Pues sí que dio juego nuestra evocación de Los equipos alemanes del pasado lunes. Vaya si se lo dio a ellos más que nada, y vivimos dos nochecitas que nos retrotrajeron a aquellos años en los que viajar a aquel país a jugar al fútbol era un papelón. Porque eso fue lo que les tocó a Barcelona y Real Madrid, ciertamente maltratados en Múnich y Dortmund. Y claro, ahora nos tiramos al remonte y nos damos a evocar aquellas históricas, legendarias remontadas. Sobre todo las del Bernabéu, por recordadas y grabadas en los incunables de épica, aunque el Camp Nou también vivió las suyas, y de hecho este año vienen de interpretar una ante el Milan.
Los medios han encontrado un filón para escribir, hablar y elucubrar estos días, se invoca a los espíritus y vuelven a primera plana los protagonistas de aquellas gestas, y ellos encantados, que así se dan un pequeño y por cierto merecido baño de aquella gloria que hoy añoran. Y por cierto, como siempre, las memorias fallan. Del Madrid se cita a Camacho, a Santillana, a Juanito… y se olvidan de Miljan Miljanic, el entrenador montenegrino con quien se instauró el género –Las Palmas, Derby County– y fue su verdadero inspirador. Luego, años después, los que aprendieron con él ya ejercieron de maestros hechiceros de las conjuras. Que por cierto, lo comentaba también la semana pasada, comenzaban ya en el mismo autobús cuando los jugadores salían del estadio donde habían sufrido la afrenta. No me consta, a la salida del Alliance Arena o del Westfallenstadion, que nadie diera siquiera un puñetazo en el asiento y se pusiera a gritar “mira estos infelices cómo lo celebran, no saben lo que les espera”…o algo menos educado y poético. Y no hacía falta grabar vídeos con frases bonitas, música de película y caras de héroes intrépidos para motivar a la gente.
Lo que yo he aprendido de las remontadas que vi, disfrute y padecí –que también a los míos les remontaron alguna vez- es que, básicamente, para llevarlas a término hacen falta dos cosas esenciales: fútbol y energía. Y me parece que al Barça le sobra de lo primero pero ahora mismo le falta lo segundo. Y al Madrid, justamente al revés. Pero vaya usted a saber… Uno venía diciendo, antes del desastre del miércoles pasado, que en la Casa Blanca alguien ha hecho algún vudú o pacto con el diablo por la décima. Siendo realistas, el Real Madrid de este año no está ni entre los ocho mejores de Europa, siento decirlo pero lo veo así. Podía haberse quedado fuera en la fase de grupos, podía haberse quedado en octavos, pero una y otra vez le han perdonado sistemáticamente –aparte la expulsión de Nani, sí- y luego en cuartos le ha tocado el Galatasaray. Pues ya tendría narices que, después del soberano repaso que le pegó el Borussia, el único fallo que cometieron los de Jurgen Klopp en todo el partido terminara por ser, precisamente, el que les ponga en la pista de despegue. Desde luego, ahora mismo es el clavo ardiendo. Pero por otro lado, frente a maldiciones y brujerías, está la realidad objetiva. Y en este caso no se trata ya de vengar un puntual zarandeo, sino de pretender golear a un equipo que te ha mareado las tres veces que te has enfrentado a él esta temporada.
En cuanto al Barça, es que se trata de meterle cinco al Bayer de Múnich, palabras muy mayores. Y no termino de verle, sinceramente, la misma ambición que sí puede haber en su eterno rival. Sus últimas Copas de Europa están muy recientes, la liga en trámite, la buchaca de los grandes éxitos tiene todavía reservas, no hay tanta hambre. No soy psicólogo, pero me da que para los de Tito Vilanova, más que poner la olla a cocer durante estos días previos, que hasta podría obsesionarles o agotarles mentalmente, sería cuestión de encontrar las sensaciones en el momento justo. Podríamos decirlo de otra manera: contra el Borussia Dortmund la táctica consistiría en asustarle con tambores de guerra largamente batidos durante días; contra el Bayern, pillarle por sorpresa. Ah, y si me permiten, jugándose el miércoles, en el ánimo del Camp Nou podría influir no poco lo que haya sucedido el martes. En un sentido o en otro.
Para terminar, y para templar ánimos y quedarnos en un escéptico realismo: como todo el mundo, sobre todo el mundo que es madridista, se dedica estos días a contar remontadas como quien cuenta batallitas, no estaría mal tampoco recordar las que no fueron, que parecería, escuchando a algunos, que esto es ponerse, echar cuatro gritos, pegar tres balonazos y ya está. Por citar algunas, que tampoco es cuestión de hacer sangre, el Barcelona dimitió de remontarle una semifinal de Champions al Valencia, el Madrid estaba ya en la final; y hace tres años se desgañitó sin poder derribar el muro de aquel Inter cuya “proeza” resultó tan inspiradora para algunos. El Madrid, en los 80, en plena época de gestas repetidas casi como una costumbre, montó todo el ritual para hacérsela al mismo Bayern y Pfaff… que se llamaba aquel portero belga; y por buscar una más reciente, pues tenemos la del Alcorcón, en fin, que también va de amarillo. Estas ceremonias tienen lo suyo de teatro y no vaya a ser que…
Que bueno, pues pase lo que vaya a pasar o lo que tenga que suceder… martes y miércoles estamos otra vez de guardia. Con los equipos alemanes… y el jueves, hablaremos de remontodo o de remonada.
Simeone dijo: da igual perder con el Madrid que lo importante es quedar tercero….. y efectivamente pues una banda de sinverguenzas perdió como tiene que ser…… y contra Morata y Kaka…….. Nivelazo,,,,,
Lo que va a pasar en la final de la copa del rey ya lo he escrito aquí……
Y mañana y pasado palman los dos españoles como está mandado…….
Viva el deporte Rey….