Imperios que contraatacan… y Sayonara, baby

La ya inolvidable voz de Constantino Romero lo hubiera contado mucho mejor, pero nosotros trataremos de escribirlo como podamos. Ha sido otro de esos fines de semana de sesión continua, en los que hay que conciliar los “deberes” sabatinos y dominicales con los horarios de las retransmisiones. Y ha sido, fundamentalmente, una jornada de imperios que contraatacan… aunque a uno al final le tocara escuchar un Sayonara, baby.

Ya el sábado por la noche se consumaba el contraataque del FC Barcelona, que recupera la hegemonía en el fútbol nacional. “Yo soy tu padre” podríamos imaginar que le han estado sonando a Tito Vilanova las palabras de Pep Guardiola durante toda la temporada. En especial cuando lo del desastre de Múnich. Pero lo cierto es que el joven Jedi que heredó el imperio ha sabido gestionar toda esa riqueza. Habrán llegado al final justitos, tendrán ahora que sentarse a sacar conclusiones y estudiar como revitalizar ese equipo que tanta gloria ha dado, sin perder la perspectiva, que en Barcelona estos años “han visto cosas que no creerían”. Y lo cierto es que, con todas las adversidades deportivas y personales, la Liga la han ganado impecablemente, lideres de principio a fin y, sobre todo en la primera vuelta, jugando a un nivel prácticamente inmejorable. Luego, cuando han venido peor dadas, Messi les ha sacado castañas del fuego porque, entre otras muchas cosas, para eso sirve tener al mejor futbolista del mundo. Felicidades a todos los culés, aficionados, incondicionales, simpatizantes, y especialmente a mis amigos. Y por Tito, sinceramente me alegro.

El mediodía del domingo vio en Montmeló el contraataque fulgurante de Ferrari. O mejor dicho de Fernando Alonso, que esta vez nos alegró el día. Es verdad que ya hemos visto ya muchas del asturiano, y nos las creemos, pero esta puede ser de las carreras más perfectas que ha firmado, por lo menos con esta escudería. Es verdad que cuando no había DRS, salías quinto de la parrilla y terminabas como mucho cuarto. Pero el adelantamiento a Hamilton en la tercera curva por el exterior y sin que el coche le pestañeara, es un monumento. Luego lo hizo y salió todo a satisfacción. Lo cierto es que el cochecito rojo este año marcha, que diríamos si hiciera como los Mercedes, que salen los dos primeros y terminan sexto y duodécimo. Si sorprendente era que que el año pasado a estas alturas el asturiano se mantuviera cerca de los primeros en la general del mundial, casi más lo era ahora que, después de cuatro carreras, se viera a 30 puntos de Vettel, cosas de los alerones y los toquecitos. Ayer se consiguió una importante limitación de daños, el imperio va ganando terreno.

Lo de Rafa Nadal, en cambio, es un contraataque paso a paso, que espera consumar en junio en Roland Garros y, yo creo que fundamentalmente, en Wimbledon en julio, que es donde nuestro caballero de las raquetas tiene la mayor cuenta pendiente, después de lo del año pasado. Este Masters Mutua Madrileña en realidad lo ganó el viernes, cuando le sacó esa bola imposible a Ferrer que hubiera significado verse con dos match ball en contra. Luego, dimitidos Djokovic, Federer y Murray, el triunfo era más que previsible en un torneo que, este año sí, ha sido de tierra batida. Y por fin noticias frescas: merece la pena seguir a este Grigor Dimitrov –y de momento ver vídeos como este de su partido con Djokovic. Si persiste en la línea y progresa en su entrenamiento, puede ser el nuevo jedi del tenis en un futuro cercano. Sí, por algo le llaman Baby Federer. Y un recadito: valorándola en su justa medida, la cobertura general del torneo a cargo de La Sexta ha sido, ciertamente, impresentable. Para eso no se compran los derechos. Porque, básicamente y más allá de cálculos y rentabilidades, la gente tiene derecho a ver los partidos.

Sayonara, baby

Y en fin, pensábamos que por la noche íbamos a asistir al esperado contraataque del Real Madrid de baloncesto, que aspiraba a recuperar el cetro europeo 18 años después. De hecho nos las prometimos muy felices durante un primer cuarto para enmarcar que se plasmó en unos idílicos 17 puntos de ventaja. Pero al final fue un Sayonara, baby. En caliente, pensábamos que los griegos nos habían molido a palos y además jugaban en casa. Ya más en frío, hay que reconocer que Olympiacos es un equipazo, por algo reedita título, y desde luego con más experiencia en este tipo de partidos. Y analizando, que en una final te metan 100 puntos (sin ir más lejos, el año pasado el mismo campeón ganó por 62-61) es para pensar que algo ha fallado por ahí. Con todo, el viernes pasado ya expuse lo que pienso del proyecto encarnado por Pablo Laso Real Madrid de Baloncesto, este sí me lo creo, pasara lo que pasara en esta Final Four. Pues ahora, sólo esperar que continúe, que mejore y que aprenda. Hoy nos hemos quedado con cara de Pomelo, o “hechos una mierda” como bien ha expuesto el entrenador. Pero seguro que encuentro alguna cita de Clint Eastwood para decir que hay que levantarse y volver. ¿Quién me ayuda a encontrarla?