos, cuando más daño hacen. Nos tenían ganas, y esto al fin y al cabo ha sido como cuando el Madrid sale en el Bernabéu a comerse al Barça que va líder, o viceversa en el Camp Nou si los que van por delante son los blancos. Uno sale al 150% y con el cuchillo entre los dientes, y el otro con lo que ha traído. También puede ser, a veces pasa, que teníamos tantas ganas de jugar este partido en este escenario que cuando llegó el momento de salir a jugarlo resulta que ya lo habíamos jugado. Lo habíamos soñado tanto que, cuando fue de verdad, ni nos enteramos. Soñábamos con un maracañazo y nos han arreado un mojonazo en todo lo alto.

Será cuestión de intentar volver, dentro de un año, con la lección aprendida. Y digo intentar porque, ojo, todavía no estamos clasificados para el Mundial. Sí, me dirán que está chupado, qué como no va a ir esta selección que es la mejor del mundo, pero ya hemos tenido dos sustos que, de momento, hemos conseguido arreglar aprobando un examen difícil en Francia, dónde iba a ser. Pero no podemos permitirnos más despistes. Esperemos que la cura de humildad sufrida ayer termine por venirnos bien. Y de nombres, pues hablamos lo que queráis y de quien queráis, pero sinceramente ¿quién estuvo bien anoche? Pero ante todo, no olvidemos lo felices que nos han hecho todos estos años. Sí, los mismos jugadores. Conociendo a Vicente del Bosque, entiendo que ha considerado oportuno premiarlos, por eso se los ha llevado a jugar este torneo, que al fin y al cabo es eso, un premio para campeones, aparte de un negocio para la FIFA. Otra cosa será de aquí a un año.

Termino el fútbol con unas palabritas para Neymar que, desde luego, se ha revalorizado en esta Copa Confederaciones, vamos, que ahora ya no sé ni cuánto valdría, bueno, en realidad nunca he llegado a saberlo. Pero está tocado por algo, es como si tuviera un pincel, saca dos brochazos y te hace un Van Gogh, te lo enseña dos segundos, se lo guarda y te quedas pensando en él.

Para rematar la faena, pues sí, carrerón de Fernando Alonso en Silverstone, y por fin Vettel no salió de rositas, así que le hemos descontado 15 puntos que saben a gloria. Pero no nos equivoquemos, si no es por el percance del alemán, que es insospechado por poco frecuente, ahora estaríamos hablando de que la cuenta de puntos a su favor habría aumentado otra vez. Porque remontar de la novena a la tercera plaza es hermoso, te hace vibrar, dice mucho del pedazo de piloto que es el asturiano. Pero no da mundiales. Hay que hacer bien los deberes el sábado, y sinceramente no sé qué pasa. Y por cierto, esta vez sí, qué estupenda es la F1 cuando pasan cosas, y vaya si pasaron ayer.