…Y la hierba prestó atención

Lo de hace dos años fue una hazaña. Lo de ayer pareció previsible, lógico. Y ver a un español ganar Wimbledon siempre debería tener más de lo de 2008 que de lo de esta vez. Pero así es Rafa Nadal, capaz de convertir lo sublime en natural. Tradicionalmente, los tenistas españoles no le prestaron a la hierba mucha atención. Estos últimos años nos hemos acostumbrado a ver a los nuestros triunfar en Roland Garros, con los cinco de Rafa por supuesto, pero antes Costa, Ferrero… en cambio de Wimbledon huíamos. Este mismo año, nuestra representación en Londres ha sido mucho más exigua de lo que estamos acostumbrados en otros torneos, especialmente cuando se juegan en tierra. Rafa Nadal, en cambio, tuvo siempre muy claro que había que ir a la catedral, intentarlo allí. En 2005, recién conseguido su primer título en París, si mal no recuerdo pasó tres rondas. Pero al año siguiente ya llegó a la final, estaba Federer. En 2007 volvió, estaba Federer otra vez, le sobrevivió cinco sets. Y en 2008 estaba Federer y le venció. En el que dicen que ha podido ser el mejor partido de la historia, junto con el legendario Borg-McEnroe de 1980 en esa misma pista central. Lo de este año tenía una dificultad añadida. Llegaba a Wimbledon después de dos años sin pisar la hierba. Apenas tres partidos en Queen’s, donde además evidenció problemillas físicos que parecían persistir en las primeras rondas de la cita londinense. Ya estamos otra vez, debió barruntar más de uno. Los primeros partidos se le atragantaron, con estos leñadores-sacadores que suelen morar por los prados, y además empezaban a presentársele algunos fantasmas: uno decía que Rafa había recuperado indiscutiblemente su hegemonía en tierra, pero en pistas de saca-y-pega aún no se le había visto así; otro avisaba que en sus victorias en Montecarlo, Roma, Madrid, París… habían comparecido poco los top ten, apenas Federer y Soderling, lo demás habían sido negocios digamos domésticos con Ferrer, Verdasco, Almagro… Aquí le esperaba en cuartos el propio Soderling, en semifinales Murray y en la final Berdych, todos top ten, todos grandes especialistas en jugar y moverse sobre el pasto. El sueco, que le tenía ganas, empezó endosándole un 5-0, parecía que se acababa la fiesta, y al final fue Rafa el que le devolvió ese mismo parcial en el último set. Con los otros dos, ni un susto, tres sets y fuera. Tan fácil. Tan normal. Ayer, más que Wimbledon, parecía que había ganado un Conde de Godó con la pista teñida de verde. Pero es que así es Nadal. Ya tiene dos en el All England, como Connors, Edberg o Emerson. Todo porque él sí le prestó atención a la hierba… y la hierba terminó por prestarle atención a él.

P.D. And the Grass Won’t Pay No Mind (Y la hierba no prestará atención) es una canción de Neil Diamond que claro, no tiene nada que ver con el tenis. Pero el título me parecía muy aprovechable para homenajear a Nadal hoy.