Tener la Champions en el punto de mira une. Y de repente perderla del objetivo, destapa las miserias y las fracturas. El Real Madrid se dio una tregua en el campo de batalla que tenía montado en enero, aunque dicen que desde mucho antes, y ahora ve reavivarse aquellos fuegos y cargas de artillería con toda su crudeza. En el FC Barcelona, por su parte, se reabren todos los debates que se ponían sobre la mesa hace un año, cuando se marchaba Pep Guardiola.
La ilusión y la cercanía de la final de Wembley, teórica más que real como se ha visto, encubrían la realidad, y es que ni uno ni otro venían trazando una buena campaña en la máxima competición continental. Ya hemos dicho que el Madrid podía perfectamente haberse quedado fuera en diciembre, en la fase de grupos, a poco que el Manchester City hubiera estado medianamente a la altura de su condición de campeón inglés. El Barça pasó sin mayores apuros y como primero de su grupo, pero perder en Glasgow contra el Celtic era más sintomático de lo que entonces se pensó.
La brillante remontada ante el Milan y apenas diez minutos de lucidez en Old Trafford con superioridad numérica, ofrecieron argumentos a los que ambos clubs –y sus aficiones y cortes mediáticas- se aferraron para vestir y pulir su candidatura. El problema estaba en que, a día de hoy, ni italianos ni ingleses –ni luego franceses ni turcos- eran las verdaderas y duras piedras de toque. Esta Champions ha venido a confirmarnos que hay una liga que crece, que ha hecho las cosas con coherencia estos últimos años, y que vuelve a ser poderosa como antaño. La alemana, claro. Así, el ya campeón de allí, el Bayern Múnich, ha despachado sin oposición ni compasión al inminente campeón de aquí; y el subcampeón, el Borussia Dortmund, ha dado buena cuenta del presumible subcampeón español.
Han sido eliminatorias muy distintas, cierto: la que se cerraba en el Camp Nou, pero venía resuelta de Múnich, resultó más deprimente que otra cosa, cuando esperábamos una verdadera fiesta del fútbol. La que se cerró vibrantemente en el Bernabéu tuvo eso, el subidón de adrenalina final, pero los de Klopp habían sido muy superiores en la ida, en los dos partidos que habían disputado en la primera fase y, no nos engañemos, también durante la mayor parte de este choque de vuelta. Los azulgrana afrontaban su examen sin fuerzas y sobre todo sin energía, aparte de luego además habrían de hacerlo sin Messi; el Madrid sin fútbol, fiado a sus arreones –y a todo lo que le perdonaron y le volvieron a perdonar, esta vez por ejemplo Gundogan-, pero al final se ha tenido que dar cuenta de que sólo a base de eso no se puede aspirar a los grandes títulos.
Y ahora, en la decepción, se revolucionan los corrales y salen todos como pollos sin cabeza –como “aves decapitadas”, que me tratara de decir una vez un británico. Piqué pretende erigirse en adalid de las decisiones y Tito Vilanova le ha pegado un corte bien certero, de los de quédate calladito que estás más guapo. O las fidelidades que se resquebrajan, y hasta Pepe viene ahora y se desmarca de su entrenador, al que creíamos que defendía a capa y espada. Ahora no vale, estas manifestaciones podía haberlas hecho meses atrás, cuando su querido míster no olía a muerto como huele hoy, o simplemente cuando él era titular indiscutible. Según cambian los vientos de la guerra es muy fácil renegar del moro y proclamarse cristiano, o al revés, ah que aquel también, bueno no la liemos más.
Que por lo respecta a José Mourinho, haremos ponderado balance de su trayectoria en el Real Madrid una vez se confirme plenamente su marcha. Que ahora quien más y quien menos está pendiente de si el Chelsea se mete en Champions, que parece que sí pero no vaya ser que no, y entonces decida quedarse –claro que en tal caso, mi opinión es que el club debería despedirle. Pero mientras todo llega, vamos a decir que ante espectáculos megalómanos como la rueda de prensa post-partido del martes o su impresentable soflama en la comparecencia del viernes, más merece la pena reírse, por más que él lo haya querido decir muy en serio y para que todos se lo creyeran. Ah, y demuestra a las claras que madridista nunca fue, tampoco estos tres años.
Y terminamos con un recado cariñoso para Jesús Gallego, contrastado periodista que todos los días en la Cadena SER hace, ante todo, un muy buen programa de radio, con buena música, humor y ritmo, además, claro, de información deportiva. Luego están las opiniones de cada uno, que a veces se comparten y otras no, para eso están. Pero amigo, que me vengas, como el otro día, con que ahora es más difícil llegar a semifinales que cuando no había eliminatoria de octavos y sí una segunda fase de grupos, todo por querer justificar a Mou… pero hombre. Otra cosa es que el Madrid lo hiciera reiteradamente mal durante seis años consecutivos en ese cruce, pero que sea más fácil una cosa o la otra depende básicamente de ti y del rival o rivales que te toquen. Mucho más complicado era a lo mejor cuando la Copa de Europa la jugaba sólo un equipo por país. Entonces, si querías llegar a tres semis seguidas, tenías que ganar tres ligas.
Pedrosa también estaba. Hacía tiempo que no poníamos Pie de foto. Es que a veces los árboles de la Champions nos impiden ver otros bosques, y con razón me reprochaban hace poco que no comentara nada de la Copa del Rey de Motociclismo, que ya sabéis que es cómo yo llamo al campeonato que organiza Dorna. Coincidimos en que estamos ante la gran estrella de los próximos años, Marc Márquez. Mi esperanza, sin embargo, es que, antes de que sea del todo imparable, a Dani Pedrosa le de tiempo a ganar el Mundial de Moto GP que viene persiguiendo y que por unas razones u otras se le viene negando. Y tiene que ser este año, no más tarde. Las primeras carreras no trajeron buenas noticias para él, especialmente la inaugural en Qatar. Pero ayer en Jerez ya ha dicho “estoy aquí” y ha presentado su candidatura. Esperemos que tenga suerte, que no suele ser precisamente su aliada. Ah, y Jorge Lorenzo, aparte el excepcional piloto que nadie duda que es, demuestra últimamente estar convirtiéndose en una persona más madura. Claro que toda evolución tiene sus altibajos y recaídas. Pues cuidadín con el Twitter, que a sus años, y con la práctica que ya tiene, ya debería saber que por mucho que borre lo que ponga, en la Red no se borra nada, y mucho menos si te siguen 700.000 personas. Que luego han dicho que él no fue. Pues más cuidado todavía.
ya hemos escrito tantas veces de qué va el personaje Mou que ya huele….. los antimadridistas estamos encantados con MOU y vamos a acertar…. va a dejar el Madrid como un erial…… fantástico…..
Hasta creo que le va a decir a Mendes que de vía libre a los chicos del atleti para que jueguen a ganar la final de la Copa del Rey….. total el se va a pirar y no tiene ya interés en engrandecer al Madrid sino en joderle…..Una luz de esperanza para que el Atleti un dia de estos salga de verdad a ganar al Madrid y no a verle jugar……
Lo de Dani Pedrosa de acuerdo….. pero se le ha pasado el arroz….. Márquez demostró el otro día que no necesita ni una temporada para dar el relevo generacional a Pedrosa y Lorenzo……. pasó a Lorenzo en la última curva y de bandera………..
De Lorenzo ya no opino más que también huele…….
El devenir del Real Madrid será incierto, pero por lo menos este secuestro está a punto de llegar a su fin. Y en cuanto a tus teorías, me encantan porque tienen explicación para todo. Si ganáis, si perdéis… así ya se puede 🙂