Érase un periodista con guitarra

Leo estos días, en uno de los muchos artículos biográficos que se han publicado con motivo de su muerte, que Pet Seeger no consiguió realizar su primera vocación, que no era otra que ser periodista. No terminó los estudios en Harvard, no consiguió que le dieran trabajo de reportero. Pero a mí me parece que se equivoca el biógrafo. Cierto que nunca usó una máquina de escribir, mucho menos un ordenador, ni siquiera libreta y lápiz. Que no estuvo en nómina de una de las grandes empresas informativas de aquel país. Pero Pet Seeger fue un periodista con guitarra. De ella se valió, y del banjo y otros instrumentos, algunos ciertamente primitivos, para contar historias. Para difundir casos de gente que sufrió situaciones injustas. Para fomentar el espíritu crítico entre la audiencia que se acercaba a escucharlo. Para cuestionar al Poder y rebatir los valores que intentaban inculcar a sus conciudadanos –¿Qué has aprendido hoy en el colegio?. Para que sus contemporáneos miraran alrededor y se explicaran por sí mismo las cosas. ¿Qué es eso si no un periodista? O al menos eso era…

Pet salía a la calle a ver la vida, y contaba lo que descubría. Si no tenía papel, plató ni auditorio, él se buscaba su espacio, que Nueva York es toda ella un gran periódico, como en realidad puede serlo cualquier gran ciudad. Fuera entonces una esquina de Greenwich Village, más tarde un barco sobre el río Hudson, desde allí lanzaba su mensaje y la gente, mucha, se apuntaba a escucharlo. Incluso cuando le tuvieron tantos años silenciado, no consiguieron ningunearle. Llegaron los sesenta, que entre otros géneros ensalzaron la música folk y la canción protesta. Él ya llevaba muchos años y mucha carrera de trovador, cantando no ya contra Vietnam, mismamente contra la Segunda Guerra Mundial. Eso sí, los entonces recién llegados fueron justos con él –no podía ser de otra manera- y le consideraron referente. ¿Hubiéramos dado tanta importancia como hoy damos a Bob Dylan? ¿Sería lo mismo el repertorio de Bruce Springsteen? ¿Entenderíamos igual la faceta de cantautor? Quién sabe… Pero es que su influencia ha conseguido llegar mucho más allá de lo que podemos imaginar, incluso hasta donde no podríamos sospechar.

Quizás hoy tenemos otro concepto, pero el periodista, en esencia, no es más que un contador de cosas, y no aplica doctrina, sino que aporta elementos para que el público se forme una opinión. A veces la evidencia de los hechos cae por su propio peso, otras la realidad se presenta con múltiples vertientes, incluso contradictorias, y cada uno las interpreta a su entender. Aquí hoy traemos a uno que nunca perdió ese Norte, ni en el éxito ni en el ostracismo. Si no pudo hacerlo desde una redacción, lo hizo en la misma calle o en sus conciertos, debidamente organizados unos, totalmente improvisados los más. Pero desde el principio y hasta sus últimos días tuvo clara su vocación, su compromiso y su profesión: contar la vida como es, como todos seríamos capaces de verla si abriéramos los ojos, y no como nos la quieren contar. Nunca lo dejó.

Esta semana hemos sabido de la caída –momentánea- de un afamado periodista que llevaba años sin ejercer el Periodismo. Y se nos ha ido un músico que lo ejerció en su máxima expresión, con todas las consecuencias.

Aquí algo para hacernos una idea de Pet Seeger.

Where Have All the Flowers Gone? Pete Seeger, You Tube

Pete Seeger en seis canciones, eldiario.es