Dentro de la variedad de especies que conforman el ecosistema de la Comunicación y las Relaciones Públicas, teníamos pendiente dedicar atención a uno de las más características, por extendidas. Nos referimos a lo que podríamos llamar los Grillos de la Comunicación. Una figura esencial en todos aquellos escenarios en los que una entidad se dirige a un público para transmitirle un mensaje, de acuerdo con una estrategia bien definida y un plan de acción diligentemente implementado.
El grillo puede intervenir en cualquiera de los procesos y fases, y asimismo habitar en cualquiera de los agentes: dirección de la organización, dirección de comunicación, agencia de RRPP o cualquier otro partner o actor involucrado. Su misión, no escrita pero implícita, es detectar cualquier ruido o desvío del objetivo marcado. Esto es, avisa del problema, anticipa incidencias, y en definitiva vela por la excelencia del acto comunicativo. Perfeccionista e inconformista por naturaleza, no se pierde detalle e incide siempre en el hecho crítico y estratégico. Pero más que abundar en descripciones teóricas, es en la acción donde se muestra su valor. Así, vamos a pasar a detallar algunos casos prácticos ilustrativos de su tarea y función:
Caso 1. Los mensajes han quedado perfectamente consensuados entre la dirección, los responsables de Comunicación y los portavoces autorizados de la compañía. El documento ha sido aprobado y con arreglo a él se desarrollarán todos los contenidos, así como un executive summary que se utilizará como manual para las comparecencias públicas. Pero algo falla, y el grillo interviene con certera sagacidad: “¿Y no vamos a decir nada del nuevo gimnasio para empleados y las zonas chill out de recreo?”
Caso 2. En los prolegómenos de una trascendental rueda de prensa, ya han hecho acto de presencia los medios a los que principalmente se esperaba, y sin los cuales la efectividad de la convocatoria hubiera resultado cuestionada. Están El Pues, El Planetón, la Delantera, la agencia Ache y todo el elenco de la prensa especializada. Todo listo para empezar, pero en ese momento el grillo irrumpe desencajado con una alarma fundamental: “el café está frío y se les han terminado las pastas de piñones”.
Caso 3. Todos coincidimos en que ha salido fenomenal la entrevista a nuestro CEO en el suplemento de Bocios de los domingos, el mensaje hacia los inversores ha quedado perfectamente reflejado, y además hemos conseguido en muy buena medida el posicionamiento Thougth Leadership que pretendíamos. Solo que nuestro amigo tuerce el gesto porque no las tiene todas consigo: “Es que han dado justo la foto en la que casi no se le ve la corbata”.
Caso 4. El impresionante dossier con todas las apariciones en prensa del año está listo, debidamente presentado y maquetado, con su índice, sus estadísticas y su informe de valoración. El e-mail con el pdf ha sido enviado un viernes por la mañana al staff con una sucinta pero elegante presentación, escrupulosamente seguido el protocolo de a quién debe ir enviado y quién ha de ir en copia. Pero a los pocos segundos de enviarlo, la primera respuesta “a todos” entra como un pitido estridente: “¿Y por qué no lo habéis hecho apaisado"?”.
Caso 5. Este cliente internacional dedicado a sistemas de navegación para coches, desconocido en nuestro país, necesitaba darse visibilidad con un buen impacto en medios de aquí, y qué mejor que la portada del suplemento tecnológico de un diario nacional –cuando los había. Todo son felicitaciones cuando el e-mail con el clipping obtenido circula por los staffs allende el Atlántico, tanto de la empresa en cuestión como de los headquarters de la agencia en la que trabajas. Sólo que entre todos los e-mails con parabienes se cuela uno –de un español, para más señas-, eminentemente atento y oportuno: “Es una pena que hayan publicado la foto que hizo el periodista, y no la que le di yo, donde la pantalla se apreciaba mejor”.
Caso 6. Todo un desafío organizar esta rueda de prensa en tiempo record, pero aquí estamos, la sala dispuesta, las pruebas de sonido y la demo a satisfacción, la convocatoria salió en tiempo y contamos con una más que decorosa lista de confirmados. Los dossiers perfectos y dispuestos sobre la mesa de recepción, esa tensa calma que precede al momento de la verdad, aunque sientes cierta tranquilidad de los deberes bien hechos. Entonces sobreviene un grito estremecedor: “Aaaagggg se nos han olvidado los bolis de regalo”.
Caso 7. El manual de comunicación de crisis ha llevado su trabajo, todo el equipo ha trabajado con dedicación a ello, pero al fin llega el momento de presentarlo al consejo de dirección. Es la típica reunión que estabas deseando tener porque vas con la sensación de que se ha hecho un buen trabajo y va a ser bien recibido. Pero según se lo estás entregando a cada uno de los miembros presientes, recibes un latigazo en forma de desaprobación, percibes un gesto como si acabaras de hacer algo verdaderamente muy mal oliente: “Hmmmm, qué horror esta portada verde”.
Pues sí, imagino que los identificáis y cada uno podrá añadir casos. Los grillos de la Comunicación han estado siempre a la orden del día. En realidad a muchos los recuerdas con cariño, y en realidad, qué sería nuestro trabajo sin ell@s. Sólo un pequeño inciso para los no iniciados en la materia que visitan esta sección, y para quienes también aspiramos a ser didácticos: aunque figurados, todos los supuestos descritos son de base verídica –incluso literales en algún caso- y no hemos exagerado ni un pelo.
Gracias Enrique por hacernos pasar un buen rato y recordar tantas y tantas anécdotas tan verídicas y relaes como las que nos cuentas hoy 🙂
PERO SIN GRILLOS NO TENDRÍA GRACIA NUESTRO TRABAJO…. A MI EL ÚLTIMO ME DIJO EN UNA REUNIÓN SOBRE LA NUEVA WEB QUE LLEVAN MÁS DE UN AÑO HACIENDO Y NO SALE…. ¿Y POR QUÉ NO SALIMOS EN WIKIPEDIA COMO EMPRESA QUE ES MÁS IMPORTANTE???? Y LUEGO APUNTILLÓ… «CLARO QUE YO DE INTERNET NO TENGO NI IDEA….» PUES ESO, QUE ME ALEGRÓ EL DÍA
‘od-íos grillos. Cuando no están cantando estupideces, están tocándose el bolo. Lo de trabajar se lo dejan al resto.