Nos encanta, ya lo saben, dedicar atención y espacio a las más singulares especies de nuestra fauna ibérica. Contamos para ello con la ayuda de los buenos libros y webs de Naturaleza. Que nos dicen que el Aguilucho cenizo es una pequeña rapaz de entre 41 y 46 cm de longitud, de alas y cola bien largas, que le permiten realizar un vuelo lento, aunque un tanto desgarbado, gracias al cual pueden escudriñar todo el pastizal. Allí encuentran su alimento favorito: insectos, roedores y algún incauto gorrión. Viven generalmente en terrenos de secano y vienen a la península por primavera a reproducirse, esto es, a poner todos los huevos. El macho es de plumaje predominantemente gris-ceniciento, mientras que el de la hembra absolutamente marrón.
Sin embargo, por esta vez, no estamos del todo de acuerdo con estas solventes fuentes de saber cuando dicen que esta variedad no tiene subespecies. Porque nosotros conocemos bien esta, otrora dominante, y que ahora se deja avistar con cierta asiduidad. Se trata del aguilucho cenizo revenido, cuyo grácil aleteo hemos podido apreciar estos días en un programa de televisión, y no precisamente en los documentales de National Geographic ni en una reposición de El Hombre y la Tierra. También de reducidas dimensiones, asimismo suele volver por primavera a poner sus huevos. No obstante, su plumaje es sensiblemente más oscuro, cetrino el rostro, el abdomen tableado; y el de la hembra, negro mantilla riguroso con el obispillo chillón.
Su alimentación también difiere de la del común, ya que a esta rapaz, además de las ratas y los bichejos, le gusta especialmente la carnaza servida en bandeja de porcelana. Su estrategia de caza es sibilina, calla y hace que se deja ir, pero sabes que atacará implacable en cuanto atisbe en su presa un resquicio de duda. Su mirada es potente y dominadora, a través de ella escudriña hasta el último resquicio de los riscos del poder, en busca de una rendija por la que colarse en los medios y abordar sin piedad a su elegida víctima. Su pico, estrecho y muy afilado, es capaz de despedazar y hacer hilachos de cualquier idea o intención, buena, mala o regular, que no concilie con la suya e intransferible.
Apenas una pareja y sin embargo vive en nulo peligro de extinción, hablamos de un ave estrechamente protegida por nostálgicos y adalides de esa España que se pronuncia con voz engolada y llenando la boca. Por las élites financieras y mediáticas, que reclaman su gesto adusto y pose firme para enderezar el destino que esos infieles se empeñaron en torcer. Aguerridas esperanzas de alguna cuenta que saldar, que lo permanente son los intereses, no los enemigos, y al banquete asistirá presta la corte de necrófagos, a distancia prudencial que al líder hay que dejarle comer tranquilo. Restos quedarán, si no para repartirse, al menos para quitárselos de las garras, que lo podrido ganado al de al lado tiene su regusto exquisito e irrenunciable.
Sí, esta semana ha reaparecido. Tras cierto tiempo volando alto y en círculos, algún amago de picado que no pasó de mero aviso, es ahora cuando el predador ha visto claro el objetivo y se ha lanzado sin titubeos. Su estertóreo grito ha sonado como un trueno en esos cielos, y ya se ha encargado el editorialista de advertir que mucho cuidadito con no escucharle. Tiene hambre y como agarre cacho, no le cabe la menor duda de que no lo soltará, que el imperio no se le escapará esta vez así como así. Se anuncian nuevos vuelos rasantes como del martes en Antena 3, y la comunidad ornitológica y politológica ya prepara su despliegue de cámaras y amplificadores para seguir de cerca las evoluciones de esta indómita especie. Cenizo es el aguilucho, sí, y cenizas las predicciones.
P.D. Y para cenizo nuestro destino, se va Mourinho y vuelve Aznar. ¿Qué habremos hecho…?
hay que irse de aquí cuanto antes……..