No se trata de pasiones declaradas ni de falsos peloteos, pero tampoco de andar tirándose los trastos. Con los periodistas hay que llevarse primordialmente bien, es como el pan de la Comunicación. Desde luego, partiendo del respeto a toda persona que hace su trabajo. Y siendo muy conscientes de su rol. Puede ser como cuando vamos al médico, a una tienda o al banco. A uno le demandamos Salud, a otro un producto que deseamos, al otro dinero, o por lo menos que no nos deje sin él. Pero en cualquier caso, nosotros somos sus clientes, y ellos están obligados a atendernos. Lo que el periodista puede reportarnos es reputación, nuestra o de la entidad a la que representamos. Solo que aquí no somos el cliente, o sería un grave error pensar que lo somos –aún por mucha publicidad que estemos poniendo en su medio. El profesional de los medios no tiene por qué buscar algo de nosotros, y si se trata de hacer coincidir su interés con el nuestro, algo tendremos que poner de nuestra parte:
– ¿Qué busca el periodista? Fundamentalmente, “un día de gloria”. ¿Y con qué se lo podemos dar? Principalmente con una buena noticia. O con un buen dato, una valiosa revelación que le ponga sobre la pista de un descubrimiento mayor. Es el elixir que le dará vida en su trabajo, que está presidido por la relación con su audiencia, pero también con su empresa, con la redacción y ante sus jefes.
– La relación ha de estar basada en la honestidad y la transparencia, por ambas partes. Si le llamamos, estemos seguros de que de verdad tengamos algo que le pueda interesar, o que al menos sinceramente lo creamos.
– Si es él quien nos llama, procuremos satisfacer su demanda con rapidez y con la mayor cantidad de información útil que nos sea posible facilitarle, según el caso. Habrá situaciones en la que no nos sea posible ofrecerle nada, pues digámoselo con toda franqueza.
– No le engañemos. Si se da cuenta, crearemos muy mal ambiente y la relación se viciará irremediablemente. Si le vendemos una moto, posiblemente sea la última.
– Muy importante: que nos vea como alguien que le ayuda en su trabajo. Somos su fuente de información. Aparte de hablar de nuestro libro, que lógicamente es lo que más nos priva, preocupémonos también de ofrecerle más material, no necesariamente propio ni interesado, que le pueda resultar útil. Me refiero a datos de nuestro sector, tendencias del mercado, cifras que manejemos, estudios, informes, incluso acceso a otras fuentes, contactos de otros expertos –no de la competencia, claro está- que le puedan proporcionar más información, esto es, más dosis de elixir.
Tengamos en cuenta que no sólo se trata de difundir un hecho relevante acerca de lo nuestro para obtener una excelente cobertura. Más allá, si conseguimos establecer una fluida y sólida relación con el periodista, reforzaremos nuestra credibilidad y nos convertiremos en referencia para él. Eso significa que acudirá a nosotros cada vez –o muchas veces- que tenga que cubrir cualquier noticia o elaborar cualquier historia sobre nuestro sector o ámbito de actividad. A cambio, obviamente, obtendremos mayores oportunidades de visibilidad. Y esa credibilidad nos permitirá acceder más fácilmente a él cuando volvamos a tener algo importante que contar.
Con todo, esto que parece tan bonito, no siempre es tan fácil, así volveremos sobre el tema en próximas entregas.
1 Comment