Magia. En el corazón de los 60, la música pasaba del blanco y negro al color, y toda aquella explosión de júbilo y creatividad llegaba a su punto álgido. Los Beatles ya no actuaban en directo, llevaban tres meses encerrados, decían que preparando algo nuevo y distinto. No era práctica usual en aquella época, algunos agoreros vaticinaban que era su final. Y salieron de la cueva con esto.
Para ser exactos, habían lanzado un aperitivo, un globo sonda a modo de avance de lo que vendría: un single de dos caras A, Penny Lane y Strawberry Fields Forever. Cuentan que Brian Wilson trabajaba frenético y medio enloquecido en Dumb Angel, el próximo trabajo de los Beach Boys (muchos años después se llamaría SMiLE), la obra que superaría al inconmensurable Pet Sounds. Cuando escuchó aquello, paró en seco. “Se me han adelantado, ya lo han hecho”, parece que dijo.
Y el 1 de junio de 1967 se publicaba Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. Nada sería ya igual ni en la música ni en la industria que la sustenta. Posiblemente tampoco en aquella sociedad, en aquella vida. La portada elevada a obra de arte, la presentación del grupo con imagen y hasta identidad renovadas, el concepto de obra genérica, un todo en vez de una sucesión de canciones. Luego la producción, grabado en ocho pistas que en eran virtuales, porque todavía no había manera en Europa de grabarlo así. Instrumentos nunca utilizados en este género, la ingeniería de sonido, los arreglos. Y músicos de la Sinfónica de Londres, dirigidos por un tal Paul McCartney de 25 años.
Los temas también significaban un cambio, del mundo en su concepción trascendental a la vida cotidiana, niños y mayores, ricos y pobres, la amistad y el conflicto generacional, el currante que va por la mañana a la oficina y la chica del parquímetro, las noticias del día, lo místico y lo humano… La intrahistoria de toda esa gente que conforma la Historia con mayúsculas. ¿Qué habrían leído estos chicos de Unamuno? Las canciones empezaban a hablar de otra manera, mensajes distintos, ya no era I love you o be my girl, sino frases que luego han quedado como within you without you, keep my mind from wandering, I’d love to turn you on…
Y claro, la música. Ya no era para escucharla en el toca discos, era para verla y sentirla. El rock había nacido años atrás, pero aquí se hacía mayor de edad y citaba a los demás géneros a su fiesta de puesta de largo. De lo popular a lo estrictamente serio, lo antiguo y lo moderno ¿Qué pinta un charleston en medio de un disco así? Y pintaba, ya lo creo. El talento era el mismo, pero habían aprendido muchas cosas en esos años y ahora se habían tomado tiempo para ponerlo en práctica. Y además se notaba que se divertían, se recreaban en vocecitas, soniditos, efectillos… y nada estaba ahí sin ton ni son, todo tenía su sentido y su razón para estar ahí.
Estaban en su madurez creativa. Hacía ya tiempo que John Lennon había afilado su sentido y leía más allá de lo que unos simples acordes podían expresar, tiempo que George Harrison había encontrado en Bob Dylan y en la India nuevos caminos y además se atrevía a explorarlos. Billy Shears, esto es, Ringo Starr, lograba su interpretación más universal en un tema que parecía escrito para él. Por Paul, que, como no podía ser de otra manera, veía ya la música en total, a él se debe la concepción de todo aquel proyecto y, junto a George Martin, su puesta en fondo y forma, su acabado hasta el último detalle.
De su éxito baste decir que salió a la venta un viernes, y ya el domingo Jimmy Hendrix tocaba varios temas en un concierto que daba en Londres. Luego están las estadísticas que hablan de todas la semanas que se mantuvo en el número uno en Inglaterra, Estados Unidos… y los records, grammies… Fue indudablemente el techo de los Beatles, llegarían incluso a mejorar el producto pero nunca ya el impacto. Por lo tanto fue también el principio del final.
Sobre la influencia, pues baste seguir no ya la música, sino los acontecimientos del mundo en los meses y años inmediatamente posteriores. Desde la forma de hacer discos a la manera de vestirse y peinarse, el modo en que se expresaban los sentimientos y los discursos de algunos políticos. Para unos era un anatema, para otros el principio de un nuevo mundo. Que luego no dejó de ser más de lo mismo, por cierto, pero al menos quedó ese sueño mientras duró.
1. Para quien quiera saber más y para quien quiera saberlo todo, absolutamente todo sobre esta obra maestra, este enlace es una verdadera mina, un atracón de datos y revelaciones. Infonegocio.com, todo sobre el Sargent Pepper
2. Lo suyo sería escucharlo entero y seguido, pero yo os voy a dejar aquí algunos apuntes. Por favor, si lo escucháis con auriculares, además de las melodías y las voces, fijaros bien en los bajos y en los arreglos.
Lucy in the Sky with Diamonds Leyendas aparte, que si era el LSD o era su hija Lucy, John Lennon dejó aquí la quintaesencia de la psicodelia para la posteridad.
Getting Better El Paul optimista por antonomasia, un tema de los que se descubren cuando recorres el disco entero, y a mí me emocionó escuchárselo en directo en su gira de 2003.
Fixing a Hole Si hubiera esperado unos añitos, muy bien podría haber sido un tema de la mejor época de Pink Floyd.
She’s Leaving Home La balada del Pepper por excelencia. El final, cuando John dice bye bye sobre el verso final de Paul, es pura ciencia musical según dijeron los sesudos de esto. Y ellos no lo sabían, simplemente les sonó bien y allá fueron.
A Day in the Life Y el acto final, el temazo –en realidad son dos piezas magistralmente fusionadas- que viene a resumir toda la esencia y la filosofía del álbum. I’d love to turn you on.
Hoy, 30 de marzo, os regalo Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band.
P.D. En comentarios de algún post anterior salió que nuestro amigo y comentarista Vicente me había traído de Estados Unidos una edición especial de Abbey Road que había encontrado. Y yo entendí y decidí que sería un perfecto regalo de cumpleaños. Como es hoy, y para intentar quedar al menos a la misma altura, yo os regalo este Sgt. Pepper’s. Uno fue posiblemente el álbum más importante de la historia del Rock; el otro posiblemente fue el mejor. Todo en mi opinión, claro.
Muchas felicidades don Enrique. Aunque ya te he felicitado por teléfono. Buen autoregalo que te acabas de hacer con este Sgt. Peppers.
Pásalo bien y disfrútalo. que a nosotros no nos dejan salir de aquí no vaya a ser que os peguemos nuestro catetismo y tercermuindismo.
Un abrazo.
Muchas gracias, Oñatekis. Como ya te he comentado, tengo intención de darme una vuelta por ahí abajo en breve. Pero claro, primero tengo que enterarme cómo va eso de las vacunas.
Enrique, feliz cumpleaños, que lo disfrutes a tope y sigas haciéndonos el día a día más llevadero. Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, Gerónimo. Todo será posible mientras sigamos contando con seguidores como tú. Un abrazo.
Espero que tengas un dia FELIZ o lo más cercano posible.
Felicidades.
Muchas felicidades, amigo. Yo te regalo esto:
http://m.youtube.com/#/watch?desktop_uri=%2Fwatch%3Fv%3DjBDF04fQKtQ&v=jBDF04fQKtQ&gl=ES
Muchas gracias amigo. Aunque no sale nada concreto en el enlace. Pero da igual, lo que importa es el detalle 😉
Pues Felicidades que ayer no pude ver el blog…… y por ser tu cumpleaños te regalo no discutir sobre lo de mejor disco de la historia, etc…. por ser tú, estoy de acuerdo……. Pero que no sirva de precedente……..
Vuestra merced, señor duque,sabrá disculpar que no lo felicitase en tiempo y forma,más nada sabía sobre el particular. Más todos los santos tienen octava. ¡Felicidades!. Un abrazo.
Muchas gracias, Señor Ingeniero. Pues sí, no hay santo sin octava y algunos tienen hasta novena y, aunque con algo de pereza la verdad, sueñan incluso con la décima. Pero con la boca pequeña, no se crea. Un abrazo.