Los nominados a Segunda: Depor, Mallorca, Celta…

Como la Liga vive tranquila por arriba, echemos esta vez un vistazo por abajo. La lucha por evitar el descenso viene resultando en los últimos años mucho más enconada y de infarto en las últimas jornadas que la puja por el título. Con más candidatos y con altibajos y piruetas de última hora. Pero a lo mejor este año tenemos dos balsas de aceite. Por el momento, tenemos tres equipos que ya han visto abrirse un hueco muy peligroso. Curiosamente, tres que seguramente no hubieran copado las quinielas de nominados a principios de temporada. Y dos que, durante buena parte de la primera vuelta, parecían mantener alejados los fantasmas. Pero ay que esos a veces son los que terminan pasándolo peor, precisamente porque creían no iban a sufrir, y a mitad del lago se les olvida nadar, o la china que todos llevan colgada del pie, a ellos se les vuelve un pedrusco cada jornada más pesado y difícil de soltar. Y las vueltas de Navidad, lo vemos año tras año, a veces suelen resultar muy, pero muy indigestas.

Uno de los hechos celebrados de la pasada campaña fue la vuelta a Primera de los dos equipos gallegos de referencia. Y tras 24 partidos, ahí están los dos en la picota. El Deportivo, la verdad, no ha levantado la cabeza desde el inicio. Fue de los primeros en cesar al entrenador con el que habían ascendido, algo tan típico, Oltra vez la misma gaita. Y van y se encomiendan a un tipo, de nombre sin duda muy futbolístico –Domingos Paciencia– que ¿a quién le había empatado? ¿Pero quién engañó a Lendoiro para traerse a ese “fenómeno”? Pues nada menos que el ínclito Jorge Mendes, que se lo colocó bien, se llevó su comisión, y el nuevo “portugués de moda” se dedicó a criticar lo malos que eran los equipos que le ganaban cada domingo, al final fue él el que no tuvo paciencia, dijo que no se sentía capaz y no le iban a aceptar la dimisión, pero en seguida se lo pensaron y sí, gracias. Se han traído a Vázquez, que hace años que no entrena, dicen ésta era la verdadera alternativa del presidente para relanzar al Depor, pues entonces han tirado dos meses por la borda, ahora mismo agonizan a ocho puntos de la salvación.

Diferente rumbo parecía llevar el Celta. El proyecto de Paco Herrera parecía sólido, y durante el primer tercio de Liga se alabó el juego y la solvencia del cuadro vigués. Pero dos meses de “pájara” y ya te ves ahí. De los tres principales nominados, es él único que aún no ha sacrificado a su entren… perdón, mientras escribo esto me entero de que ya le han cesado y su sustituto va a ser -uff- Abel Resino. Y el Mallorca ya lo ha hecho. Parecía, tras las primeras jornadas, que Caparrós iba a repetir en la isla sus ciertamente buenas gestiones en La Coruña y en Bilbao, y sacaría una campaña decente de un club que vive con una espada de Damocles permanente por el tema económico, bueno, como muchos, como cada vez más. Pero esta vez se le ha caído el barco a mitad de travesía, y no le han dado más cuartel. Un viejo conocido, Gregorio Manzano, que salió por patas hace tres años después de dejar al equipo en Europa, es el árbol al pretenden encaramarse para sortear la riada. De momento, sin mucho efecto en los resultados.

Pero que no se confíen los demás. El Zaragoza de Manolo Jiménez, salvado in extremis las dos últimas temporadas, parecía que este año no pasaría apuros. Y ahora está ahí, marcando la raya entre la tierra y el abismo. Español, Osasuna y Granada parece que van enderezando, bueno, lo de Aguirre en Cornellá es toda una esperanza, con perdón. En cambio el Athletic cuidadín, que no termina de levantar vuelo, su problema es que juega al fútbol fenomenalmente pero no hacen goles y se los hacen con facilidad. Como Bielsa todavía es mucho Bielsa, esta vez la cabeza de turco ha sido el portero, aparte Llorente, que lo es desde el verano. Otro que comenzó inspirado fue el Valladolid, y vete a saber si no se le hace larga la segunda vuelta. Y el Getafe ya se sabe que es siempre susceptible a caídas de tensión. Así que tranquilos, todavía nadie. No, si alguno todavía termina fichando a Clemente, ya verás. Apuesten, que aún estamos a tiempo.