Ganar unos días o unos años más de vida tiene distinto significado cuando se tienen 94 que cuando se tienen siete. Para Nelson Mandela significa apurar las últimas gotas del zumo de una existencia rica en hechos y finalmente en reconocimientos. Para Nadia, simplemente, estirarla todo lo que pueda dar de sí.
El ex presidente de Sudáfrica acaba de ser dado de alta tras una infección pulmonar que le ha tenido 17 días hospitalizado y a sus ciudadanos en vilo; la niña, aquejada de tricotiodistrofia –la segunda enfermedad más rara del mundo-, acaba de conseguir los fondos que sus padres buscaban para una operación que podría concederle entre cinco y diez años más de vida. Mandela negocia su inevitable declive, pero Nadia lucha contra un prematuro y caprichoso deterioro de su sistema nervioso.
Allí, unos 49 millones de sudafricanos respiran al saber que su primer presidente negro, el que simbolizó la lucha y finalmente la victoria contra el apartheid, todavía podrá estar un poco más con ellos. El Gobierno de aquel país hubo de mentir piadosamente sobre su estado para no alarmar a la gente.
Aquí, unos 20.000 españoles –que se dice pronto en estos tiempos- han aportado para reunir los 47.000 euros que cuesta la intervención quirúrgica en Houston, si bien sus padres, que lo han vendido todo hasta su cama, todavía necesitarán 70.000 euros al año para poder mantener el tratamiento que será necesario tras la operación. Ellos han tenido que contar y difundir toda su descarnada verdad.
Ambos episodios distan todo lo que quieran entre sí, ni la naturaleza ni los medios tienen nada que ver, como poco deben parecerse el principio y el final. Pero luchar por un poco mas de vida es lícito a cualquier edad y en cualquier situación.
Nadia gana cinco año más de vida gracias a 20.000 españoles solidarios, Elmundo.es
Nelson Mandela recibe el alta médica tras dos semanas en el hospital, lainformacion.com
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