Todo apunta a que, después de sólo ocho meses en el cargo, Julio Somoano tiene los días contados como director de Informativos de TVE. De acuerdo con esta información que daba ayer PR Noticias, el Gobierno tiene ya prevista su destitución antes del verano.
Podrá pensarse que confluyen muchas razones, y cada uno tendrá las suyas para otorgarle un suspenso catedralicio, ganado a pulso en tiempo récord. Las hay objetivas, como la estrepitosa caída de audiencia de los espacios dedicados a la información en la televisión pública, especialmente el telediario de la noche. Las hay técnicas o valorativas, como la triste pérdida de calidad de dichos espacios, provocada sobre todo por la salida –obligada, sugerida o voluntaria según los casos- de gran parte de los profesionales de la etapa anterior y su sustitución por otros que, con todo el respeto, no han dado la misma talla.
Y luego están las razones subjetivas, que en definitiva son las que más van a pesar –así es este país- y las que, si se confirman los vaticinios, van a motivar la decisión. PSOE y PP están de acuerdo, pero por pensar justamente todo lo contrario. Y la sartén por el mango ya se sabe quién la tiene en estos momentos; y el mango también después que el vigente gobierno cambiara a su favor la normativa parlamentaria que, aprobada en 2006 por todos los grupos, pretendía preservar la corporación de la utilización política de la que fuera objeto a lo largo de tantos episodios de su historia.
“Ahora sí podemos”, habrán manifestado las fuerzas más influyentes dentro del partido gobernante. No hay razón –entienden- para mantener en un puesto estratégico a un profesional que, siendo claramente de su cuerda ideológica, ha hecho por mantener ciertas apariencias. Aparte de que todavía existe –eso todavía no se lo han cepillado- un consejo de informativos formado por profesionales, recién reelegido, que se supone está para pararle los pies al jefe de turno. El caso es que a lo mejor el sesgo informativo no ha parecido tan descarado –aunque a muchos sí se lo ha parecido- como lo fueran otros en anteriores etapas. Recuérdese la de Alfredo Urdaci, que al fin y al cabo estaba puesto y respaldado por José Antonio Sánchez, hoy director general de Telemadrid. Y acabamos de mentar la palabra mágica, porque ese precisamente es el modelo que nos tememos que buscan: el de la televisión autonómica madrileña, hoy reducida a unos cuantos periodistas y 113 directivos, fiel paradigma desde hace nueve años de la televisión más casposa y caudillista al más anciano estilo en pleno siglo XXI.
Con el clamor social y el cabreo colectivo que cunde en la población española, piensan los sectores más conservadores que no están las cosas como para permitir licencias. Ahí está el diario ABC, que reclamó en un editorial a TVE que no retransmitiera la Gala de los Goya para que no sirviera de difusión de consignas contrarias al orden establecido. Eso, técnicamente, se llama censura. Desde luego, hoy estarán demonizando a Somoano y al propio director de la cadena, Ignacio Corrales, por permitir un espectáculo para ellos tan intolerable. Y de todos lo que piden un nuevo director de Informativos, esos parecen ser los que van a tener más influencia. Así que no podemos, la verdad, prometérnoslas muy felices. Si se confirma la destitución del periodista asturiano, ¿quién les servirá? Lo más probable –y temible- es que el que venga le hará mejor.
P.D. ¿Nombres? Se admiten apuestas. Pero ¿y si es verdad me quedé corto con la inocentada que puse estas navidades? Pa inocente yo, que es que no aprendo.