Supersónico Juanito Gómez

Para él debió inventarse el dicho “genio y figura hasta la sepultura”. Porque eso fue Juanito Gómez, quizás con más poderes que nadie. Tenía pendiente acordarme de él, como muchos lo han hecho estos días, y he esperado al Jueves Santo, que en jueves –pero no santo- fue cuando la mayoría nos enteramos de aquel final fatal. En realidad yo poco voy a poder añadir a todo lo que se ha escrito y contado sobre el futbolista y, sobre todo, la persona, única e inolvidable. A tantos retratos tan bien encuadrados, apenas se puede añadir algo más que un si acaso paisaje de fondo. Por eso yo sólo me voy a centrar en un par de reflexiones:

Una viene del recuerdo, de memoria y sin consultar datos. Supe de él cuando deslumbraba en el Burgos, el FC Barcelona barruntaba su fichaje y, en una operación relámpago de domingo a lunes, don Santiago Bernabéu lo ganaba para el Madrid, en el que sería uno de sus últimos fichajes. Empezaba la historia del primer “7 maravilla”, título que en realidad tardó mucho en serle asignado. Porque su aureola conflictiva le acompañó casi desde su primer minuto en la casa blanca, el estadio Bernabéu le cuestionó al primer balón que tocó. Era característico el run run que acompañaba a sus acciones. Como siempre arriesgaba y no se conformaba con dar un pase normal y quitarse de en medio, siempre salía algo de cualquier intervención, lo mejor o lo peor, no cabía término medio. Y la grada era el éxtasis ante el golazo, el pase o el jugadón, pero rayos y centellas cada vez que se la daba al contrario o el tiro se iba a las nubes.

Así fue toda su carrera en el Madrid. Desde su inicio, el año de su debut en Copa de Europa se ganó una sanción de dos años por asestarle un cabezazo a un árbitro alemán llamado Prokop. Y hasta su final, polarizado entre la apoteósica noche de diciembre ante el Borussia y el desastre de una noche de abril en Múnich. Un día, después de un Madrid-Atleti calentito como de costumbre, dijo que iba a contar toda la verdad sobre José María García; el mesías radiofónico de la época le respondió que tenía su dossier actualizado y que cuando quisiera empezaban los dos a tirar de la manta; al día siguiente, ambos se abrazaban en las ondas, tan amigos que se decían, más bien tan demasiado que sabían el uno del otro, y viceversa. Y a mí que siempre me dio por preguntarme si el famoso botellazo de Belgrado no se lo habría propinado en realidad el Butano, que iba detrás…

Entre incondicionales y detractores, casi siempre me puse de parte de los primeros, aún reconociendo y lamentando sus fracasos en tantas ocasiones importantes en las que sin embargo había rozado el éxito. Antes de un Barça-Madrid, aquel Helenio Herrera dijo que Juanito “se marcaba solo”; pues el de Fuengirola marcó –de churro, hay que decirlo- y se fue corriendo al banquillo azulgrana: “vete al asilo” le gritó, y lo oyó todo el Camp Nou. Pero al final el Madrid perdió ese clásico. Como en París ante el Liverpool, en Goteborg ante el Aberdeen, la selección en Argentina y en el infausto Mundial’82…y cuando parecía que el fútbol le sonreía en su madurez, el madridismo ya le reconocía con casi unanimidad y terminaría saldando cuentas a su favor, llegó lo de esa ida de semifinal europea ante el Bayern, pero qué mal se le daban Alemania y el mes de abril. Juanito siempre arriesgaba, ganaba y perdía, degustaba ambos platos, pero el sabor final siempre solía ser amargo de derrota. En el fútbol, en los negocios, en el amor… Quizás por eso fue un romántico.

La otra reflexión es un futurible. Hace unas semanas, viendo el imprescindible y emotivo Informe Robinson sobre Juan Gómez, alguien preguntó si, de no haber encontrado una muerte tan prematura y trágica, ahora le recordaríamos así, con tanto cariño y tanta devoción. La respuesta se me ocurrió al momento: es que no le recordaríamos. No haría falta, estaría entre nosotros y de plena actualidad, dando que hablar. A saber por dónde habría discurrido su carrera de entrenador, si hubiera vuelto al Real Madrid, si hubiera llegado a seleccionador… Si hoy sería comentarista, presidente de un club, alcalde de Fuengirola… Si hubiera escrito sus memorias y levantado ampollas, si hubiera protagonizado a saber qué clase de escándalo, si le encontraríamos semana sí y semana también en la prensa del corazón, o hasta si tendría su propio programa de televisión… o todo junto a la vez, que todo le cabía y más. No me cabe duda de que estaría en el candelero y sin resultar indiferente a nadie, genio y figura donde, a la hora y con quien estuviera. Porque Juanito Gómez era supersónico. Qué acierto tuvo Héctor del Mar llamándole así.

3 Comments

  1. Con Juanito me pasa algo casi peor que con Mingote….. pero respetando a los que no están que es lo suyo….. un personaje desde luego que era……

  2. Un personaje para lo bueno y para lo malo. Seguro que si viviera ahora estaría inmerso en una red de tráfico de anabolizantes o de apuestas ilegales. O concursando en la isla de los supervivientes junto a Joselito.

    1. QUE ARTE OÑATE…… Por cierto… que la patada de Pepe a su compañero del Madrid (lo de Real ya no suena ni bien de lo macarras que se han vuelto) sale en toda la prensa mundial y en hay unos cuantos videos en youtube en inglés de la casi cagada del muchacho…… que pena que no le lesionara un poquito (para un par de semanas) y se montara la marimorena……..EL ESPÍRITU DE JUANITO SIGUE HA RESURGIDO EN EL VESTUARIO APORTUGUESADO DEL MADRID…… TELA

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