Si no llega a cuartos es la decepción, pero si comparece en los partidos decisivos de cualquier competición, nunca es la revelación. Es simplemente Italia. De comparsa no han ido en la vida, por mucho que ellos mismos se hayan puesto la venda tantas veces. Cuando menos se esperaba de ellos, mejores actuaciones han completado. Mundial’78 en Argentina, Mundial’82 en España, Mundial’2006 en Alemania… y ahora sin ir más lejos. Es más, ya se advirtió antes de comenzar esta Euro 2012 que las otras dos veces que acudieron a un campeonato envueltos en escándalos de corrupción, apuestas clandestinas o amaños de partidos, cuando se habló de eso más que de su fútbol, se proclamaron Campeones del Mundo. Si se queda en las primeras fases, es un alivio para los demás. Si se meten en la puja, se agarran y no hay quien les saque de ahí. La Azzura siempre es una grande.
Tendemos a hablar de ellos siempre en tono peyorativo, o más bien despectivo. Su catenaccio, sus artimañas, su estilo tosco, su dureza soterrada. Tanta y tan exitosa filmografía sobre la mafia provoca quizás que siempre que vemos salir a la squadra, cuando asoman en los primeros planos, sus caras, sus narices ganchudas –siempre tienen uno de esta guisa, esta vez es Chiellini– nos los representamos como una siniestra banda que manejará el asunto para que contra ellos todo nos parezca un accidente. Nos soliviantan, nos sacan de nuestras casillas, pensamos que nos roban, y sobre todo nos ganan y nos dejan con cara de imbécil.
Y lo que hay que reconocer realmente es que si Italia está donde está en la Historia de este deporte es fundamentalmente por su fútbol. Primero, sus mayores éxitos –de la nazionale y de sus clubs- los han obtenido principalmente equipos que jugaron bien y respetaron la pelota. Y no los que se agazapaban en su área con el cuchillo entre los dientes. La infame que salió viva de las semifinales de 2000 –la de los cinco penaltis fallados por Holanda– no se llevó el título, bien es verdad que le sobró apenas un minuto de la final. Segundo, fuera cual fuere el estilo y la fachada que hayan presentado, nunca les han faltado grandísimos futbolistas.
En efecto, siempre han tenido un Rivera, un Causio, un Donadoni o un Baggio que trataran el balón como los reyes; siempre han contado con un Mazzola, un Antognioni, un Gianini , un Zola o un Pirlo que sacaran de la nada un pase mágico y profundo a la espalda de la defensa; y cuándo no ha aparecido súbito un Riva, un Rossi, un Vialli, un Vieri o el mismo Balotelli en busca de ese balón para gestionarlo personalmente con el portero. Todoterrenos de fuerza y calidad –Tardelli, Berti, Ancelotti, Camoranesi, Marquisio…-, laterales bravos y con recorrido –Fachetti, Cabrini, Maldini, Grosso…
Y claro, los defensas. Gentile, Scirea, Collovati, Nesta, Cannavaro… Aquí es sobre todo cuestión de profesionalidad. Ni una duda en el corte, ni un paso en falso, ni un error en la colocación. Siempre es posible llegar, aunque sea para estorbar, para molestar un poquito y que ese remate –uno de los dos o tres que te van a conceder en 90 minutos- se te vaya los centímetros necesarios para que te eches las manos a la cabeza. ¿Cómo ha podido fallarla fulanito, si desde ahí siempre las clava? Porque esta era contra Italia, mon amico. Sí, parece un accidente.
Con todo, la gran virtud futbolística de los Azzurri, siempre que se han proclamado campeones de algo o han llegado lejos, ha sido la asociación. En cuanto se creen que pueden hacer algo grande, se solidarizan, se apoyan, juegan muy juntos y con perfecta sincronización. Por ejemplo aquel equipo del 82. Tras una paupérrima primera fase, cuando se vieron frente a Argentina y sobre todo ante Brasil, cuando vislumbraron la gloria, se transformaron en un grupo perfectamente dispuesto y organizado por todo el campo, se encontraban siempre que se buscaban, creaban situaciones de superioridad, doblaban por las bandas, copaban cada zona del terreno. La calidad de aquella gente y el criterio de su seleccionador, Enzo Bearzot, puso lo demás.
En fin, todo esto se resume en una palabra, competitividad. Los italianos, cuando llegan, saben estar en las situaciones más exigentes. Por eso son un mal enemigo en las finales, nadie les quiere de socio para estos negocios. Es evidente que no las han ganado todas, pero nunca han regalado absolutamente nada. No por favor, no digan ahora que Italia es la revelación de la Eurocopa’2012.
YO SINCERAMENTE CREO QUE ESTAMOS AL 50% PERO LA ESTADÍSTICA ESTÁ A NUESTRO FAVOR…. CUANTO MÁS VECES NOS HAN GANADO MÁS CERCA ESTAMOS DE GANAR NOSOTROS…… PERO MIRA A LOS ALEMANES….. SIGUEN PERDIENDO…… ITALIA ES MUCHA ITALIA.
OJO….. Y ES EL ÚNICO EQUIPO SIN NINGÚN JUGADOR DEL REAL MADRID…… AHI ESOS MARCAS Y ESOS ASES Y ESOS EL MUNDO…… CON SU REAL EURO………. A VER SI NO SE VAN A TENER QUE COMER SIS PALABRAS……. COMO EL DEL LEÓN……
Ya después de la final, tengo que decir que siempre he sido un gran admirador de esta selección desde siempre. Incluso cuando jugaban feo y por ahí no entra nadie (catenaccio). Que me alegro de ganarle a Italia, anda que no, y encima por 4, y mosqueado porque no fueron más. Pero desde que tengo uso de razón futbolística, es decir, desde el Mundial del 70, que semifinal le ganan a Alemania y luego se notó el cansancio antes esa obra de arte que era aquel Brasil.
Y siempre me ha gustado esa camiseta, la del 70, ésta no.