Cuando Paul volvió

Fl in the dAprovechando que hoy es el cumpleaños de Paul McCartney -67 tiene ya el chaval- hoy vamos a evocar un momento de su carrera y un disco, Flowers In The Dirt, publicado por estas fechas hace justo 20 años, cuando tenía 47. Por entonces, él mismo reconoció haber rejuvenecido otros 20 años más. Es decir, que de una tacada Paul retrocedía hasta los 27, la edad que tenía cuando los Beatles grabaron y lanzaron Abbey Road.

Flowers In The Dirt era un disco que iba a tener mucho del McCartney que luego hemos venido conociendo hasta hoy. Hubo un factor fundamental en ese súbito rejuvenecimiento, y no fue un pacto con el diablo sino con Elvis Costello. Las conocidas dotes de psicólogo y el talante introspectivo de Declan MacManus obraron su efecto milagroso, como también ha ocurrido en otros artistas con los que ha colaborado en su carrera. Paul venía de unos años que a mí me dio por llamar “menopáusicos”, a lo mejor fue su particular crisis de los 40, y sin duda la desaparición de John Lennon le había afectado en el ánimo, en su vitalidad. Temas más rayanos en lo hortera de lo habitual, baladas blandurrias, experimentos en general fallidos… Entonces el ínclito MacManus le busca las cosquillas, le recuerda aquellos años, aquellos temas de los sesenta. ¿Y tu maravilloso bajo Hofner, ese que tocabas entonces?, le pregunta. “Ah, lo tengo ahí guardado, está viejo, ya no sonará bien”. Y le hizo sacarlo, lo limpiaron, lo pusieron a punto… “Pero si suena fenomenal, ¿has visto?”. Compusieron varios temas juntos, y el propio Paul reconoció después que llegó a sentir una química muy parecida a la que irradiaban John y él cuando trabajaban juntos. Luego, Paul avisaba “cuidado Declan, esa estrofa suena muy beatle”, y Declan: “¿Ah sí?, pues mejor, ¿qué tiene de malo que suene a los Beatles? “Pues es verdad”, pensó Paul. Y ahí empezó a notarse el efecto. De pronto, a Macca ya no le echaba para atrás que sus temas recordaran el estilo Beatle –que realmente nunca lo perdió, lo que pasa es que no le gustaba reconocerlo- y ya no le importaba mirar hacia atrás, hinchar pecho ante su pasado y hasta recuperar viejos temas. De hecho, coincidiendo con la publicación de Flowers In The Dirt, Paul anunció entonces una nueva y a la postre histórica gira mundial. Llevaba 14 años sin actuar en directo, desde la etapa de Wings. Y sí, adelantó que en sus nuevos conciertos incluiría cinco o seis temas de los Beatles. ¿Qué cinco o seis? Cuando se presentó en París, en el primer concierto de la gira, tocó ¡17 canciones de los Beatles! La mayoría no se habían interpretado nunca en directo. Y con su bajo Hofner en brazos. Claro, la gente enloqueció, la prensa desempolvó titulares. Paul había vuelto. El 2 de noviembre de 1989 llegó a Madrid con todo aquello, era la primera vez que yo le veía con mis ojos, en carne mortal, a veinte metros de mí. Me temblaban las piernas, os lo creéis, ¿a que sí? Desde entonces, y hasta nuestros días, Paul McCartney ha completado varias giras mundiales, todas apoteósicas, y todas con los temas de los Beatles como argumento central. Su próxima cita, el 17 y 18 de julio en Nueva York.

Pero hablábamos de Flowers In The Dirt. Salió un disco fresco, vitalista, sí, como si Paul de pronto tuviera veintitantos. Si hubiera que identificarlo con algún álbum de los Beatles, digamos que se reconocen ecos de Revolver o del anterior, Rubber Soul. Esencialmente muy pop aunque con sutiles incursiones en otros estilos: pinkfloydiano en ese excepcional We Got Married, con un imponente David Gilmour a la guitarra; rock condimentado con sonido disco en dos temas producidos por Trevor Horn, Rough Ride y el vibrante Figure Of Eight, que serviría nada menos que como canción de apertura de los conciertos de la mítica gira; aire reggae en How Many People, homenaje al activista medioambiental brasileño Chico Mendes, asesinado en 1988. Y en fin, nítida inspiración Beatle en My Brave Face, This One…una balada casi cinematográfica, Distractions; y Put It There, una sencilla y encantadora melodía campestre de las que tanto le han gustado siempre a Paul, y que arrasó en las listas del Norte de Europa hasta el punto de que, en algunos países, el álbum se tituló así. La impronta de Elvis Costello se deja ver sobre todo en los temas que compusieron juntos –You want her too, That Day Is Done o el mencionado My Brave Face. Otro estupendo trabajo de ambos fue Veronica, que tuvo como destino Spike, el siguiente álbum de Costello. En definitiva, un disco muy recomendable este Flowers In The Dirt -vamos, yo qué os voy a decir J- pero que además me trae estupendos recuerdos. Ah, y en la gira promocional, McCartney pasó por Madrid y visitó la Cadena SER, donde inauguró un nuevo estudio que desde entonces lleva su nombre. Hace veinte años, qué barbaridad.

Os dejo con el video de My Brave Face, muy representativo del estilo y del espíritu del álbum. Felicidades, Paul.

Paul McCartney, My Brave Face, Youtube

5 Comments

  1. Pues a mi va y me regala este disco…….. y lo tengo y está bastante bien, a pesar de que no sea un FAN de Paul…… pero viviendo con Enrique pues es imposible que no te acabe gustando ( o que no te suicides para no volver a oirlo)…….pero ¿¿¿¿¿para cuando un post sobre el bombero torero????? ENRIQUE MOJATE Y HAZ UNA CRÍTICA DE ESE DISCAZO QUE SOLO ESCUCHE UNA VEZ Y SIGO TENIENDO PESADILLAS……..

  2. Grandísimo escrito, como siempre Enrique, la verdad es que este disco lo tenía un poco olvidado, bueno, más bien bastante olvidado, le habré dado 2 o 3 escuchas cuando me lo compré hace por lo menos 15 años, siempre que me apetece escuchar a Paul McCartney o Los Wings me voy a por Band on the Run o el fantástico RAM, por cierto que cuanto más lo escucho más matices nuevos le encuentro, así que este fin de semana voy a desempolvar el viejo vinilo y darle otro par de escuchas, ya os comentaré el lunes.
    A propósito de lo que escribes, siempre me ha llamado la atención lo perdidos que andaban algunos de los grandes genios de los 60 y 70, que después de grabar obras maestras en esas décadas, cayeron en picado en los años 80 para luego volver a renacer, me refiero a Bob Dylan, que en el año 89 con Oh Mercy se dio cuenta de que la producción del disco también era importante e influía en el sonido; Neil Young que, después de despedir la década de los 70 con ese joya mitad eléctrico mitad acústico que es Rust Never Sleeps, anduvo muy perdido hasta precisamente el año 89; David Bowie, a este le duró más la pájara, después del genial Scarry Monsters and Super Creeps en el 82, fue dando palos de ciego, probando distintos estilos y con contadas canciones para recordar, hasta que a mediados de los 90 fue enderezando de nuevo el rumbo culminando con dos fantásticos discos, que suenan a sus clásicos de siempre, ya en la década del 00.

    Podría seguir con Lou Reed, Bruce Springsteen y algún otro, pero ya se sabe eso del que tuvo retuvo y está claro que la inspiración es solo cosa de tiempo, y en muchos casos de quitarse prejuicios.

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