Y en estas llega Pellegrini…

No era día hoy para hablar del fútbol, después de un fin de semana nefasto para los futbolistas. Pero en estas llega Manuel Pellegrini y deja noticia donde parecía que seguiría la rutina. Volvió al Bernabéu donde le ningunearon, con el pelo más desordenado que de costumbre, con su conjuntivitis crónica, siempre impecablemente educado. No había tenido suerte en sus últimas citas con su pasado y con su sucesor, fuera en Liga o Copa, incluso verdadera mala sombra en esta última en enero. Pero ayer sí se llevó premio. Corto si cabe y muy al final, pero en realidad lo había merecido durante casi todo el partido, especialmente en la primera mitad.

Lo que ha hecho el Málaga no ha sido sino constatar algo que algunos ya veíamos pero no se traducía en hechos tangibles. En el último digamos mes y medio, el Real Madrid ha venido sacando los resultados que le permitían mantener su imperial record de victorias y su distancia en la Liga. Pero su juego estaba perdiendo energía, intensidad y ritmo. Le sacaban las castañas, principalmente, los golpes certeros de su delantera, siempre encajaba algún gol pero necesitaba muy poco para fabricar tres o cuatro. Y esa fórmula no puede funcionar siempre, la pegada sin más, vuelta y vuelta, no es infalible. Ayer pasó, y si mantiene esta línea va a pasar más. ¿Está pagando la plantilla el derroche físico o es simplemente un bache? El tiempo…

Puede que el florentinismo imperante –el régimen y su prensa fiel y adicta- considere esto un accidente y siga instalado en la autocomplacencia. El benigno sorteo de la Champions promete desafíos a gran altura, y en el fondo del cuadro está esa final contra el FC Barcelona en Múnich, que tantos ansían más que desean. En estas, El Mundo ayer dedicaba espacio y exaltaba la virtud del impagable Mourinho como aglutinador y conductor de las masas, y aludía a su desconocida ¿Cómo puede ser? faceta como autor de himnos épicos que encienden y unen a la afición. Falta que empiecen con el “sólo un hombre, sólo un destino, sólo una patria” (y “sólo un pivot”, que añadió genial Forges) para que esto empiece a parecerse demasiado a… mejor no quiero ni pensarlo.

Pero hay disidentes, posiblemente adoctrinados en los contubernios, que vieron al Madrid contra el CSKA, y antes al de Vallecas, Sevilla, y luego al de anoche, y les parece que en Liga puede que le dé con tan poco y el colchón aguante, pero en Europa se pueden dar de costillas contra el suelo. Con el Apoel –o con el Anortosis al que tan bien conoce el entrenador – a lo mejor no, pero ojo después. Y con un Barça se está reactivando, todos los que se las prometen tan felices y gloriosas con esa “final del milenio”, no sé si se darán cuenta de que si llega, pues podrá pasar lo que sea, pero ya saben quién será el favorito.

Quién sabe si Pellegrini le ha hecho ayer su último servicio al madridismo, abriéndole los ojos. Que no iba tan bien vestido como creía. Pero luego el Rey reaccionará como le dé.

Esto en un fin de semana en el que Torres marcó por fin tras cinco meses de abstinencia, Raúl un golazo por la escuadra, Messi una joya más para su museo. Federer volvió a reinar en Indian Wells seis años después, que se dice pronto, a Gales ya nos hemos rendido en el anterior post. Y Alonso volvió a demostrar que su vida sigue igual, luchando contra todos y contra su coche.

Pero no ha sido un buen fin de semana para los futbolistas. Nos distraemos con las anécdotas, pero por dentro estamos impactados y en vilo.