Muy al oeste de…

A este amigo nos lo encontramos casi por casualidad cuando paseábamos por esta ciudad, y resulta que es bastante popular por allí. A primera vista parecería un león, luego ya piensas que se asemeja más a un smilodon -aquel tigre de dientes de sable del plioceno-, pero en seguida adviertes que porta un gran rabo como de lagarto gigante. Así que deduces que se lo han inventado.

También lo explicaremos cuando toque, pero ahora no se trata de identificar al bicho en cuestión, sino de averiguar dónde estamos. Quien haya estado, seguramente ya lo sabe. Y para quien no, pues empezaremos diciendo que estábamos en la ciudad más al oeste de su país, con fronteras muy cerca. Y en cierto modo, ha sido uno de los centros neurálgicos de Europa.

Ahora esa condición es, si se quiere, más representativa. Pero sí se le atribuye un papel muy influyente en la configuración geopolítica de nuestro continente. Entre otras cosas, porque a esta ciudad está ligado un célebre personaje que no se sabe bien cuándo ni dónde nació, pero que aquí vivió mucho tiempo, murió y está enterrado en su catedral. Por su obra y sus conquistas, se le considera uno padres precursores de la vieja Europa. Eso sí, en aquellos tiempos, la política internacional no era lo que se dice pacífica -ya me dirán, si tampoco lo es hoy- y uno de los atributos más conocidos de aquel hombre era su espada.

Por lo demás, ha sido sede de grandes tratados y acuerdos estratégicos entre las potencias europeas. Además, durante tiempo, aquí fueron coronados los emperadores y reyes de aquel país cuando no era exactamente el que es hoy. Y miren por donde, uno de ellos también lo fue de España, es más, con el tiempo se hizo muy y mucho español. Y hablando de españoles, tres muy significados han venido a recibir un prestigioso premio concedido por sus ciudadanos y que se entrega en su ayuntamiento. Dos todavía están vivos: uno, emérito; el otro, casi pero no del todo retirado.

Cierto que a aquel esplendor siguieron otros menos edificantes, pero ya se sabe lo que pasa cuando los sitios se ponen de moda entre políticos y gente importante. El presente es una ciudad no excesivamente grande, o al menos el centro se recorre en media mañana. Eso sí, transmite plenamente su impronta señorial y su esplendor medieval. En la plaza del Ayuntamiento están expuestas, se supone, todas las banderas de la Unión Europea, pero mira que yo eché en falta alguna.

Son conocidas también sus fuentes termales, por lo que viene mucha gente a procurarse sus tratamientos. Y hasta se ve a algunos beber de las que brotan por la calle, aunque yo mejor recomendaría tomar una cerveza. También dicen, pero no lo tengo contrastado, que algo que hoy comemos como quien dice a diario, fue inventado aquí por un conde que le dio su nombre.

Ah, y si se acercan hasta allí, no se confundan, o mejor dicho, no piensen que se han confundido. Como la llaman allí es bien distinto de cómo la llamamos nosotros.

P.D.  Aunque el título del post deje en el aire el país, de lo que se trata es de acertar la ciudad, y lo otro ya saldrá solo… ¿o no?  He retocado un poco la foto para ocultar un par de letreros que, realmente, no indicaban nada, pero a alguno podrían tentarle a hilar por ahí… En fin, también esta vez me da que lo he puesto demasiado fácil. Veremos…

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